sábado, 6 de agosto de 2016

Luis Piedrahita: A mí este siglo se me está haciendo largo

Idioma: español
Año de publicación: 2014
Valoración: recomendable

Nos encontramos hoy ante el último libro, de momento, del afamado escritor Luis Piedrahita... ¿Cómo? ¿Qué quién es ese? Por favor, el autor de éxitos como ¿Por qué los mayores construyen siempre los columpios encima de un charco?, Dios hizo el mundo en siete días...y se nota o Un cacahuete flotando en una piscina... ¿sigue siendo un fruto seco? ¿Que no, que ni por ésas? Bueno, vale, tal vez no sea considerado un escritor fetén, de ésos que salen en Qué Leer o el Babelia, o de los que reseña el amigo Tongoy, pero si se fijan en la foto de la cubierta del libro, seguro que a más de uno esa cara les suena de algo; ¿ahora sí, verdad? Claro, de la tele, supongo... aunque también sale en la radio y actúa en teatros. Porque don Luis Piedrahita pertenece a esa subespecie de la raza humana que ha mutado hacia los morlocks (dicho sea con todo el cariño... aunque no diré hacia quién) que son los monologuistas. Pero éste es de los graciosos, que conste.

De los muy graciosos, qué narices... Y sus libros son básicamente eso mismo: monólogos transladados al papel. En eso sale ganando el lector, porque a ritmo de monólogo -si es bueno-, salimos a una carcajada por párrafo, más o menos. Humor en vena, lo que no quita para que sea un humor también lleno de ironía y sutileza...aunque lo primero es lo primero, y en este caso, es hacer reír al personal; es decir, que si hay que recurrir al retruécano, la procacidad -disimulada, eso sí- o el toque escatológico, se hace y en paz. Pero todo, por arte de magia del señor Piedrahita -que, por cierto, además es mago-, recubierto por una mano de encalado que le da un aspecto más blanco que a una muda de bebé lavada con el detergente de cierto corderito. Aspecto bastante engañoso, por otra parte, pues entre chiste y ocurrencia, entre risotada y carcajada, el tipo nos suelta algunas cargas de profundidad que ni el Octubre Rojo, o como se llamara el submarino de marras...

Porque si algo tiene el humor de Luis Piedrahita -y yo diría que resulta hasta algo diabólico- es su capacidad de hacernos identificar con las situaciones que nos plantea...y cuanto más tontas parezcan, más aún: ¿Quién no ha dado más vueltas con el coche que en las 24 horas de Le Mans buscando aparcamiento, con tal de no pagar en un párking? ¿O se ha sentido ridículo y desvalido en los probadores de una tienda de ropa? ¿O -esto sirve sólo para varones- como un auténtico semidiós al arreglar algún desperfecto del hogar con una herramienta o adminículo cualquiera que no correspondía? ¿Quién no ha hecho más gimnasia que un monitor de fitness tratando de recoger el mando de la tele caído en el suelo, pero sin levantar el culo del sofá? No hacew falta que levanten la mano, avergonzados: a mí, al menos, me ha pillado en todas... Con este libro aprenderemos además cómo serían unos sanfermines con zombis en vez de toros, de qué material biónico están hechas las carpetillas de documentos del coche, adónde van a parar los cortauñas requisados en los aeropuertos o por qué el precio del zumo natural de naranja es más elevado que el del barril de Brent (rigurosamente cierto). Y es que este humorista, siempre observador de los detalles de todo lo que nos rodea en la vida cotidiana, es conocido como "el rey de las cosas pequeñas", por la atención que le dispensa a objetos tan humildes como pueden ser los marcapáginas, los trapos, las esponjas de baño... incluso los libros de bolsillo. ¿Caray, si hasta tienen un apartado dedicado a los topecillos que tienen por debajo las tapas del váter! ¿Alguien se había fijado en ellos? (En fin, después de esto,no voy a ponerme cultureta hablando además de las greguerías de Gómez de la Serna o del humor de La Codorniz, de la Patafísica o del OuLiPo, pero podría hacerlo... o, bueno, lo he hecho ya, je)

Sobre la valoración: de acuerdo que Piedrahita no es Kafka, ni, yo qué sé... Vargas Llosa. Ni siquiera Murakami. Pero, al menos el que esto escribe mientras leía este libro ha salido a una media de dos carcajadas por página, hasta el punto de dolerme los músculos maseteros(y no exagero). Si eso no es recomendable, ya me dirán ustedes....




4 comentarios:

Sandra Suárez dijo...

Son los monólogos más geniales ahora que hay tantos monologuistas. Le vi en directo preguntándose si la naranja se llama así por el color, o el color se llama así por la fruta, y casi reviento de risa. Por cierto, ¿cuál es la respuesta correcta? (Bah, qué importa eso.)

Pablo M dijo...

Por otro lado, las greguerías e incluso los haikus pueden tener a menudo un toque humorístico, y nadie cuestiona su valor literario. Ejemplo de haiku humorístico, éste de Aitor Suárez:

Anda mi gata
por el belén. King Kong
llega a Judea.

Julia dijo...

Excelente humor el de priedaita me encanta

Julia dijo...

Excelente humor el de priedaita me encanta