Idioma original: español
Año de publicación: 1849
Valoración: se deja leer
Si hubiera escrito esta reseña hace diez años -cuando leí La Gaviota por primera vez, para hacer una presentación en clase- sin duda hubiera puesto como valoración "repugnante": por su conservadurismo recalcitrante; sus cursilerías infantiles; su didactismo paternalista (o mejor dicho, "maternalista"); su nacionalismo excluyente y monolítico; su folclorismo tópico, idealizante y más falso que una moneda de 3€. Ahora, que la he vuelto a leer para un artículo que quiero escribir, le subo un poco la valoración, no porque la novela no tenga todos esos defectos que acabo de citar, sino porque, en un proceso perverso que afecta a muchos investigadores, le he cogido cariño a la autora y creo que es necesario reconocerle su valor histórico y su espíritu pionero en la novelística española del XIX.
Cecilia Böhl de Faber (que firmaba sus obras con el seudónimo de "Fernán Caballero" en un claro gesto de anti-feminismo), hija del erudito alemán Nicolás Böhl de Faber, tuvo una vida desgraciada: una relación fría y distante con su madre; penurias económicas; tres matrimonios, ninguno de los cuales, por lo que parece, fue especialmente feliz (uno de sus maridos terminó pegándose un tiro cuando su socio en Sydney le estafó y se quedó con todo su dinero)... En medio de tanta turbulencia, y después de viajar por Europa para terminar instalándose en Cádiz, Cecilia, como tantos intelectuales de su época, se dedicó a recopilar cancioncillas, cuentos folclóricos, dichos, refranes, romances o expresiones populares.
Pero más importante que esa recogida, fue lo que se propuso hacer con ella: escribir las primeras novelas "modernas" de la literatura española, con un innovador -aunque errado- sentido del realismo, y una vocación de narrativización de la que carecían sus colegas costumbristas. Los resultados, vistos desde una perspectiva contemporánea, fueron poco acertados, y al lector actual le chirrían no sólo su maniqueísmo y su espíritu catequizador, sino también las historias, cuentos, poesías y digresiones que incluye la narración, que hacen que sus novelas parezcan a veces más una antología o "floresta" que una verdadera novela.
La Gaviota -su obra más conocida y probablemente la más completa- cuenta por ejemplo la perversión de un personaje, Marisalada (aka "la Gaviota") que renuncia a todos los valores que Fernán Caballero consideraba esenciales (la familia, el terruño, la religión...) y que arrastra con ella a la desgracia a todos cuantos la rodean. Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, la novela incuye ataques a los liberales, a los extranjeros, a los "filósofos positivos", a las corridas de toros (¡sorpresa!), así como multitud de cuentecillos, poemitas, leyendas y explicaciones costumbristas o históricas que pudieron ser de interés para los lectores extranjeros -a quienes estaba destinada la primera versión, en francés-, pero que a los demás nos resultan cansinos y prescindibles.
¿Quién debería hacer un esfuerzo por leer La Gaviota u otras obras de Fernán Caballero? Quien tenga un interés histórico -o antropológico- por ver cómo pensaba y escribía una romántica conservadora alemano-andaluza de la primera mitad del siglo XIX, y quien quiera apreciar cómo en solo 40 años se pudo pasar de un embrión novelesco como La Gaviota, a un monumento literario casi perfecto como es La Regenta.
3 comentarios:
Lo que valoro de la Gaviota es que primero está escrita por una mujer... y no creo que sea antifeminista porque en una sociedad en donde primaba la palabra del hombre era como ponerse uan máscara para poder ser leída. Toda escritura es una evolución ... a través de la historia y también dentro del individuo que escribe.. y muchas veces generaciones de individuos... hasta llegar, como decís vos, a la Regenta... que también si analizamos un poco la obra le encontraremos nuestros peros...
esta muy padre ya que demuestra al mundo tal...
La obra original data de 1845 y fue escrita en francés ;)
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