martes, 27 de junio de 2023

Rabindranath Tagore: La casa y el mundo

Idioma original: bengalí
Título original:ঘরে বাইরে  Ghôre Baire 
Traducción: Ramón Rocamora
Año de publicación: 1916
Valoración: Imprescindible

Debo admitir mis reticencias previas: por lo que yo sabía, Tagore fue un excelente poeta que, a día de hoy, en el contexto actual, quizá haya quedado demasiado espiritual y recargado para los gustos occidentales, algo así como muy “happy flower”: Desea lo que quieres y el universo conspirará para conseguirlo (¿era así?). Ese tipo de chorradas tan de moda que parecen una mezcolanza de espiritualidad oriental y chuches de colores. Mr. Wonderful y todo eso.

O al menos esos eran mis prejuicios (ya les adelanto que han cambiado completamente) antes de haber leído en serio nada de él, solo ojeado algunos aforismos y poesías; este, por cierto, y perdónenme el inciso, es un debate que ya he mantenido numerosas veces, el de la poesía traducida: cierto es que la traducción es la única manera que tenemos de comprender obras escritas en lenguas que no entendemos, pero no es menos cierto que al cambiar el lenguaje se pierde el ritmo, la métrica, la cadencia. Instrumentos imprescindibles, al menos para mí,, donde la literatura y la música se hermanan. Y otro hecho también verídico es que los primeros contactos que tuvimos en el mundo hispano con la obra de Tagore fueron traducciones de segunda mano: del bengalí al inglés, y de este al español. No hace falta que recordemos el juego del teléfono escacharrado. Y ojo, todo esto con el mayor respeto, agradecimiento y admiración a Zenobia Camprubí y Juan Ramón Jiménez; pero no es lo mismo. 

Así que mi confrontamiento con esta obra no prometía mucho: me esperaba una historia trasnochada y con moraleja adoctrinante pero con un estilo recargado, una ornamentación muy trabajada y buenas metáforas. O algo así, más o menos. ¿Qué me encuentro? Pues que acerté de pleno en el estilo (bellísimas metáforas, gran plasticidad y ductilidad en el uso del lenguaje y la oratoria en todos sus personajes, sin lugar a dudas de haber existido serían todos ellos poetas recordados), pero mis predicciones fracasaron rotundamente en cuanto al argumento: es esta una obra extraordinaria. Qué gran novelista tuvo que ser Tagore, qué novela tan buena es esta y qué agradable sorpresa me llevaba a medida que la iba leyendo. Qué ganas de leer otra obra suya.

Ambientada en la India a comienzos del siglo XX, es una novela río y bastante breve: a través de tres personajes, que formarán un triángulo celoso, más que amoroso, se nos narra la totalidad de la historia. Bimala es la mujer de Nikhil, un acomodado maharajá, y Sandip Bapu es un revolucionario político amigo del matrimonio.

La cosa es que Nikhil es un buen hombre, un gran hombre, visto incluso en su posición económica y a día de hoy. En muchas malas novelas aparecen protagonistas santos, inmaculados, guiados por una absoluta bonhomía que se enfrentan a los prejuicios de su tiempo: claro, es fácil proyectar nuestra moralidad en personajes del pasado. Lo que es difícil es crear un personaje cuya moralidad, más de 100 años después, siga siendo admirable; Tagore debió de ser una persona extraordinaria para tener esa clarividencia moral.

Y es que uno de los puntos fuertes, el que a mí más me ha gustado y me ha convencido de la grandeza de la obra, es la gran inteligencia emocional de la que hacen gala los tres personajes protagonistas, tanto para lo correcto como para lo discutible. Son humanos, en distintos momentos defienden distintas posturas, los hechos acaecidos en su entorno les afectan e influyen en su comportamiento. Tagore maneja magistralmente tres personalidades diferentes, su evolución e involución (según el momento) y nos regala una obra mayúscula en la que, en un espacio muy breve – es una novela realmente corta – nos da a todos una lección de psicología conductual.

En cuanto al argumento, un breve esbozo: En una India muy influenciada por la Inglaterra de entonces, Nikhil es un hombre de mentalidad moderna, europeizado, y proporciona a su mujer Bimala (la verdadera protagonista de la obra) una educación formal y muy avanzada para su tiempo. Sandip Bapu y su movimiento ultranacionalista entran en escena, y el matrimonio, cada uno a su manera, simpatiza con él. El telón de fondo político, así como otros personajes secundarios (la malévola e incisiva cuñada, el inocente a la vez que valeroso Amulya Babu, y el maestro de Nikhil, donde veo claramente una parodia del típico yogui que yo creía que Tagore fue) ayudan a redondear la trama.

¿Resumen? Muy fácil: imprescindible.

Otras obras de Rabindranath Tagore reseñadas en la ULAD aquí.

9 comentarios:

beatrizrodriguezsoto dijo...

Hola, Emilio Prado:
He leído bastante a Tagore pero no conocía la novela que hoy reseñas. Y la buscaré, por supuesto. Tagore es un escritor preciosista que usa imágenes muy bellas sobre ideas y personajes orientales pero manteniendo siempre, como tú dices, ideales universales. Ultimamente estoy leyendo sobre hinduismo y como me he desperdigado entre tantos símbolos ( cualquier rasgo significa algo) he necesitado leer a Tagore para mantener las ideas generales.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho su reseña.He leído a Tagore poeta, mal traducido, ahora lo entiendo, y es un tostón relamido que no hay dios que lo entienda.Habrá que leer esta novela.La traducción es fundamental en las obras de escritores extranjeros.En los años 60 y 70 , mi época juvenil, entre la censura y las horribles traducciones, leer obras extranjeras era para masoquistas.

Juan Caleya dijo...

Traducción de Ramon Rocamora

Carlos Andia dijo...

Estupenda reseña, compañero. Por lo que se ve, en mi incursión en el mundo de Tagore debí pinchar en hueso, no sé si por la obra elegida o por mi incapacidad para detectar tantas virtudes. Porque lo cierto es que en general a la gente parece gustarle mucho, lo que me sorprende un poco y me frustra otro tanto. El tema (enfrentamiento entre la modernidad y las tradiciones) recuerda bastante a 'Gora', y quizá en esta obra se haga menos pesado por su brevedad.

Saludos!

EPS dijo...

Gracias Carlos, siempre tan amable.

Qué te puedo decir, solo recomendarte esta obra (aunque no vayas con las expectativas muy altas, que eso a mí me ha ayudado), es bastante breve y merece la pena.

También me he hecho con Gora, pero me decidí antes por esta novela precisamente por tu reseña 😅 Ahora tengo ganas de leerla, pero tengo también la costumbre de dejar algo de tiempo entre dos lecturas del mismo autor.

Y por el tema, por lo poco que he leído de aforismos y bío de Tagore, creo que es una constante en su obra.

Pues eso, que te animo con este libro, a ver qué te parece.

Mònica Flores dijo...

Gràcias por la reseña! Toda mi adolescencia me acompaño en mi habitación un póster con una foto de uns mujer preciosa y una frase de Tagore "Si lloras por no haber visto el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas". Crecí y dejé a tras a Tagore por considerarlo empalagoso (a los 20, una se cree q lo sabe todo).
Leeré el libro gracias a tu reseña y pq me siento en deuda con Tagore. Me acompañó en muchas noches y días de frustración. La adolescencia me resultó insoportable

EPS dijo...

Muchas gracias a todos por los comentarios, en particular a Juan Caleya por el apunte, es una vergüenza que el trabajo de alguien no se acredite debidamente

Dr. Fabián dijo...

Mirá vos, pasarme la vida creyendo que Tagore era un fabricante de aforismos... en Argentina diríamos un Narosky de la India. Habrá que leerlo.

Dr. Fabián dijo...

Mirá vos, pasarme la vida creyendo que Tagore era un fabricante de aforismos... en Argentina diríamos un Narosky de la India. Habrá que leerlo.