Idioma original: español
Fecha de publicación: 1949
Valoración: imprescindible
No sé explicar muy bien por qué, pero siempre he preferido Ficciones a El Aleph. Los temas son similares, el estilo es el mismo: los dos libros son Borges en estado puro. Sin embargo, por algún motivo, los relatos de Ficciones (o más aún, los de la primera parte: Tlön, Pierre Menard, la Biblioteca...) forman en mí un imaginario recurrente, y los de El Aleph, no. Esto me parece más curioso aún cuando recuerdo que mi primer contacto con Borges fue, precisamente, a través del relato que da título a este segundo libro. No es de extrañar, desde luego: "El Aleph" es el cuento más famoso de Borges y mucha gente quizá sea el único que conozca, gracias al temario de literatura del bachillerato. Pero mi encuentro tuvo lugar un par de años antes de la lectura en clase y antes, también, de que yo me hiciera la mínima idea sobre quién era Borges.
Supongo que yo tendría entonces alrededor de 15 años. Mi vocación por las humanidades, de la que empezaba a ser consciente, se mezclaba todavía con un espíritu de resistencia anti-científica muy romántico y muy púber. Éste encontró el combustible perfecto en un libraco que entonces me fascinó y del que dudo que escriba aquí, porque me da miedo releerlo: El retorno de los brujos, de Pauwels y Bergier. El libro en cuestión abunda en temas como el esoterismo nazi, las civilizaciones perdidas o la alquimia; asuntos que en 1960, cuando se publicó, olían a nuevo y tenían su gracia, pero que a finales de los 90 eran ya un refugio para farsantes y mediocres. Felizmente, yo ignoraba esto y disfruté del libro con avidez, incluyendo ese extraño cuento de un ignoto escritor argentino. Mucho después, leí que Fernando Savater conoció a Borges exactamente de la misma manera; aunque, claro, bastantes años antes que yo: en una época en la que "descubrir" a Borges y entusiasmarse con el esoterismo new age eran cosas disculpables.
"El Aleph" comparte con tantos otros cuentos de Borges el gusto por la fantasía metafísica. Lo que lo distingue de otros, al menos para mí, es el tono de parodia. Siempre hay un cierto humor en la obra de Borges, pero es el humor de un tímido: velado en referencias apócrifas (como la enciclopedia china de Otras inquisiciones) o camuflado en notas al pie. Aquí, en cambio, se despacha a gusto trazando una caricatura inmisericorde de todo un tipo de literato ampuloso, encarnado en la figura de Carlos Argentino Daneri. Éste es el primo hermano de Beatriz Viterbo, a quien el narrador amaba sin esperanza y que muere 12 años antes de la acción del relato. Las visitas a la casa familiar en el aniversario de su muerte van granjeando al narrador la confianza de Carlos Argentino Daneri, hasta culminar en la gran revelación: en un rincón del sótano se encuentra un Aleph, un punto que contiene todos los puntos del universo. La sorna de Borges hace que su propietario no sepa usar tal milagro metafísico más que para pergeñar una caótica oda al planeta, titulada La Tierra. Nos ofrece un par de estrofas que no tienen desperdicio; ahí va una:
Sepan. A manderecha del poste rutinario
(Viniendo, claro está, desde el Nornoroeste)
Se aburre una osamenta -¿Color? Blanquiceleste-
Que da al corral de ovejas catadura de osario.
El conocimiento total puesto en manos de un pedante. Borges debió de divertirse escribiendo este cuento. En el mismo libro se encuentra también "El inmortal", que enumera las desdichas de una vida sin final o "La casa de Asterión", la historia del Minotauro liberada de su sesgo antropocéntrico. "La busca de Averroes" narra la inevitable derrota de toda traducción (o de toda escritura) y "Deutsches Requiem" nos pone en la piel de un verdugo que va a morir. Siento cierto desapego hacia estos textos, pero no puedo restarles ningún mérito: siguen conteniendo algunas de las mejores páginas de la literatura en español.
Otras obras de Jorge Luis Borges en ULAD: Aquí
10 comentarios:
Para el que quiera profundizar un poco en personajes, propósitos literarios y demás, os recomiendo "Conversaciones sobre Borges" de Carlos Cañeque. No es una obra sesuda, para especialistas sino un libro ameno, en forma de entrevistas, en la que se repasa el significado de los principales relatos de Borges hablando con quienes conocieron bien al personaje y/o su obra.
No es nuevo, yo lo compré (y leí) en el 99, por lo que no sé si será fácil de encontrar.
Es cierto que, probablemente, Ficciones es superior a El Aleph, pero el cuento "El Aleph", con un sentido del humor genial, es de lo mejor de Borges. En mi experiencia como lector, "La casa de Asterión" (que creo que aparecía en el libro de literatura de algún curso de BUP) supuso el descubrimiento de que había una literatura que era "otra cosa". A través de la casa de Asterión pasé al resto de Borges, Cortázar, Monterroso, García Márquez...
Coincido con Santi, si bien se toman otras obras de su autoría como mejores, El Aleph es una de sus genialidades para el público en general. Libro muy recomendable.
Saludos,
Vaya, parece que he mostrado demasiado escepticismo con El Aleph, pero que conste que sí, que estoy totalmente de acuerdo con vosotros sobre su valor.
Y Flora, gracias por la recomendación, no conocía ese libro. También hay una famosa entrevista a Borges en el Programa "A fondo" de TVE, que puede verse en YouTube. Muy interesante.
Me acaban de regalar El retorno de los brujos, y acabo de terminar El Aleph, y acabo de conseguir Ficciones. Grande Borges.
¡Cuánto me alegro, anónimo! Que disfrutes Ficciones. Es monumental.
Maestro de maestros, es increíble lo que Borges aportó a la literatura, y sigue aportando a medida que se releen y estudian sus escritos. Siempre podrá darse otra vuelta de tuerca a su obra.
El Aleph fue el primer libro del autor que leí y quedé pasmado. Nunca había tenido una experiencia así, un libro tan poderoso...
me resulta un poco complicado este libro
'El inmortal ", 'Los teólogos', 'Los dos laberintos ', 'La casa de Asterión'... Maravilloso
Anónimo: 'El inmortal ", 'Los teólogos', 'Los dos laberintos ', 'La casa de Asterión'... Maravilloso.
El Aleph, Deutsche Requiem.., junto con los anteriormente señalados, son verdaderas joyas.
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