Idioma original: francés
Título original: L'éternité par les astres
Fecha de publicación: 1872
Valoración: muy recomendable
Inspirador de todas las revueltas de su tiempo, Louis-Auguste Blanqui fue el profeta del proletariado francés. Pocos igualaron su autoridad en el movimiento obrero durante todo el siglo XIX, pero hubo pocos también que sufrieran como él los fracasos de su lucha. Treinta años de prisión no restaron ardor a su retórica incendiaria. Pero algo parecía corroer por dentro la firmeza de sus convicciones: la idea terrible de que todo es vano. De otro modo no puede explicarse el escrito asombroso que publicó en 1872, apenas dos años tras el fracaso de la Comuna.
Sus premisas son simples: el número de elementos que componen la materia es finito; el espacio y el tiempo no lo son. Partiendo de aquí, Blanqui dibuja un universo en constante ebullición, atravesado por cataclismos estelares que recombinan la materia de todos los modos posibles. Sabiendo que los elementos son los mismos en todo el universo, y finitos, sus combinaciones no pueden ser ilimitadas. Más aún: si espacio y tiempo son infinitos, sólo una infinita multitud de copias de cada combinación los colmará.
La conclusión es aterradora y de una insuperable belleza metafísica: existen copias infinitas de nuestro planeta, más o menos perfectas. Cada segundo de nuestra existencia ha sido, es y será repetido por infinitos dobles nuestros en infinitas Tierras, y lo mismo ocurre con todas sus posibles variaciones. Todo lo que pueda suceder ya ha sucedido; todo cuanto queramos evitar, ocurrirá igualmente.
Si Blanqui tiene razón, yo he escrito esto mismo una infinidad de veces, y tú lo has leído. En algunas Tierras lo apruebas con sorpresa, en otras lo rechazas con sarcasmo. En algunas ya estás muerto o yo jamás nací. Disfruta este año que comienza, pero no confíes demasiado en su novedad.
3 comentarios:
Muy interesante, Jaime, y muy borgiano también (tú que conoces bien a Borges, ¿sabes sileyó a Blanqui? Curiosamente por esta misma fecha William James acuñó el término "multiverso" para referirse a la existencia de infinitos universos paralelos.
Una duda que tengo con respecto a este tipo de teorías es si son un mero planteamiento metodológico, para realizar experimentos mentales, lógicos o metafísicos, o si realmente quienes las proponen creen que efectivamente existen todos esos universos, o todas esas versiones paralelas de nosotros mismos en este universo. Por lo que cuentas, parece que Blanqui sí creía realmente en la existencia (física, no teórica) de todos esos otros mundos en este mundo, ¿no?
Qué mareo, pero qué interesante.
Esto enlaza con los artículos y ensayos sobre realidades paralelas y viajes espacio-temporales que de un tiempo a esta parte devoro con avidez...
Recomiendo "Brevísima historia del tiempo", versión (en teoría)para profanos en la materia de "Historia del tiempo", aunque cuando se ponen con formulitas..., pues mira, que no me da pena saltarme hojas...Pero lo de los agujeros de gusano, la materia oscura y los agujeros negros es fascinante.
No sé, pensar en realidades paralelas a las que decisiones diferentes podrían habernos llevado es una suerte de alivio exisencial, ¿no? Podríamos decir: "en la Realidad 1.0 he metido la pata, pero en la 2.0 estaré haciendo lo correcto...". Qué cosas...
Has dado en el clavo, Santi. Sí, Borges leyó a Blanqui y, por supuesto, le entusiasmó. Él mismo le cita entre los defensores del eterno retorno, en la ilustre compañía de Platón y Nietzsche. En un montón de cuentos suyos se reconoce esta extraña influencia: El jardín de senderos que se bifurcan (donde hay un laberinto de tiempos en el que cada decisión es una encrucijada), La biblioteca de Babel (donde las combinaciones de letras se repiten infinitamente generando el Orden), Los dos teólogos (donde se refuta a un heresiarca que afirma al morir: no encendéis una hoguera, sino un laberinto de fuego), etc.
Es muy curioso ver que en el mismo momento que Borges lo lee y lo toma para sus juegos intelectuales, en París Walter Benjamin también lo está leyendo, pero con una recepción totalmente política y radical... Un libro mucho más influyente de lo que parece.
En cuanto a lo que preguntas, yo creo que Blanqui sí cree en la existencia real de todos esos mundos. Lo expresa todo de un modo demasiado vehemente. Ahora, en Nietzsche, por ejemplo, más bien parece lo que dices, una especie de experimento mental: ¿podrías querer que cada momento de tu vida se repita eternamente, una y otra vez?
Gracias por la recomendación, Ismael!
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