Año de publicación: 2016
Valoración: Recomendable
Este libro ha sido recientemente galardonado con el Premio Desnivel, que en 2016 cumplió su mayoría de edad. Y pese a que tradicionalmente este premio recaía en obras que podríamos englobar en la categoría (sí, maldita manía esa de categorizar personas, objetos y demás) de "literatura de viajes" o "literatura de montaña", en esta ocasión ha recaído sobre esta obra en la que las montañas y los viajes están presentes y son importantes pero ocupan un lugar secundario.
Porque esta vez el viaje que propone Ricardo Martínez Llorca es, fundamentalmente, interior. Y el motivo de este viaje está en la enfermedad (o un amplio catálogo de enfermedades), que acecha al autor y que motiva que este haga un repaso de su trayectoria vital. Ante la cercanía de la muerte, se impone una revisión de la vida, pasada, presente y futura.
Este revisión nos lleva, en primer lugar, a las etapas de formación por antonomasia: infancia y adolescencia. Ambas etapas se verán marcadas por un corazón "deforme", que influye de manera decisiva en la personalidad del autor.
Esta personalidad en formación llevará al autor a descubrir el mundo de la montaña. Primeras excursiones, primeras escaladas, primeros amigos que serán inseparables, etc, pero también primeros desengaños debidos a ese corazón y a esa maltrecha salud.
Llegarán después, ya en la juventud, nuevas expediciones, nuevos viajes, las primeras pérdidas en la montaña, absolutamente cruciales en la vida del autor (y en el libro), nuevas enfermedades, nuevas afecciones, pero siempre nuevos intentos de aferrarse a la vida, a través de la montaña, del deporte, de la literatura y, sobre todo, de la amistad.
Y así continuamos luchando, "siempre en derrota, nunca en doma". Porque la vida es lo único que tenemos, lo único que nos queda.
La principal virtud de este libro radica en la capacidad del autor para hurgar en su pasado y en su interior con sinceridad, sin caer en la autocomplacencia ni en la sensiblería barata, peligros que siempre acechan a esta clase de libros. También son destacables la capacidad de encontrar la belleza en la sencillez y el catálogo de sus lecturas de cabecera, siempre inspiradoras.
En definitiva, un relato duro y sincero, aunque optimista en el fondo. Sin florituras ni técnicas experimentales ni ejercicios de estilo ni nada similar. Ni falta que hace.
También de Ricardo Martínez Llorca en ULAD: Después de la nieve y Eva en los mundos
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