Titulo original: A High Wind in Jamaica
Año de publicación: 1929
Traducción: Amado Diéguez
Valoración: recomendable
Los epítetos tienen la culpa. Determinados libros los reciben por doquier. Y uno se fija en cierta insistencia por distintos cauces, se documenta por la red (y es claro que somos muchos los que disfrutamos con reseñas extremas, entusiastas, a veces cegadas por vaya a saber qué motivos). Y uno sale de la biblioteca (o incluso de la tienda) con el libro en el bolsillo (este, en concreto, cabe) henchido de ilusión, Y uno se sienta entusiasmado a corroborar o a justificar lo leído en aquella opinión que finalmente nos ha decidido, ha hecho que nos decantemos por ése y no por otros muchos (demasiados) que esperan su turno.
Y uno puede, un poquito, decepcionarse. Solamente un poquito, porque no acaba de entender ciertos calificativos algo exacerbados. Puede que no haya entendido ciertas cuestiones. Puede que se haya perdido segundas lecturas o que, simplemente, porque el libro ya se acerca al siglo de antigüedad, que todo lo que sugiere no lo sugiera con la claridad meridiana y poco sutil a la que estamos acostumbrados hoy en día. Somos brutos, somos directos, en la TV ya suelta todo el mundo palabrotas y se llama a las cosas por su nombre. Y simplemente nos cuesta concebir que no hace tanto, si un autor no quería ser calificado de obsceno, debía emplear partes sustanciales de su talento en diluir ciertos aspectos. Aspectos que pueden dejarse en el aire, y así todo el mundo puede especular. En Huracán en Jamaica esa especulación bordea el tabú de las relaciones entre niños y adultos.
Emily es la hermana mayor de otros cuatro niños. Tras un huracán que ha arrasado su casa, sus padres, ingleses, han entregado a los cinco niños, junto a otros dos, para que un barco los lleve a Inglaterra. Pero el buque es interceptado por un barco pirata, capitaneado por Jonsen, danés, que toma el botín y secuestra a los niños. Y la narración se cimenta en esos meses de convivencia, en la adaptación de los niños a su nueva situación, en las cosas que vemos que les suceden y en las que Hughes sugiere que pueden estar sucediendo. Lo cual, para mí, y vistas algunas reiteradas menciones recientes que he leído, resulta un poco equívoco, Desde luego existe esa tonalidad inocente en la descripción de los hechos, y ésta cuenta con el contrapunto ocasional de menciones de situaciones, digamos, adultas. Los niños pasan tiempo confinados. Uno de ellos muere. Otra, Margaret, es mencionada como amante de uno de los lugartenientes del capitán. Hay un crimen a sangre fría. Aparte de toda la actividad propia de la piratería. Pero la duda está suspendida sobre cada una de las acciones y no estamos muy seguros si las situaciones son las descritas.
Huracán en Jamaica recuerda un poco a ciertas novelas de descolonización (de Waugh, por ejemplo) y el humor negro combinado con esa intención ambigua son sus mejores bazas. Pero me temo que ya hemos perdido (culpemos o responsabilicemos al aluvión de oferta de la cultura contemporánea, tanto literaria como audiovisual) la capacidad de escandalizarnos con algunos de sus planteamientos. Recomendable, por supuesto, como experiencia, aunque alguna de las consecuencias de su lectura sea constatar cómo el tiempo le ha pasado factura.
Huracán en Jamaica recuerda un poco a ciertas novelas de descolonización (de Waugh, por ejemplo) y el humor negro combinado con esa intención ambigua son sus mejores bazas. Pero me temo que ya hemos perdido (culpemos o responsabilicemos al aluvión de oferta de la cultura contemporánea, tanto literaria como audiovisual) la capacidad de escandalizarnos con algunos de sus planteamientos. Recomendable, por supuesto, como experiencia, aunque alguna de las consecuencias de su lectura sea constatar cómo el tiempo le ha pasado factura.
3 comentarios:
Gran película también de Alexander Mackendrick con Anthony Quinn haciendo de pirata
La tengo pero me cuesta ponerme con ella. No me da pereza leer novelas habiendo visto la película antes, pero sí leerlas cuando la película es de mis favoritas. Me sucede algo parecido con "Centauros del desierto" de Alan LeMay.
Pues no sabía ni que había una película. Me haría gracia ver cómo se traslada a la pantalla esa tensión entre Emily y el capitán, sin traspasar la sutileza equívoca del texto. Gracias por los comentarios.
Publicar un comentario