Idioma original: francésNeige
Título original:
Año de publicación: 1999
Valoración: repugnante
Podemos reconstruir (en hipótesis) lo que pensó el tal Maxence en una fría tarde de invierno de 1998 (aproximadamente): "Veamos, qué puedo hacer para ganarme un dinerillo. No se me da mal del todo escribir, así que podría escribir una novela. A ver qué es lo que lee la gente... Mmmmmh, novela histórica... pero no tengo los conocimientos suficientes... Novela policiaca... Pero yo nunca he sido policía ni detective ni nada... ¿Y esto? ¿Seda? ¿Una novela escrita por un italiano, en los primeros puestos de ventas? Vamos, si un italiano latino y perezoso puede hacerlo, un francés culto y cosmopolita como yo, más".
Y dicho y hecho, se puso manos a la obra, y la obra no era otra cosa que escibir un calco de Seda para aprovechar el tirón. Y así lo hizo: prosa poética, tema japonés, apenas 100 páginas (que se quedarían en 50 si se eliminaran todos los espacios en blanco), historia de amor a través del tiempo y el espacio, un toque de filosofía zen aquí y allá... Un ejemplo tomado de la primera página de Seda: "Hervé Joncour tenía treinta y dos años. Compraba y vendía. Gusanos de Seda."; un ejemplo de la primera página de Nieve: "Yuko Akita tenía dos pasiones. El haiku. Y la nieve." ¡Si hasta el estilo sincopado se lo ha copiado a Baricco, por favor!
Pocas novelas a lo largo de mi vida lectora me han puesto de tan mal humor como Nieve. Porque uno puede ser mejor o peor escritor; y siendo un buen escritor, se puede acertar o no: hasta Homero duerme a veces. Pero lo que no soporto de ninguna manera son los parásitos literarios que captan que hay una moda en el ambiente (la Guerra Civil, la novela conspiranoica, el pseudoterror adolescente...) y se suben al carro para sacar tajada.
Lo peor de todo es que el tal Maxence no escribe mal, y uno podría pensar que, si se dejara de imitaciones insultantes, podría ser un buen escritor; pero este primer fiasco, y el leer en Wikipedia que "lo comparan con Coelho" me han quitado todas las ganas de darle una segunda oportunidad. ¡Vade retro, Satanás!
En vez de perder el tiempo con Nieve, ¡lee Seda!
9 comentarios:
¡Me encanta que hagáis críticas de "repugnantes"! Desde luego, sí que es repugnante semejante plagiada. Más aún, insultante: "Voy a hacer lo mismo que "Seda" y ninguno de mis estúpidos lectores se dará cuenta... Muahaha!"...
Para seguir con lo que decías de que aborreces a los escritores que huelen una moda literaria en el ambiente y se suben al carro para hacer el agosto, yo planteo... ¿No está cualquier "artista" en su derecho a crear algunas de sus obras teniendo en cuenta principalmente el mercado y el bolsillo familiar? Quiero decir que todas las bandas musicales tienen sus canciones más 40principaleras; todos los pintores pintan de vez en cuando por encargo..., etc.
Es por crear un poco de polémica y saber vuestras opiniones.
No me resisto a plantar aquí una cita de Eugenio D'Ors que he conocido hoy mismo: "Todo lo que no es tradición es plagio."
Lo que creo que quiere decir (o lo que yo quiero que él quiera decir, que para el caso es lo mismo) es que la verdadera tradición es el cúmulo de las innovaciones en la cultura: es decir, la tradición es la ruptura de la tradición. Mientras que lo demás, lo que no innova, no puede más que limitarse a repetir lo que ya existe, es decir, a plagiar.
De modo que respondiendo directamente a la pregunta: no, un artista no está en su derecho de plagiar, porque la ley primera que debe obedecer en nuestra cultura es la de producir lo nuevo y, si plagia, la incumple.
Por si no se nota, últimamente he vuelto al credo de Groys y veo la luz de nuevo. Amén.
Tu segundo párrafo me resulta un poco trabalenguas. Respecto a la pregunta, no me refería a si un artista tiene derecho a plagiar -la respuesta es obvia-, sino a hasta qué punto es discutible que capte "que hay una moda en el ambiente (la Guerra Civil, la novela conspiranoica, el pseudoterror adolescente...) y se suben al carro para sacar tajada".
Lo que comentas, Paula, tiene una parte de razón: los artistas (escritores, pintores, músicos...) tienen que vivir, y no creo que haya nadie en estos días tan ingenuo como para creer en la independencia y pureza del arte con respecto al sistema mercantilista y comercial...
Pero en todo hay niveles: no es lo mismo que al escribir se tenga en cuenta cuál es tu público, que espera y qué reacción se quiere conseguir, y otra cosa es dedicarse únicamente a "ordeñar la vaca", subordinando completamente la creación a la moda, al "gusto del vulgo", como decía Lope de Vega.
Esta cuestión me recuerda a otra parecida y relacionada: cada vez que se celebra un centenario o una efemérides parecida (ejemplo máximo: el centenario de Lorca hace unos años), de repente todo el mundo es lorquiano, todo el mundo escribe, pinta, baila, dirige o construye en homenaje y por inspiración de Lorca. ¿Cuánto de ese "sentido homenaje" es sincero, y cuánto es subirse al carro para sacar tajada? ¿Cuánto es loable y verdaderamente artístico, y cuánto es parasitismo y ventajismo? ¿Cómo distinguir a los que realmente sienten una inspiración "lorquiana" de entre la avalancha?
Perdón, he publicado el anterior comentario como "Unlibroaldia" en vez de como Santi. Las opiniones vertidas en el anterior comentario reflejan únicamente el punto de vista de su autor, y no coinciden necesariamente con el de las demás personas que hacen este blog :)
Vale, eso es lo que pasa cuando se responde una pregunta así a todo correr... Por supuesto, sé que no preguntabas por el derecho a plagiar de un artista, Paula, lo que hice fue relacionar tu pregunta con esa cita de d'Ors. En fin, le dejaré a él de lado, porque en realidad no sé a qué venía su frase, y no era más que una excusa para decir lo que pienso yo.
Cuando digo plagio, no hablo de copia literal, claro, sino precisamente de ese "subirse al carro" al que te referías. Creo que lo que se supone que tiene que hacer un artista es innovar, es decir, relacionar su obra con lo que ya se considera valioso (con la tradición) para, al mismo tiemop, continuarlo y ponerlo en cuestión. Aunque suene algo trabalenguas, creo que no hay otra manera de decirlo: la (verdadera) tradición es la ruptura de la tradición. (Que Goya, por ejemplo, si hubiera pintado como todos los que salían de la academia, no había pasado a ser él mismo tradición.)
¿Y qué tiene esto que ver con tu pregunta? Pues que un artista claro que puede subirse al carro de vez en cuando, y todos los grandes lo habrán hecho en algún momento, pero que, en realidad, es algo fraudulento, que no es lo que se supone que debe hacer. Además, ninguno aceptará que lo hace, todos presentarán su obra siempre como algo nuevo (o sea, que rompe y continúa la tradición), y no sólo como parte de una moda (o sea, algo que sólo continúa la tradición, sin romperla).
Vamos, que no sé si he aclarado lo que quería decir. Pero creo que es básicamente lo mismo que dice Santi.
A mí me pasó eso exactamente cuando leí por primera vez algo de Isabel Allende hace muchos años: "La casa de los espíritus". Según iba pasando páginas me iba quedando más claro que era una copia descarada de "Cien años de soledad". No pasé muchas, creo que me quedé en la página 9 y jamás he vuelto a coger un libro de esa autora ni por equivocación. Me regalaron hace tiempo "Hija de la fortuna" y, aunque no pienso abrirlo, queda muy bonito puesto de canto.
También hubo un finalista del premio Planeta en los 80 que me pareció que hacía un pastiche entre "Cien años de soledad" y el cuento "Adios cordera" de Clarín. Un tal Juan Perucho, ¿podría ser?
Está mal que se plagie, pero si encima es a "Cien años de soledad" quien lo haga no merece perdón. ¡Por favor! Un poco de vergüenza.
http://www.youtube.com/watch?v=_-HsaMb8bhw
Leí a Baricco y me gustó mucho su novela, tanto que me pase a leer "City", y recuerso que leí a Baricco porque estaba publicado en anagrama. ¿Qué los de anagrama no tienen a gente especialista en literatura que evite el plagio? ¿Será que ya no me debo leer un libro por tratarse de anagrama?
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