miércoles, 5 de junio de 2013

Pablo López Gómez: La república mejor

Idioma original: español

Año de publicación: 2009

Valoración: Recomendable

 

Intriga y conciencia social en esta primera novela de Pablo López ejecutada con buen ritmo y una efectiva prosa. Está en línea con las técnicas híbridas que combinan  elementos de géneros diversos, en este caso, la novela se alía con el reportaje periodístico y evidencia una perspectiva deudora del cine. Difícil empresa de la que nuestro autor sale airoso logrando un equilibrio de elementos que mantiene hábilmente hasta el final.
El argumento gira en torno al extinguido Servicio Militar Obligatorio y se localiza en un cuartel ficticio del centro del país. Aunque pone en su punto de mira los entresijos de la vida militar de entonces con sus valores, ritos e injusticias, las cuestiones que plantea están aún candentes y son extrapolables a todos los ámbitos. Por ejemplo, airea asuntos como los malos tratos, una lacra identificable en cualquier grupo social, aunque el que nos ocupa posea connotaciones de peligrosidad y hermetismo cuya denuncia se desprende del relato. De paso, se revisan aspectos éticos como el compañerismo, la responsabilidad, el abuso de poder y su posible arbitrariedad, la libertad de expresión, el derecho al propio honor o los límites de la justicia. Igualmente analiza lo que, en la década de los 80, constituyó un espinoso dilema para la sociedad española: la profesionalización u obligatoriedad del adiestramiento militar, hoy día afortunadamente resuelto.

El repentino fallecimiento de un muchacho aporta el elemento trágico a la obra, constituye el motor que pone en marcha la trama y sirve de activador a una intriga galopante que nos mantendrá en constante tensión. La crónica minuciosa de los hechos permite observarlos con detalle. El autor, aun dejando traslucir su postura, no cae en la tentación de interferir permitiendo que cada uno extraiga su conclusión personal.  Otros aciertos son: la alternancia de planos temporales en algunos momentos, así como la dosificación gradual de los datos mediante tenues y ocasionales pistas que mantendrán la incertidumbre entre asesinato o suicidio, un interrogante que acaba siendo clave y donde confluirán todos los conceptos.

Al lector se le concede el privilegio de conocer los hilos que componen esta urdidumbre. Solo él podría manejar los resortes que permitirían resolver el enigma si le fuera posible entrar en el reparto.

Conocer detalles de la vida en el ejército es un aliciente más de la novela, que es amena, está bien contada y no se hace larga en absoluto. Sin embargo, creo que le sobran páginas, le haría falta un pequeño trabajo de poda, aligerarla en beneficio de la estética conjunta. Para ello harían falta descripciones no tan minuciosas, que sugiriese más obligando al lector a poner algo de su parte. Aunque ese realismo extremo, la sensación de que estamos inmersos en la historia, es uno de sus mayores aciertos; y a pesar de que me hubiese encantado presenciar el juicio, aunque solo fuesen unas pinceladas sueltas.

El autor no pone obstáculos a la lectura, su prosa se lee sin dificultad y, debido a la fuerza de la intriga -presente desde el principio y que va in crescendo a medida que avanza la trama- con gran celeridad también.

Al final nos queda un sabor agridulce. Pablo López tiene la valentía de ser coherente elaborando un desenlace realista a despecho de las expectativas de los lectores, de la posibilidad de un mayor tirón comercial y, posiblemente, de su propia satisfacción como autor. Desde luego, si yo hubiese escrito algo así, me hubiese costado aguantar las ganas de realizar un (literario) ajuste de cuentas.

El título, extraído de un poema de Calderón, está justificado en su contexto pero fuera de él puede despistar. “Este ejército que ves/ vago al yelo y al calor,/ la república mejor/ y más política es/ del mundo, en que nadie espere/ que ser preferido pueda/ por la nobleza que hereda,/ sino por la que él adquiere.”

En definitiva, un minucioso testimonio, impresionante en muchos momentos, que hubiera merecido una pizca más de experiencia narrativa pero bien ejecutado y valioso desde muchos puntos de vista.

2 comentarios:

El guachimán dijo...

Gracias, Montuenga. Te diré que, de las muchas motivaciones que impulsaron la escritura y publicación de este libro, el principal fue de largo el empeño en dejar un testimonio y a él están sometidos todos los demás. Por ejemplo, la autopublicación: cuando vi que nuestra editoriales no estaban por la labor de publicarlo, no me importó gastarme mi dinero. Hice 500 ejemplares y han sido más los que he regalado que los que he vendido, pero no me importa: lo esencial es que, al final, haya gente que lo lea. En el terreno literario, no me importó que el relato pudiera acabar teniendo algunas páginas de más, porque mi primer objetivo era que todo quedase muy claro y era consciente de que, para contextualizar la historia en todas sus facetas (sobre todo, en la cuartelaría), para muchos lectores, tenía que aportar datos que no todo el mundo conoce, pues si no, corría el riesgo de que no entendieran en todo su alcance el tipo de injusticia que sufrió Gabriel Castaño, que es un personaje de ficción, pero se parece mucho a un buen número de víctimas reales y silenciadas. Para que la gente entendiera, tenía, por decirlo de algún modo, que meterla en el cuartel, aunque fuera a costa de muchas páginas. Un saludo y gracias de nuevo.

Montuenga dijo...

¡Enhorabuena, Pablo! Esperamos el próximo.