martes, 26 de septiembre de 2017

Xavier Aldekoa: Hijos del Nilo

Idioma original: español
Año de publicación: 2017
Valoración: muy recomendable

Aldekoa ya me pareció un narrador muy notable en Océano África, hace un par de años, e Hijos del Nilo lo confirma y diría que hasta lo mejora. Y con este magnífico libro se sacude la cómoda pero intimidante sombra de la herencia de Kapuscinki, agradable mochila que puede devenir lastre ante el ojo crítico y que Hijos del Nilo consigue, en el buen sentido, dejar atrás agarrando firmemente el micrófono de la voz propia.
Ya me perdonaréis la contundencia para un primer párrafo en el que solemos presentar de forma lineal a los autores. Pero es que este libro me ha gustado tanto porque no es fácil encontrar voces nuevas que tengan la capacidad de zafarse de sus influencias sin necesidad de que ello parezca una renuncia y sin que tengamos que andar con eso tan trillado de ir más adelante. Aldekoa solo tiene que ajustar un poco con ese intercalado de menciones personales que se le almibara a veces y ya tenemos un cronista de primer orden que hace exactamente lo que se le requiere. Narrar lo que ve sin sesgarlo ni aderezarlo y conducir a su lector a la laguna calma de las propias conclusiones.
En Hijos del Nilo la excusa es el paso por algunos de los países que recorre el Nilo desde sus poco aclaradas fuentes (el lago Victoria, otros ríos) hasta su desembocadura en el Mediterráneo. Y cada uno de esos países, Uganda, Sudán del Sur, Sudán, Etiopía, Egipto, es visitado bajo diferentes guisas por Aldekoa. Ahora es periodista, ahora turista, ahora antropólogo, no porque pretenda engañar a nadie sino por las dificultades que puede plantearse en algunos de esos países, no precisamente democracias, el acceder libremente si las autoridades o sus representantes piensan que no se va a mostrar la mejor de las imágenes. Pero la crítica de Aldekoa no surge de la manifestación de una opinión sino de la pura descripción de sus experiencias a lo largo de este viaje. Con información objetiva sobre la historia de cada territorio recorrido y los hechos fundamentales que configuraron su historia. Así que por el camino encontraremos a personajes siniestros como Idi Amin Dada o Joseph Kony, como Haile Selassie o Nasser o Mubarak, y sabremos de su importancia, casi siempre trágica, en la historia de sus países, todo ello a la vez que conocemos tantos personajes anónimos, periodistas a los que visita, colaborantes, conocidos ocasionales o recurrentes, de los cuales siempre extraemos algo útil y trascendente. La adolescente sursudanesa resuelta en sus estudios, los niños que han sido obligados mediante secuestro y amenazas a convertirse en soldados, los nómadas del desierto, los esforzados ciudadanos que han regresado ilusionados a intentar aportar sus conocimientos adquiridos en el extranjero para ayudar en sus países. 
Hijos del Nilo es un bullidero de anécdotas y situaciones personales pero no se trata de una mera secuencia. El pretexto del paso del río por los países de su cuenca aporta unidad, cohesión, progresión, hasta llegar a ese Egipto cuyos habitantes parecen añorar a Mubarak, una triste y chocante contradicción por cuanto, y esta no es la primera vez que mencionamos este tema aquí, la primavera árabe ha acabado volviéndose en contra de aquellos a los que supuestamente debía ayudar y defender. Muy buen punto final para un libro que debería ("Seguimos", escribe Aldekoa al cerrarlo) constituir un nuevo punto de partida o un nivel más en la obra de un autor que se adivina va a ser importante, o eso merece.

5 comentarios:

Gabriel Diz dijo...

Bravo Francesc, has escrito una gran reseña!

Anónimo dijo...

Muy entusiasta, la reseña. Grande.

Oriol

Interlunio dijo...

3 cosas: La reseña, como bien dicen arriba: clavada.
Sobre el autor, es uno de esos nombres que uno se apunta; a los buenos cronistas les cabe de valoración el necesarios. Gracias por darlo a conocer.
Y sobre lo que mencionas de la primavera árabe, muy de acuerdo. No sé dónde, hace un tiempo, leí que especialistas decían que primavera no era el mejor calificativo para llamarla. Sinembargo, como toda primavera, acaba y tiene que dar paso a otra cosa. Si no estoy mal informado, solo Túnez vive un veranillo apetecible y las demás naciones pasaron pronto a un otoño que presagia un invierno más terrible que el anterior.
Hay demasiados términos con un significado bonito, incuestionable en su teoría, pero difíciles de aplicar cuando los humanos metemos la mano. La otra vez mencionábamos algo aplicable a esto refiriéndonos a la paz en una reseña de Mantuenga. Es difícil de decir, pero yo creo que con la libertad muchas veces pasa lo mismo; sabemos que hay que defenderla y aspirar a ella, pero también que nos queda grande. La dictadura delata la tiranía de un individuo, y la democracia la estupidez de una mayoría. La primera es, sin duda, más injusta y terrible, pero la segunda es más triste. Creo que se aplica a esto que digo "la tragedia de los comunes". Mucho peor en todos estos países que ni han llegado a la democracia y solo han cambiado un tirano por varios de ellos. Allá se ve de manera más atroz porque todo se traduce en represión y sangre, pero en occidente tampoco nos libramos de los "efectos secundarios" de la libertad. Solo hay que mirar el triste camino que lleva nuestro futuro en el planeta y su agotamiento a causa de que no sabemos manejarla.
En donde nací decimos coloquialmente: "es más peligroso que un mono con escopeta". Yo creo que el dicho tiene mucho de literal.

Un saludo.

Lupita dijo...

Hola. Me ha gustado mucho tu reseña, pero me gusta también el tono dialéctico que se mantiene con los lectores, que , en general, aportan reflexiones y/o datos interesantes como poco.
Un saludo y gracias a todos por mantener vuestro compromiso y ese "buen rollito"
De verdad, da gusto

Francesc Bon dijo...

Buenas: ya que me he retrasado en contestar los comentarios aprovecho para aportar cierta información relevante. Los dos libros de Aldekoa, junto a algún otro, parece que van a ser incorporados por algún centro educativo como lecturas sugeridas para sus alumnos, por su obvio nivel divulgativo y potenciador de la toma de conciencia. Lo cual me alegra mucho.
Gracias por los comentarios.