lunes, 21 de septiembre de 2015

Laird Hunt: Neverhome (Ella era más fuerte)

Idioma original: inglés
Título original: Neverhome
Año de publicación: 2014
Traducción: Isabel Ferrer y Carlos Milla
Valoración: muy recomendable

Me desconcierta un poco esa decisión de añadir esa frase al título original, no traducido, de esta novela. Comprendo que se quiera inducir algún tipo de interés, pero soy de la opinión de que, en este poco multitudinario mundo literario, ciertas cosas caen por sí solas. Poca ayuda necesita una novela como ésta, una vez sus primeros lectores vayan cayendo seducidos, eso tan manido del boca-oreja habría de ocuparse del resto. Que es conseguir que la gente se entere de ciertas cosas. Ya puestos, hasta la faja mencionando al últimamente denostado Paul Auster está de más. Nada dice que haya de tener qué ver. A Auster le fascina esta novela, pero esta novela no tiene nada que ver con el surrealismo claustrofóbico de alguna de las suyas,
Los méritos de Neverhome son propios, pero hablando de libros es un poco inevitable aludir a referencias. Repaso mi reseña de La benévola, casi dos años han pasado ya, y observo ciertos comentarios que aún suscribo. Neverhome vuelve a ser una narración con un absoluto protagonismo femenino. Esta vez es Ash Thompson, nombre real Constance, mujer que se disfraza de hombre para batallar en la Guerra Civil de los Estados Unidos, la de los Confederados, la de la pugna de los estados secesionistas por mantener la esclavitud. Una guerra particularmente cruel, la que se disputa entre quienes convivieron. Casada con Bartholomew, decide que, por limitaciones físicas de su marido, es ella quien ha de ingresar en el ejército para defender ese escaso bagaje: una granja con unos cuantos animales y otros cuantos recuerdos de los que no siempre le disgusta alejarse. Ash Thompson, ya soldado varón en el ejército unionista, se convierte en un héroe, se convierte en Galante Ash, incluso alguien compone una canción que narra sus andanzas. Ash quiere preservar su secreto, pero en las guerras, lamentablemente, pasan muchas cosas, 
Hunt es capaz de encarnar a ese ser extraño en una situación extrema. Es capaz de transmitir esa lamentable igualación de género a la que acaba sumiendo esa continua convivencia con la violencia y el sufrimiento en su aspecto más sórdido. Hombre o mujer, Ash es allí solo un soldado y hace las cosas que se espera que los soldados hagan. Arrastra una precaria foto de Bartholomew, odia al enemigo y quiere acabar con él, ciegamente. Pero a la vez es capaz de sentir pena y empatía, de comprender que cada uno está donde le han dicho que esté. 
La fidelidad de la narración, que puntualmente detalla cuestiones históricas como la capitalidad de Richmond o la batalla de Antietam, puede remitirnos a algunas de las obras del recientemente fallecido Doctorow. Pero, como en La benévola, tanto la crudeza física y polvorienta del mejor McCarthy andan ahí, y todo el recorrido de la lectura tiene sobre sí esa sombra incómoda, surrealista, cercana a lo maligno que abarca la obra de Faulkner. Cada silencio es una especulación y cada pausa es una espera. Laird Hunt, fuera de su elección de esa época remota de la que nos separan media docena de generaciones, consigue transmitir una sensación muy contemporánea. La devastación, el desorden físico, el caos y la confusión, campan a sus anchas y arrinconan todo lo que se parezca a humanidad. 

También de Laird Hunt en UnLibroAlDía: La benévola

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que tiene una pinta inmejorable. Lo leeré las próximas semanas siosi. Gracias por la reseña.

Francesc Bon dijo...

Muchas gracias por el comentario: espero que te guste.