Año de publicación: 2014
Valoración: Muy recomendable
Si alguien mira las etiquetas de esta entrada, leerá que he incluido a Fabio Morábito como escritor italiano, mexicano y egipcio al mismo tiempo. Esto es así porque no sé cómo catalogarlo, pues, aunque a menudo se le considera autor mexicano, él nació en Alejandría, se trasladó a Milán cuando tenía tres años (su familia es italiana) y a México cuando tenía quince. Como yo no sé cómo se considera él a sí mismo (que al final es lo que importa), yo decido no pronunciarme al respecto, pero incluyo aquí este dato porque creo que tiene mucho que ver con el libro que reseño hoy, El idioma materno.
La última obra de Morábito es una colección de ochenta y cuatro minirelatos o miniensayos en la que el autor nos habla no sólo de sus orígenes como escritor o de su relación con la literatura y con los libros, sino también del lenguaje, del idioma (del materno y de los idiomas que uno aprende a lo largo de su vida) y, sobre todo, de las relaciones que uno establece con todo lo literario. Sin ser una autobiografía en el sentido estricto de la palabra (aunque sí una obra absolutamente metaliteraria), Morábito realiza un interesante, divertido y realista retrato de lo que supone vivir de y para el lenguaje, de lo que nos limita y nos engrandece hablar un idioma en concreto y de lo que la pasión lectora puede producir en todos nosotros.
Cada uno de los textos tiene una extensión menor de dos páginas y, sin embargo (o gracias a ello), produce en el lector una impresión que pocos libros consiguen en cientos de ellas. Se nota que Morábito es poeta porque utiliza el lenguaje con gran maestría, pero lo que al final logra enamorarnos de sus textos es la ironía, el humor, la fuerza expresiva y la lucidez que todos ellos desprenden. El idioma materno, por tanto, no debería faltar en ninguna biblioteca, especialmente en la de los que se consideran amantes de los libros, conozcan o no de antemano la extensa y excelente obra anterior de este autor cuyo origen soy incapaz de determinar.
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