domingo, 2 de julio de 2017

Zoom: ¡Ponte, mesita!, de Anne Serre

Idioma original: francés
Título original: Petite table, sois mise!
Año de publicación: 2012
Traducción: Javier Albiñana
Valoración: estoy confuso


Aviso: en las escasas cuatro páginas que componen el primer capítulo de esta novelita, encontramos ya todo un repertorio de parafilias sexuales, por no decir perversiones varias; a saber: travestismo, narcisimo, ninfomanía, pederastia e incesto -de hecho, y dicho sin ironía alguna, se agradece el contrapunto convencional que nos ofrecen lesbianismo y adulterio-; y todo ello, para olvidar cualquier remilgo que quedase, en el seno de una misma familia, compuesta de padre, madre y tres angelicales niñas, más el aporte de amigos y conocidos de ambos géneros, todos bien dispuestos al frenesí lúbrico con mayores y menores, sin discriminación...

Sí, lo sé: contado así en frío suena horrible, casi -o sin casi- una apología del abuso infantil (aunque no olvidemos que estamos hablando de una obra de ficción, sin más consecuencias). Pero un poco de relax... perdón quiero decir de calma: una vez asumido que nos encontramos ante una obra literaria de incuestionable "inmoralidad", el despiporre sexual resulta bastante divertido y del todo inofensivo; en realidad, cabe sospechar que se trata de la enésima variante del épater les bourgouises al que son tan aficionados en las letras francesas (un clásico de lo más burgués, por otra parte)... o, en el mejor de los casos, un añadido más a la tradición erótica, también muy arraigada en esa literatura. Erotismo un tanto brutico, si se quiere, pero tira que te va...

Esto, por lo que se refiere a la primera parte de la novelita o relato -que viene a ocupar casi la mitad de la misma-, que es donde está el tomate. También es la parte que posee más potencia, -por coherencia y ritmo, no sólo por salacidad-, el pulso narrativo más firme que las otras dos, que no dejan de ser un añadido aguado y hasta insípido, en comparación con el subidón cafeínico que proporciona la primera. la razón de este desequilibrio resulta fácil de adivinar: la historia parece haber sido planteada como una especie de reflejo especular de la célebre Justine de Sade (autor que es mencionado un par de veces en este breve libro); aquí, al revés que en la otra novela, la joven protagonista migraría del vicio en el que le educa su propia familia a la virtud y moderación que encuentra en el mundo exterior. Aunque, por la razón que fuera, también parece que la autora de este relato desistió de tal  propósito, tras un comienzo prometedor y apañó unas continuación y desenlace bastante más flojos con las notas o borrador que le quedaba, para pergeñar algo mínimamente publicable. Esa es la impresión que da, al menos.

Otra cosa más complicada de dilucidar es a qué demontres se refiere el sorprendente título de este rel... novel... lo que sea; en principio, parece que hace referencia a un cuento de los hermanos Grimm, La mesa, el asno y el bastón maravillosos, en el que el hijo de un sastre expulsado de casa por su padre, recibe el regalo de una mesita que, a una orden suya, se llena de las más suculentas viandas... pero antes de volver con ella a casa de su padre se la roban  Que esta alusión pretende ser la metáfora de algo es evidente, pero no he sido capaz de averiguar de qué exactamente... ¿la infancia perdida? ¿La inocencia perdida? ¿El paraíso... la libertad erótica perdida? ¿Algo que se pierde, lo que sea...? Ni idea. Quien sea más agudo que yo, espero que me ilumine.

En cuanto a la valoración, miedo me da hacerla, entre otras cosas porque temo que se nos llenen los comentarios de lectores ofendidos ante la procacidad pederasta y aún más, la alegría sin remordimientos con que se cuenta. Pero lo cierto es que, repito, esa es la mejor parte, al menos en términos literarios, de la narración, con un toque onírico-costumbrista que contribuye a otorgar cierta fascinación a las prácticas más soeces de las que nos hacen sabedores (no con todo detalle, no se me asusten); si la autora hubiese mantenido el tono y la tensión a lo largo de toda la obra, o quizás simplemente el mismo interés, otro gallo nos cantaría... pero así, la verdad, no sé. Ni sé, ni quiero saber, que todo lo que diga puede ser utilizado en mi contra. 

Uf, menos mal que Lolita ya está reseñada...


7 comentarios:

Manu dijo...

La verdad es que no conocía el libro, pero tras leer la reseña me han dado ganas de leerlo. Siempre me han llamado la atención los escritos (ya sea novela, teatro, poesía o cuentos,...) supuestamente escandalosos pero que en el fondo son mucho menos ofensivos o fuertes de lo que parece en la superficie. Ese escándalo superficial que no hace más que poner de manifiesto pasiones de lo más vulgares.

Estoy de acuerdo con algo que dices sobre otra novela, ya que hace poco un grupo de amigos discutíamos sobre si a día de hoy algún editor se hubiese atrevido a publicar Lolita.

Juan G.B dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Juan G.B dijo...

Hola Manu:
Si te apetece leer una historia "escandalosa" sí wue te recomiendo leer este libro, sobr tofo porwue es tan corto que tpoco perderàs demasiado tiempo si luego no te gusta (dejando a un lado que la mejor parte es, precisamente, la más escandalosa).
Sobre lo de "Lolita" yo creo que sí se publicsría sin problemas... siempre que ya se hubiese publicado otro "Lolita" o un libro semejante, quiero decir. En caso contrario, no estoy seguro de lo que ocurriría, tal como está el patio...
Un saludo y gracias por el comentario.

Juan G.B dijo...

Y perdón por las pifias ortográficas, atribuibles a maldito móvil : P

Squirrel Ardilla dijo...

Jun G.B. me ha hecho sonreír tu reseña, vamos, que me ha encantado. Tomas más precauciones que Chaucer antes de dar paso al cuento del molinero.

Juan G. B. dijo...

Sí, bueno... Está el patio internetero como para no tomarlas...; )
Un saludo, Ardilla

Juan G. B. dijo...

Sí, bueno... Está el patio internetero como para no tomarlas...; )
Un saludo, Ardilla