Idioma original: inglés
Título original: Smut. Two unseemingly stories
Año de publicación: 2011
Valoración: Está bien
Pues esta vez no me he atrevido a poner un título español en el encabezamiento, porque no tengo ni idea de cómo se traducirá cuando se publique en español (si es que se publica); porque Smut quiere decir "inmundicia, indecencia, mancha, tizne", o sea, algún tipo de impureza o suciedad física o moral; y a eso se refiere el título, con bastante ironía: a dos historias en las que dos mujeres aparentemente impecables son salpicadas por la "suciedad" por antonomasia, o sea, el sexo. Y se lo toman la mar de bien.
Las dos historias que componen Smut son, efectivamente, pequeñas narraciones erótico-festivas muy británicas, del britaniquísimo humorista-escritor Alan Bennett, que ya nos ha regalado obras como Una lectora nada común o La dama de la furgoneta. Solo se comprenden en una sociedad dominada por una supuesta refinación moral y una represión sexual pública como la de Gran Bretaña, en que resulta de mal gusto hablar de sexo, pero proliferan los embarazos no deseados.
En la primera de las historias, "The Greening Of Mrs Donaldson" (¿el reverdecimiento de la señora Donaldson?), una viuda que se gana la vida como "falsa paciente" para estudiantes de medicina de un hospital, decide alquilar una habitación a una joven pareja, que la introducirán en una visión del sexo que nunca había conocido hasta ese momento. En cambio, en "The Shielding of Mrs Forbes" toda la familia se esfuerza precisamente para que la señora Forbes no descubra todo el mundo de sexo que se mueve a su alrededor, aunque, según descubrimos al final, en realidad la señora Forbes es mucho menos tonta de lo que parecía.
De las dos historias, la primera está más trabajada, y contiene personajes más complejos y menos caricaturescos; lo mejor son las escenas y diálogos en el hospital, en las que unos estudiantes ingenuos se ven sorprendidos por el ingenio de la falsa paciente Mrs Donaldson; en cambio, la parte sexual del relato es más inverosímil, y resulta menos entretenida. La segunda historia podría ser calificada de farsa, menos furiosa que las de Tom Sharpe aunque igualmente alocada: los personajes son figuras acartonadas subordinadas a un humor a veces trivial, pero muy efectivo.
En fin, Smut (se traduzca como se traduzca) probablemente no pasará a ningún anal (no pun intended) de la literatura universal, pero sí es una lectura entretenida si, como me pasó a mí, te retrasan dos horas el vuelo y no tienes más lectura a mano para matar el tiempo. Al final, la moraleja de la historia ya la conocíamos de antemano: en la cama o fuera de ella, lo que importa es ser honesto y feliz, y lo demás son tonterías.
También de Alan Bennett: Una lectora nada común
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