viernes, 7 de agosto de 2009

Libros electrónicos: La bestia se mueve

Hace ya un montón de años que se empezó a oír y leer acerca de los libros electrónicos o eBooks, esos aparatos similares a una agenda electrónica en los que se pueden descargar y leer no uno sino decenas o centenares de libros. Al principio -hace ya diez años, o más- las reacciones eran escépticas, irónicas y en general francamente negativas. Aunque hoy en día todavía perduran muchos prejuicios y muchos recelos con respecto a los libros electrónicos, no hay duda de que algo está cambiando, y que el público en general ya se va acostumbrando a la idea de que el libro en papel no es el único soporte imaginable para los contenidos escritos.

Es muy sintomático, por ejemplo, el reportaje que Informe Semanal dedicó a los libros electrónicos, titulado "Don Quijote digital": aunque algunas pocas opiniones (sobre todo de escritores) eran contrarias al eBook, o simplemente escépticas, la mayoría de los entrevistados (blogueros, agentes, editores) asumían la inevitabilidad de la expansión del libro electrónico, aunque, con sentido común, preveían para el libro en papel todavía unos cuantos años de vida.

Efectivamente, todavía falta bastante para que la implantación de los libros electrónicos sea general: todavía son caros (entre 150€ y 300€, aproximadamente), difíciles de conseguir, y no está muy claro cómo vamos a poder aprovisionarnos de libros -clásicos y novedades- para nuestro lector de eBooks. Tampoco ayuda a su expansión la gran variedad de marcas y modelos (Kindle, el eReader de Sony, Iliad, etc.), cada uno con sus formatos, incompatibles unos con otros, y sus distribuidores de contenidos asociados. Recientes escándalos, como el de Amazon borrando las copias de Rebelión en la granja y 1984 de los aparatos de sus usuarios, tampoco ayudan a crear confianza en el nuevo soporte.

En todo caso, las ventajas que los eBooks pueden traer para los lectores son evidentes: la posibilidad de transportar toda una biblioteca en un aparato del tamaño de un solo libro; de acceder a un gran número de obras de manera inmediata y más barata a través de internet; el ahorro ecológico de papel que supondría la expansión de los eBooks o la capacidad de manipular el texto mediante herramientas digitales (buscadores, anotaciones, colocaciones...) son sólo algunas de las más evidentes.

Como decían la mayoría de los que salían en el reportaje de Informe Semanal, la expansión del eBook no es opinable: es un hecho incontrovertible. Varios factores pueden ayudar a que esta expansión se acelere: que se elija un formato estándar que facilite la distribución de libros y dé confianza a los consumidores (que pueden tener miedo de que les pase con su modelo de libro electrónico lo que con el Betamax en los ochenta o el HD DVD en los últimos años), y sobre todo que bajen los precios, algo que, como pescadilla, probablemente no pasará hasta que los lectores de eBooks no se generalicen.

En todo caso, el libro electrónico está aquí para quedarse, aunque el libro en papel (que nadie se asuste) tendrá un lugar importante en la cultura del futuro inmediato.

1 comentario:

Francisco Guillermo dijo...

Yo hace años encontré algunas páginas para bajar libros, y comencé a bajar algunos, el detalle era que no me agradaba leer en la computadora, por lo que deje los libros electrónicos por la paz. Pero unos años después me regalaron una agenda electrónica, en la cual podía pasar archivos de Word, pdf y otros formatos, con lo que mi vida como lector quedo transformada, ya prefiero leer con mi lector electrónico que uno en papel, y esto es porque puedo copiar partes del texto en segundos y no necesito coger una pluma y escribirlo, y además si termino un libro y no estoy en casa, inmediatamente puedo pasar al siguiente. Las contrapartes son que si se acaba la batería y no traigo el cargador ya no puedo continuar leyendo, pero la pila dura unas cuatro horas si lo cargo totalmente.

Saludos!!!