miércoles, 9 de diciembre de 2009

Robert Walser: Jakob von Gunten

Idioma original: alemán
Título original: Jakob von Gunten
Año de publicación: 1909
Valoración: Recomendable

“Jakob von Gunten” es la tercera novela de Walser, su preferida y la más innovadora y polémica. Publicada hace ahora justamente un siglo, – con una gran carga autobiográfica, ya que fue escrita sólo tres años después de haber dejado el instituto donde estudió – narra las peripecias de un muchacho de buena familia que ingresa voluntariamente en régimen de internado en un centro educativo en el que apenas se aprende y que, por lo que cuenta, resulta bastante siniestro.

Walser intenta plasmar la espontaneidad del flujo de conciencia del protagonista a través de una prosa torrencial y aparentemente desordenada. El narrador (Jakob) va describiendo – con cierta sorpresa al principio, aunque no mayor de la que experimenta el lector – lo que observa en su día a día dentro de la institución (personas, lugares, costumbres, situaciones, leyes organizativas y disciplinarias escritas o no escritas).

Entre ambos momentos, un tercero que sirve, quizá, de remanso, de apeadero pacífico en el que se detiene toda esa acumulación de angustia, agresividad, injusticia, soledad y dolor más o menos camuflados. Es cuando el narrador se recrea en sus paseos urbanos. Entonces, a diferencia de lo demás, nos traslada a un mundo cotidiano: su tranquilo deambular, la soñadora placidez con que se recuesta en cualquier banco para dar rienda suelta a sus fantasías, las menudas escenas callejeras… Todo ello resulta una especie de arco iris en medio del tormentoso resto de la historia – tanto pasada como presente – a la que estamos asistiendo los lectores. Él mismo dice: “Una vez fuera, en la calle, tengo la impresión de vivir un cuento de hadas donde todo es caótico y desenfrenado.” La muda pregunta del lector es ésta: si él lo vive desde dentro igual que lo vemos nosotros desde fuera, ¿por qué no abandona cuanto antes ese funesto lugar?

Según iba leyendo no dejaba de preguntarme qué pretende Jakob al recluirse en un ambiente semejante. Alguna vez confiesa que, ante todo, desea descubrir el misterio de los directores de la institución, los hermanos Benjamenta. También parece claro que está decidido a apartarse del destino de su linaje y dedicarse a servir. En cualquier caso, lo que importa es ¿Cuál es el tema de la obra? ¿la moral individual y colectiva?¿Pretende plantear al lector cuestiones morales y conflictos éticos?¿trazar el panorama moral de una época? Todas los dilemas que se mencionan, (monarquía-república, pragmatismo- inteligencia, servir y obedecer o ser libre y creativo, enseñanza autoritaria y pobre para producir esclavos o una educación más completa con profesorado competente como insinúa que era su antiguo colegio) parecen remitir a lo mismo.

A primera vista parece que el gran objetivo de nuestro héroe consiste en mantener la posición social de su familia. En apariencia, la mejor forma de conseguirlo sería seguir instalado en la clase social que le corresponde por nacimiento. Pero podría ocurrir que la comodidad de esa forma de vida le debilitase y acabase por convertirle en alguien incapaz de conservar los privilegios adquiridos en la cuna. Por el contrario, y puesto que se considera una persona inteligente, una vida de privaciones en la adolescencia y un comienzo de la edad adulta como sirviente puede curtirle y capacitarle para adquirir habilidades infalibles, convirtiéndole en un tiburón que, no sólo no se dejará arrebatar lo heredado sino que será capaz de aumentar su poder y patrimonio hasta niveles inauditos.

En caso de ser ésta la interpretación correcta del libro, estaríamos ante una especie de manual para aristócratas sobre el mejor modo de conservar lo heredado. Pero entonces nos mostraría un camino claramente dibujado, recetas específicas, y sin embargo ésta es una obra llena de paradojas. También de voluntarias lagunas narrativas, en primer lugar, no aparecen por ningún lado los padres, sólo el hermano se deja entrever de vez en cuando y algún recuerdo eventual de la madre y la mansión familiar. ¿Cómo esos progenitores aristócratas no reclaman al chico ni reprochan que siga ahí ni se ponen en contacto con él? Además hay una ausencia absoluta de referencias temporales y las espaciales que aparecen son bastante abstractas. Por último, hay que tener en cuenta el sorpresivo final de la historia. Es probable entonces – y ésta sería la segunda hipótesis– que ninguno de los personajes sea lo que parece sino una metáfora de otra cosa. Algo que no puedo definir del todo, pero cuyo origen está seguramente en la decepción absoluta de Walser ante todo lo que tenga que ver con la gente, el éxito, el lujo y ciertos ambientes sociales de principios del siglo XX.

En 1995 y con el título "Institute Benjamenta", fue llevada al cine por los hermanos Quay, cuyo probado gusto por las atmósferas asfixiantes, concuerda perfectamente con el ambiente descrito en la novela. Volviendo a ésta, nos encontramos ante un producto interesante que plantea cuestiones de interés universal y cuyo principal merito reside en sus innovaciones conceptuales y formales, algo habitual en la época en que fue escrita. Pero hay que tener en cuenta que se trata de un autor de mente más que compleja, al que no se puede entender del todo con una sola obra y al que, para podernos sumergir en sus ficciones, probablemente, haya que conocer bastante más.

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4 comentarios:

Unknown dijo...

Fantástica propuesta de literatura suiza; si bien, de este autor, Los hermanos Tanner (Geschwister Tanner, 1907) es de largo mi favorita.

Montuenga dijo...

Sí, dicen que es la mejor suya. Hace tiempo que quiero leerla, a ver si no me enredo mucho y le toca un día de estos.

Anónimo dijo...

A pesar de sus pocas páginas, me resultó pesadíííísima.

Montuenga dijo...

¡Claro! Todo depende de lo que se espere de él. La literatura de Walser tiene muchas cualidades y la amenidad no se encuentra entre ellas. Dicho en otras palabras, si fuese ameno no sería Walser, sería otro.