Idioma original: inglés
Título original: Genius. A mosaic of one hundred exemplary creative minds
Año de publicación: 2002
Valoración: imprescindible
Lo confieso, antes de empezar: no me he leído todo este libro para reseñarlo aquí. No todo: se acerca a las 1000 páginas. Pero pongamos los puntos sobre las íes. Este no es un libro al uso, este no es un libro de ficción y este no es un mero compendio de ensayos. Hablamos de Harold Bloom, que vendría a ser una especie de primera figura de la crítica literaria y hablamos de un concepto cercano con lo enciclopédico. Hablamos de una obra de consulta, de uno de esos libros que se eterniza sobre el escritorio, sobre la mesita de noche, a los que acudimos en aquellos momentos en que, decepcionados por una mala experiencia o una mala cosecha de contemporáneos, necesitamos la seguridad, el tiro fijo del autor clásico, de la obra de referencia.
Y si un crítico es discutible por una opinión puntual, imaginad lo que es acometer una epopeya como decidir cien nombres de la literatura de todos los tiempos. Bloom lo zanja acotando su elección a escritores ya fallecidos en 2002, año de publicación de este estudio. Amantes de las listas que somos muchos de nosotros, cuántos números tenemos de enfadarnos ante algunas omisiones, de arquear una ceja escéptica ante ciertas inclusiones, qué alto porcentaje tiene este señor mayor que sonríe abiertamente en la foto de la solapa (contraviniendo gravemente la imagen de crítico sesudo, agrio y enfadado que la mayoría esperaríamos) de conseguir que discrepemos. Pero vamos, lea el que pueda lo que ha leído este hombre, lea de tal espectro de autores, de tal variedad de registros, analice a fondo, tenga esa enorme ambición (que representa un enorme esfuerzo) y alumbre este tocho en el buen sentido, en el sentido de extenso, inabarcable, rico, variado, razonado, sorprendente.Y sobre todo, casi last but not least, lectura que nos envía, por lo menos a mí, de cabeza a la biblioteca pública o personal, o a la librería a ver si alguno de esos libros que aconseja en diversos grados siempre elevados de entusiasmo nos van a hacer encontrar lo que buscamos.
Con sus errores, dicen, de decantarse en exceso hacia literatura en inglés y norteamericana particularmente. Con su cierta decantación a juzgar ciertos autores por su condición política o social (Bloom es judío, autores con viraje antisemita lo tienen claro con él, lo cual es la mar de lógico), con lo dicho, omisiones y filias y fobias que son, que creemos, condiciones implícitas a la ostentación de su trono en la cima del mundo crítico. Pero siempre didáctico, siempre razonable y, (pensad, encima, en la elevadísima relación calidad/ precio de una lectura de este calado), repleto, qué digo repleto, desbordante hasta los topes, de fragmentos increíbles, evocadores, puros canapés literarios que nos dejan no con algunas, sino con muchas, inaguantables e inaplazables ganas de seguir leyendo.
Así que seguirá en mi mesa, y por mucho tiempo, esperando a que acuda puntualmente a él.
También de Harold Bloom en ULAD: La religión en los Estados Unidos, El canon occidental
También de Harold Bloom en ULAD: La religión en los Estados Unidos, El canon occidental
7 comentarios:
Cierto, un libro de cabecera. Harold Bloom además hace hincapié en esa virtud de genio que se atribuye a los autores antologados y comenta algún ejemplo de esa brillantez, no siempre de sus textos más conocidos. P.D.Tenéis muy abandonada la poesía...
Gracias por el comentario. Transmito el mensaje al departamento de poesía. A falta de buzón de sugerencias.
¡Qué bonito alias te has puesto! Un saludo
Me refiero a halcondelanoche, perdón, no lo había citado.
Desde el departamento de poesía: gracias por el comentario. Ahora tenemos entre manos una antología que, tras consultar tu blog (muy interesante, por cierto), supongo que conocerás: miniaturas de tiempos venideros. Poesía rumana contemporánea. En breve, la reseña y, de verdad, gracias de nuevo por la observación y por la asiduidad con la que nos visitas.
Gracias a vosotr@s, por no olvidar ningún género, por la crítica libre y por servirnos de inspiración. Tengo en mi lista la antología de Vaso Roto y espero con ganas vuestra opinión.
Nos encantan todos los lectores, pero está claro que los participativos son una debilidad, al menos, personal.
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