martes, 30 de septiembre de 2014

Patrick Deville: Peste & Cólera

Idioma original: francés
Título original: Peste & Choléra
Año de publicación: 2012
Traductor: José Manuel Fajardo
Valoración: Recomendable

Atendiendo sólo al enunciado, Peste & Cólera bien podría referirse a un conjunto de blackmetal escandinavo... O bien a una marca de ropa deportiva para neonazis apocalípticos... O a unos dibujos animados infantiles (quién tenga niños en este enredado siglo XXI sabe a lo que me refiero)... O bien a... No, tranquilos, no voy a seguir: el título Peste & Cólera se refiere precisamente a lo que dice, pues nos encontramos aquí ante una biografía del suizo Alexandre Yersin, el descubridor (quizá sería más propio "cazador") del bacilo de la peste -Yersinia pestis- y de su vacuna correspondiente

¿Cómo lo hace Patrick Deville para contarnos la vida, de lo más singular, de este hombre que venció a toda una plaga medieval como quién no quiere la cosa? Pues con el empaque y el oficio de todo un escritor francés bregado ya en mil batallas, que ha recibido mil premios y con un bagage cultural á la page, que no deja de exhibir a lo largo de todo el libro. Un estilista de la escritura, también: no hay una sola línea de esta biografía a la que se le pueda poner el menor reparo. Y que sabe meternos a la perfección en el ambiente de la época en la que vivió Yersin y sus circunstancias: la imparable revolución científica y técnica del siglo XIX, la rivalidad franco-alemana, los claroscuros del imperialismo colonial francés... el apogeo y declive de una grandeur que ya era Historia al final de la vida de Yersin... Todo lo solventa Deville, ya digo, con una eficacia y buen hacer envidiables.

Y sin embargo... el lector (este lector) no puede quitarse la impresión durante todo el libro, de que Deville ha puesto en marcha el metrónomo -andantino, digamos- y avanza de esa forma, al mismo ritmo imperturbable de caballo trotón, desde la primera a la última página de esta biografía. Cierto que a veces parece que el trote se acelera un poco (sin llegar al galope, cuidado) y otras decae hasta el famoso trote cochinero, pero es una ilusión: el metrónomo no varía el compás en ningún momento, ocurra lo que ocurra en la vida de Yersin: tic-tac...Yersin estudia medicina en Alemania...tic-tac... investiga en el Instituto Pasteur de París...tic-tac... Yersin ejerce de médico naval en Indochina... tic-tac... Yersin explora las montañas de Annam... tic-tac... un bandido le clava una lanza en el pecho... tic-tac... Yersin descubre el bacilo de la peste en Hong-Kong.... tic-tac... desarrolla la vacuna contra la peste... tic-tac... se convierte en hacendado agropecuario... tic-tac... cultiva coca e inventa (casi) la Coca-Cola...tic-tac...funda la Escuela de Medicina y el hospital de Hanói... tic-tac...plantador de caucho... tic-tac... floricultor... tic-tac...meteorólogo... Un tipo aparentemente impasible, disperso e hiperactivo, sí, pero con una preclaridad (esa impresión nos da Deville, al menos) ya desde su temprana juventud en Suiza... No hay subidas ni bajadas de tensión; no hay drama ni conflicto aparente:  todo sucede al monótono ritmo del metrónomo, tic-tac... tic-tac...

Y sin embargo (sí, siempre hay otro "sin embargo"), resulta que entre un tic-tac y otro, Deville, viejo zorro, aprovecha para deslizarnos, de manera más o menos solapada, una buena dosis de sorna y de ironía. No sólo eso: además, la apelación, que al principio parece un recurso meramente retórico, al paralelismo de la vida de Yersin -que abandona su carrera de investigador por el ansia de aventuras- con la de dos "glorias" de la literatura francesa (y su heterodoxia) acaba por dar resultado, como aproximación indirecta a su personalidad. Me refiero, cómo no, a Rimbaud, que abandona su carrera de poeta prodigio para irse a Abisinia, y de Céline, que, inversamente,abandona su ocupación... en el Instituto Pasteur -como Yersin-, para escribir sus novelas. 

Lo mismo que acaba colándonos, como quien no quiere la cosa, entre tic y tac, una reflexión sobre el devenir de esto que ocurre entre el despertar inquieto de cualquier forma de vida -incluso un microbio como el simpático Yersinia pestis- , hasta su descomposición y desaparición, también a cargo de otros microbios. Un relámpago de agitación y desconcierto -también de calma, a veces...quizás-  que es  en última -y en primera- instancia el origen, razón y materia de toda literatura.




7 comentarios:

Anónimo dijo...

Amén a todo. Pero yo me lo dejé a medias. Quizá por no tener que escribir ninguna reseña sobre él. Quien sabe.

Juan G. B. dijo...

¡Ja, ja... sí, puede que tengas razón!
De todas formas, te diré que en la segunda parte el ritmo monótono del que hablo cogía algo de vuelo y la cosa mejoraba; pero sí, en la primera mitad yo también estuve tentado de dejarlo en algún momento.
Un saludo y gracias por el comentario

Anónimo dijo...

A tí por la reseña.

Para que quede claro, lo dejé diciéndome a mí mismo: Ya lo leerás más adelante, cuando vayas a otro ritmo. Entre otras cosas porque mi trabajo tiene que ver con los hallazgos de este hombre.

Eso sí, "Limonov", anterior "Prix de prix" era bastante mejor. Y sobre el mismo tema-ámbito (cólera/indochina/inicios de siglo), mucho más tradicional en su estructura, recomiendo "El velo pintado", del siempre estupendo Somerset Maugham.

Un saludo.

Juan G. B. dijo...

Estimado anónimo:
Hola otra vez. Las comparaciones son odiosas, dicen...pero tienes razón, "Limonov" es mejor (el otro no lo he leído: tomo nota).
Estimada María: eeeh...gracias por tu aportación. ..supongo.
Gracias a los dos por pasaros por aquí, en todo caso.

Jorge Fernández Crespo dijo...

Los invito a leer algunas de mis obras sin costo alguno y sin compromisos de ningún tipo en

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Otras obras disponibles en

http://creacionespersonalesjfc.blogspot.com/2014/05/recomendaciones.html

¡Todo lo mejor!

Zenia dijo...

Hola. Apenas conseguí el último que andaba por las librerías de Montevideo. Me pareció muy bueno, una forma singular de hacer una historia literaria. Bien documentada, llena de menciones interesantísimas y veráces, literatura, arte, medicina, ciencia pura y básica, y el dibujo de un espíritu curioso y audaz. Hombre de pocos amores, brilla por su ausencia el romance. Muy interesante historia y muy interesante la forma en que la cuenta, en suma. Cierro el libro pensando que son genios solo aquellos con espíritu libre y por eso se lo regalaré a mi hijo, científico que explora las aves del mundo. Saludos a los buenos comentaristas que leí por aquí, ya hace 2 años, desde Montevideo.

Juan G. B. dijo...

Hola Zenia:
Me alegro de que te haya gustado el libro y, desde luego, me parece una lectura muy apropiada para cualquier científico.
¡Gracias por el comentario y un saludo!