lunes, 26 de marzo de 2012

Michel Foucault: Vigilar y castigar

Idioma original: francés
Título original: Surveiller et punir
Fecha de publicación: 1975
Valoración: imprescindible

Cuando compré este libro, la verdad, no tenía ni la menor idea de quién era Foucault, y lo hice por una razón poco confesable: la morbosa descripción que ocupa sus primeras páginas. Lo que recoge Foucault es el relato que hicieron diversos testigos del tormento al que fue sometido Robert François Damiens el 2 de marzo de 1757 en París. Este era culpable de haber atentado contra Luis XV, que salió sólo con una herida leve del atentado. A Damiens, en cambio, el intento le costó varias horas de terrible tortura, con tenazas al rojo, azufre y descuartizamiento incluidos. Inmediatamente después de recoger este relato, Foucault añade algunos extractos del reglamento para la "Casa de jóvenes delincuentes" de París, 75 años posterior. Aquí se trata de someter el tiempo de los internos a una severa y meticulosa disciplina.

Pues bien, la intención del libro está perfectamente contenida en este contraste entre los dos textos con que da comienzo. El objetivo de Foucault es analizar de cerca el cambio que se produjo a fines del XVIII y comienzos del XIX en los procedimientos de castigo. De una justicia basada en el espectáculo público del tormento se pasó a la callada eficacia de las instituciones disciplinarias, que pretendían reformar al preso. Esta cuestión, que se enmarca en puridad en la historia del derecho, sirvió sin embargo a Foucault para desarrollar una de las reflexiones sobre el poder que más influencia ha ejercido en la filosofía y las ciencias sociales de las últimas décadas.

Foucault defiende que lo esencial del cambio que se produjo en la aplicación de las penas no tiene que ver con que el poder decidiera "humanizar" o moderar su efecto sobre los sujetos, sino con la búsqueda de unos modos aún más eficaces de control social. Lo que se da en el quicio entre los siglos XVIII y XIX es una transición entre dos paradigmas del poder: se pasa de un poder soberano que decide sobre la muerte de los súbditos a un poder disciplinario que decide sobre la vida de los ciudadanos. El nuevo poder biopolítico que aparece como el único modo de gobierno sobre los cuerpos libres del régimen burgués.

Una de las ideas que este libro más contribuyó a difundir fue la del panóptico. Es este el modelo para una institución de reclusión ideado por el filósofo inglés Jeremy Bentham; una institución cuyos reclusos podrían ser mantenidos bajo constante vigilancia desde un único punto. Muchas prisiones, reformatorios y asilos se construyeron bajo este modelo, en el que Foucault veía la máxima expresión de la forma propiamente moderna del poder.Enlace Hasta qué punto nos estamos alejando alejando de esto, y en qué sentido, con nuestros actuales facebook, twitter y demás, es algo que puede dar que pensar.

También de Foucault: Los anormales.

No hay comentarios: