jueves, 14 de abril de 2011

Zoom: La hija de los guardeses, de George Gissing

Idioma original: inglés
Título original: The daughter of the Lodge
Fecha de publicación: 1901
Valoración: Muy recomendable

El hombre atractivo que ilustra este post no es otro que el escritor británico George Gissing, uno de esos personajes de la historia de la literatura que poseen una vida de película.

Resulta que el bueno de Gissing, huérfano de padre, fue expulsado de su colegio por robar una generosa cantidad de dinero, gracias a lo cual se fugó con una prostituta a los Estados Unidos para hacer a la mujer su esposa sin tener que aguantar monsergas varias de su entorno.

Pero no piensen que nos encontramos ante un maldito al uso, no, qué va...La obra de Gissing contiene tanto novelas como relatos, obras de teatro o ensayos esmerados y minuciosos que demuestran por si solos qué clase de mente dotada poseía su autor, un hombre sereno y sensato que no se cortaba ni media a la hora de criticar el mundo que le rodeaba. Entre sus frutos destacan por encima del resto Mujeres solteras (el título lo dice todo, ¡y eso que se trata de un hombre que murió a principios del siglo XX!) o La nueva Grub Street, un libro que pone a parir la afectada y presuntuosa sociedad londinense de la época, fascinada por los artistillas pretenciosos, que Gissing padeció en sus propias carnes.

La hija de los guardeses es una maravillosa historia de Gissing que leí gracias a que Alba Editorial sacó en 2008 un logrado compendio de relatos en los que las féminas y sus luchas sociales y personales son las protagonistas: "Cuando se abrió la puerta. Cuentos de la nueva mujer".

¿Y que por qué considero que este relato es muy recomendable? Pues una vez más, tratando de no destrozar la agradable sorpresa al lector, sólo diré que cuenta cómo una joven de familia humilde (la hija de los guardeses de una mansión de ricachones), pese a volver a casa con el mentón mirando al cielo gracias a sus estudios y sus logros, se da cuenta de que los "ricos de toda la vida" siguen viéndola a ella y a los suyos como seres inferiores. Y sí: hablamos de 1901..., ¿o no?

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