lunes, 22 de junio de 2020

Carlos Télez Sedano: La herida

Idioma original: Español
Año de publicación: 2020
Valoración: Entretenido

Pese a que no sea un recurso novedoso, y aquí me viene a la cabeza la magnífica El túnel, de Don Ernesto Sabato, hay que echarle valor al tema para desvelar "todo el pastel" en la primera página y jugarse toda la novela a ser capaz de mantener el interés de la misma hasta la última línea. Y es que parece menos difícil, e igual es solo una impresión mía, ojo, la tradicional estructura de la novela negra - asesinato, investigación, hallazgo del culpable (con todos sus recovecos y trucos) - que esta otra en la que sabemos de crimen y el criminal en el minuto 1 y el autor debe centrarse en la evolución de situaciones y personajes para explicar los motivos del crimen. Precisamente porque que ese conocer el desenlace condiciona la narración y porque ciertos hechos pueden, por ese motivo, resultar previsibles, lo que importa son los caminos que llevan a esos hechos, la ilación entre ambos, el ritmo de la narración, la tensión de la misma, etc.

Así que creo que la principal pregunta que debe responder una novela de este tipo sería: "¿Consigue mantener ese interés hasta el final"?. Pues, en este caso, creo que sí. Creo que "La herida" funciona.

Resumiendo brevemente, la novela es la historia de una dependencia y una obsesión, de la anulación de la voluntad, de un pasado que vuelve por puro azar (¿o tal vez no?), porque duelen más las heridas que no se ven. En ella encontraremos "sexo, droga y rock´n roll" o, más bien, mucha tensión sexual reprimida, descensos a los infiernos y mucha, mucha música (desde Roy Orbison a Chris Isaak, pasando los Yardbirds, The Verve, The Nerves... la música discotequera de los 80 o grupos más recientes como La Secta o Discípulos de Dionisos) y cine (Lost Highway, Testigo de cargo o Blow up), pero también violencia, leves toques sociales y algún que otro giro inesperado. Además, y esto es algo más "personal", la novela tiene un marcado carácter generacional al que contribuye el hecho de que el autor sea apenas un par de años mayor que yo y que hayamos crecido en pueblos separados por escasos kilómetros (tiendas de discos, bares, discotecas, estaciones de tren que, aun con el nombre cambiado (¡esa discoteca pija con nombre de reptil!), me resultan escenarios familiares.

Decía hace un par de párrafos que la novela funciona. Y lo hace por varios motivos:
  • Porque el personaje principal (y narrador de la historia) evoluciona a lo largo de la misma. No es un personaje plano, tiene sus aristas.
  • Porque los personajes secundarios cumplen su función dentro del engranaje de la trama. Puede parecer una perogrullada, pero no hay personajes que "sobren". Si acaso, y por poner algún pero, quizá los personajes femeninos podrían haber tenido un poco más de recorrido
  • Porque tiene muy buen ritmo. Un lenguaje de lo más coloquial, sin especiales adornos, y un buen manejo de los diálogos hacen que la novela se lea a toda velocidad. 
Así que, resumiendo, "La herida" es una novela negra "invertida" que no inventa nada, que no pasará a la historia de la literatura (ni creo que haga falta ni creo que su autor lo pretenda) pero que cumple perfectamente con lo que uno le puede pedir al género y a libros de este tipo. Y eso es más que suficiente.

2 comentarios:

1984 dijo...

Muy interesante la reseña y acertadísima la referencia a "El túnel" de Ernesto Sábato. No recuerdo el nombre de un crítico que establecía dentro de la novela negra dos variedades: la exterior y la subjetivista. La novela negra exterior se preocupa sobre todo por un montaje narrativo elaborado y original que mantenga la intriga hasta la última página: Poirot reúne a los sospechosos y el asesino es (...) El ejemplo clásico sería, por supuesto, Agatha Christie.

El problema de este tipo de novela negra es que subordina la elaboración literaria (densidad de los ambientes, relieve de los personajes etc) a una estructura forzada para mantener como sea en suspense al lector. El peligro es que la novela acabe siendo un artefacto mecánico y artificial, con una serie de fórmulas estereotipadas que se repiten una y otra vez. Una novela negra de líneas exteriores y bastante superficial.

En cambio, la novela de intriga psicológica se desentiende de la trama y apunta al interior de los personajes. Es una novela que trata de entender, efectivamente, los motivos de que estos actúen de una u otra manera: sus razones y sinrazones. Y esto implica que el autor debe estudiar los factores reales que van construyendo a sus personajes imaginarios: la familia, la educación, los amigos, los amores (o falta de amor), el trabajo etc. En una palabra: las relaciones intersubjetivas y los condicionamientos psicológicos que socializan a una persona o, por el contrario, la sacan del carril cotidiano convirtiéndola en un criminal, un outsider etc. El resultado es una novela más trabajada que la otra en el aspecto literario.

El autor clásico de la novela policíaca psicológica sería Simenon: nadie mejor que él conocía a la burguesía francesa, en cuyo contexto social y moral se desarrollaban sus novelas. Decía este crítico que esta novela criminal psicológica es heredera de la gran novela realista del siglo XIX (Balzac, Dostoyevski, Zola etc), por su atención a los ambientes que condicionan o determinan las vidas de sus personajes, y también de Poe (fijación por psicologías atormentadas de locos o perturbados). En cambio, la novela criminal de pura tramoya es creación de Wilkie Collins, original y entretenidísimo no obstante, y de algunos otros folletinistas decimonónicos. Es, en general, de inferior calidad literaria que la otra.

Evidentemene, esta dicotomía es demasiado tajante y las buenas novelas policíacas tienen un poco de todo: intriga y personajes de carne y hueso. Patricia Highsmith, por ejemplo. Pero sí es interesante traerla a colación, a mi juicio. Desde luego, "La herida", parece novela psicológica negra más que de intriga.

Un cordial saludo.

Unknown dijo...

Gracias koldo por tsn intresante reseña kempes 19