lunes, 31 de marzo de 2025
Edogawa Rampo: La bestia entre las sombras
domingo, 30 de marzo de 2025
Xita Rubert: Mis días con los Kopp
sábado, 29 de marzo de 2025
Carlos Castilla del Pino: Pretérito imperfecto
Año de publicación: 1997
Valoración: Recomendable
Para ser sincero reconozco que, en un tic de lector perezoso, quizá pasado un tercio del libro miraba con ojos golosos esos volúmenes de lomo finito que esperan en la estantería. Muy mal, ya lo sé, pero este semi-tocho de quinientas páginas largas de tipografía más bien escueta se me hizo un poco cuesta arriba en algunos momentos, y eso que las memorias del psiquiatra Carlos Castilla del Pino solo alcanzan hasta sus veintisiete añitos (después escribiría una segunda parte titulada Casa del Olivo, de longitud similar).
Y es que el autor resulta seguramente excesivo en los detalles, lo valora y disecciona todo, cada situación, cada personaje (y son decenas, quizá cientos), relata con la precisión de algo que hubiera ocurrido ayer, no en vano parece ser que guarda un número ingente de documentos, notas colegiales y universitarias, recortes de prensa, cartas, nombramientos, papeles en los que apoya su memoria o con los que indaga en cada circunstancia como forzado a defender su argumentación ante un tribunal. Se diría que, más que contar su vida, lo que intenta es reconstruirla punto por punto para que, una vez impresa, quede fijada para siempre.
Pero, claro, la cuestión es que lo que cuenta es casi siempre interesante, desde la infancia en una familia conservadora y acomodada (relaciones complicadas con sus padres y hermanas, el grupo de amigos del pueblo, el odioso internado en los salesianos) hasta el inicio de la Guerra civil cuando, envuelto en su ambiente más cercano, se alista en el Requeté siendo un adolescente y asiste al asesinato de varios familiares por parte de los milicianos. En esa etapa empiezan a fraguarse el anticlericalismo y el antimilitarismo de los que Castilla hace gala a lo largo del libro, tendencias que se irían acentuando y consolidando hasta terminar en su militancia comunista muchos años después, lo que queda ya fuera del libro.
Situado entonces, por origen y educación, en el campo del tradicionalismo católico, el joven Castilla ve nacer el profundo desprecio hacia la brutalidad y la incultura falangistas, y descubrimos así esa pugna entre dos de los pilares del franquismo, tradicionalistas en principio monárquicos vs. falangistas, enfrentamiento quizá más moral o intelectual que político, que siempre se quiso ocultar y que perduraría en gran medida durante toda la vida del Régimen.
Castilla, tan joven, muestra una voracidad incontenible de saber, es lector insaciable, y tiene muy clara su vocación médica, hasta el punto de que, los tiempos lo permiten, asiste con frecuencia a autopsias en edad aún adolescente. Pero lo más interesante de esta etapa es que, desde una posición cultural indudablemente elevada, se va fraguando su repulsa hacia un sistema que, solo en base a la sospecha o la desafección, sustituye a investigadores y catedráticos de gran valía por amiguetes, pelotas o voceros del bando vencedor. El autor no puede soportar ese triunfo de la mediocridad y el servilismo, y en pocos años una postura inicialmente tibia y mediatizada por el origen familiar pasa primero a una etapa de rebeldía algo inconsciente, hasta desembocar en una oposición cada vez más firme al cutrerío dominante en las esferas oficiales.
Castilla no es (todavía) un rojo en el sentido ideológico sino que, como él mismo refiere, esto requirió una evolución ‘desde el mero intelectualismo antifranquista (anticlerical y antimilitarista) a una auténtica conciencia de izquierda’, proceso en el que tuvo mucho que ver el azañista Vicente Lizarraga. Interesante concepto el de ‘intelectualismo antifranquista’ porque en esa época, años 40-50, con los republicanos derrotados y represaliados, asesinados o en el exilio sus dirigentes, el de los intelectuales fue quizá uno de los reductos donde empezó a germinar una oposición que todavía tendría que esperar para adquirir alguna solidez.
Hay naturalmente mucho más, desde confesiones sobre amores adolescentes y juveniles hasta detallados relatos sobre la etapa universitaria, la práctica de la medicina en un manicomio o las temporadas en la milicia universitaria, donde se vuelca todo el desprecio hacia la vida militar, sus rutinas, su liturgia y su pobretería intelectual. Por supuesto tiene también el atractivo de ver desfilar a gran cantidad de nombres significativos de la época, como Laín Entralgo, el polémico López Ibor (que fue superior de Castilla en una larga etapa), Jaime de Mora, Ortega, Gregorio Marañón, Luis Martín Santos, Martínez Bordiú, Baroja, Torrente Ballester. Todo un elenco de personajes que, junto con otros muchos que nos serán desconocidos, componen una fotografía muy directa de esa etapa oscura y aplastante, de tal mediocridad que se entiende muy bien lo difícil que debió ser, por supuesto para cualquier ciudadano, pero muy en particular para aquellos con una mínima inquietud por la cultura y la razón.
viernes, 28 de marzo de 2025
Mauro Entrialgo: Malismo
Año de publicación: 2024
Valoración: recomendable
jueves, 27 de marzo de 2025
Gustavo Faverón Patriau: Mínimosca
Año de publicación: 2024
Valoración: Imprescindible
¿Cómo hablar, en apenas media docena de párrafos, de lo que supone un texto como Minimosca? ¿Qué decir, que no se haya dicho ya, sobre una de las novelas de año 2024? Preguntas que surgen frente a la página (más bien hoja de Word) en blanco, dudas que atormentan a este pobre reseñista frente a una obra tan vasta, tan compleja, tan exigente, tan putaobramaestra, tan 2666 de este segundo cuarto del siglo XXI.
Vaya, ya salió Bolaño. Era inevitable pues el parentesco es innegable. También debe citarse a Borges, a Cartarescu, a Sabato, a Faulkner (why not?), a Lautreaumont (por esto y por lo otro), a Macedonio Fernández (creo que Faverón y Macedonio vienen del mismo planeta)... aunque con un puntito de humor que lo separa ligeramente de los anteriores. La lista podría ser eterna, como el Museo de la (susodicha) novela, pero ya paro.
Y es que en Minimosca hay grietas, fantasmas, fisuras, senderos que se bifurcan, cantos de sirena, paradojas temporales, desdoblamientos y sotneimalbodsed, máscaras, metempsicosis, casualidades, guiños a la realidad histórica, realismo casi sucio, realismo mágico, guiños a la ciencia ficción, novela psico(i)lógica, exploraciones sobre el dolor y la violencia... Podría seguir, pero ya paro.
Puedo hacer un campo de concentración donde solo quepa un prisionero y que el prisionero sea el guardia (p. 309)
Hay personas que nacen dos veces y son la misma y hay personas que nacen una vez pero son dos (p.523)
Según el momento en que la recuerde, tres imágenes me vienen a la cabeza:
- La de las matrioshkas, por sus historias dentro de la historia dentro de la historia dentro de la historia y así hasta el infinito (y más allá, que diría aquel)
- La de un cuadro cubista, por su fragmentación de líneas y superficies para representar la totalidad de la vida en un solo plano.
- La de un altar barroco, recargado de figuras, pero con Arturo Valladares y Mónica Buchenwald ocupando el lugar central.
miércoles, 26 de marzo de 2025
Hermann Hesse: El juego de los abalorios
Título original: Das Glasperlenspiel. Versuch einer Lebensbeschreibung des Magister Ludi Josef Knecht samt Knechts hinterlassenen Schriften
Traducción: Mariano S. Luque
Año de publicación: 1943
Valoración: Imprescindible
Otras obras de Hermann Hesse en ULAD: El lobo estepario, Demian, Bajo las ruedas
martes, 25 de marzo de 2025
Barbara Cassin: La nostalgia
Idioma original: francés
Título original: La Nostalgie. Quand donc est-on chez soi?
Traducción: Alicia Martorell Linares .
Año de publicación: 2013.
Valoración: casi irreseñable
Tras leerlo dos veces en el término de unos seis meses, he de decir que libros como éste hacen que uno, casi, tire la toalla. Por una parte, porque su puro postulado es algo con lo que uno no puede ni estar ni no estar de acuerdo: la nostalgia como un poderoso argumento sobre el que especular y divagar. Su explicación, no exenta de la polémica más simplista (asociémosla al término nostálgico como retrógrado o anclado en el pasado) o incluso apelando al más venerable sentimiento humano - la añoranza de aquello que ya no tenemos, desde lugares hasta personas hasta puras sensaciones. Su puro desarrollo, en las tres partes que apelan a tres puntales de la cultura (eso sí, occidental) como son Ulises, Eneas y Arendt, revelador del trabajo intelectual, del análisis y profundo conocimiento de la autora. Quién puede discutir eso.
La cuestión, pues, ya que el libro ha sido objeto de encendidos elogios en medios no tan profundamente intelectualizados, es si, para un tema tan objetivamente universal, necesitamos un análisis de tanto calado. Llamadme prosaico, pero en el mundo presuroso y frívolo de hoy, la cuestión puede reducirse dramáticamente. Nostalgia, como evocación puntual de otro momento, sí, claro, pero no como planteamiento vital. Muchos estarían de acuerdo, pero el desarrollo se haría interminable. Cassin, insisto, analiza la figura de la añoranza de otro lugar, de otro momento, desde esa triple perspectiva. Mística, sentimental, etimológica.
Y yo no es que reniegue de ejercicios de este tipo, y desde luego la profundidad del análisis, la capacidad de Cassin de proyectarse por encima de mitos literarios y filosóficos está por encima de cualquier duda. Y no voy a romper una lanza por “rebajar” el tono intelectual de ciertos escritos simplemente para ampliar el rango de sus potenciales lectores, pero quizás hubiera disfrutado más de esta lectura si los ejemplos usados fueran más cercanos en el tiempo, más asimilables con el devenir de la vida moderna, y sé que habrá (con razón ) quien piense que en los clásicos está todo, están todas las figuras retóricas, los sentimientos humanos y las situaciones que alimentan la cultura. Pero esa algo irritante ostentación erudita aleja el tratamiento de un tema universal de una perspectiva, siglos más tarde, forzosamente diferente.
lunes, 24 de marzo de 2025
Marina Garcés: La pasión de los extraños
Título original: La passió dels estranys / La pasión de los extraños
Año de publicación: 2025
Valoración: entre recomendable y muy recomendable
A lo largo de mi vida siempre he tenido un marcado interés en aquellos ámbitos relacionados con el conocimiento de uno mismo pero también sobre el mundo que nos rodea, siendo la filosofía una disciplina que cubre marcadamente estos objetivos acercándose a ellos de manera racional. Pero claro, la profundidad que a menudo encontramos en los textos de este campo puede suponer un escollo a quién pretenda aproximarse a ellos. Por suerte, Marina Garcés sabe encajar su vocación didáctica con los amplios conocimientos que otorga y el resultado es un libro accesible en su mayor parte a la vez que sumamente interesante.
A pesar de un título que puede llevar a cierta confusión, el ensayo trata sobre la amistad, desde su significado desde tiempos pretéritos hasta su concepción actual. Ya en el prólogo la autora confiesa cierto recelo del típico concepto de amistad afirmando que «la confianza y el confort con el que mucha gente se refiere a sus amigos me despierta una alarma que no sé si es una señal de sospecha o de envidia». Un recelo que se basa en su percepción de que «la amistad es un espacio de relaciones tan inquietante como temible, afectado por un deseo y un miedo que escapan a lo que podemos llegar a denominar: el deseo de ser amados porque sí y el miedo de no serlo». Con ello, afirma la autora que «este libro se propone recorrer los márgenes de la escritura sobre la amistad, recorriendo sus hilos conceptuales, pero también adentrándose en sus vacíos».
domingo, 23 de marzo de 2025
Padres de libro: "Irene y el aire" de Alberto Olmos
sábado, 22 de marzo de 2025
Padres de libro: Crisálida de Fernando Navarro
viernes, 21 de marzo de 2025
Padres de libro: La cabeza de mi padre de Alma Delia Murillo
Año de publicación: 2022
Valoración: Recomendable
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 de INEGI (1), alrededor del 29 % de los hogares en México son dirigidos por una mujer. Según diversas encuestas (por ejemplo, la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (2), ENADID, o la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (3), ENOE), entre 70 % y 80 % de los hogares monoparentales en México están encabezados por mujeres. Esto significa que, dentro de los hogares monoparentales, la gran mayoría son “hogares sin padre”. Las razones son diversas: abandono de hogar, divorcio, migración laborar, muerte. Sin embargo, desde el punto de vista de un niño, tal vez eso no importe mucho, simplemente no tiene padre (en México, la expresión “no tener madre” significa ser un sinverguenza, haciendo alusión a que no tuviste quién te disciplinara adecuadamente).
En “El laberinto de la soledad”, Octavio Paz teoriza sobre los orígenes de la falta de una paternidad bien cimentada en los mexicanos, relacionándola con la historia de la Conquista y el mestizaje, lo cual genera en el mexicano una sensación de orfandad simbólica que se proyecta en la vida individual y social. Ésta es una clara exageración, pero, así como las telenovelas, este tipo de discursos les sirven a los mexicanos para revolcarse en los lodos de la ausencia de afecto paterno.
La obra magna de la literatura mexicana, Pedro Páramo, no pudo haber sido concebida sin las condiciones antes mencionadas. Así como un largo corpus de literatura de la orfandad, en general, y de la falta del padre, en particular. He aquí “La cabeza de mi padre”.
Ahora, ¿de qué trata la novela aquí reseñada? A riesgo de sonar redundante, trata de una mujer que busca a su padre. Literal y metafóricamente. Recurriendo a la autoficción, Murillo nos narra su personal viaje “rulfiano” a la caza de su padre. Nos cuenta sus motivaciones, obsesiones, frustraciones, traumas, complejos, etc., al tiempo que hace sus propias reflexiones sobre su media orfandad, tratando diversos temas relacionados, como el machismo, la violencia, el abandono, etc.
Podría parecer que ya está todo dicho al respecto y que, basándonos en las estadísticas mencionadas, es un problema tan poco excepcional que una historia más no haría ninguna diferencia. Sin embargo, este viaje se narra desde una total vulnerabilidad y honestidad, exponiendo con lujo de detalles las heridas acumuladas a lo largo de 40 años.
Lo que a veces puede descolocar un poco es la exagerada hiperbolización de la imagen del padre perdido, como si los humanos, en la mayor parte de las ocasiones, no actuáramos movidos por las más triviales motivaciones. Además, por ratos, las reflexiones que Murillo hace en diversos temas, tanto filosóficos como políticos, pueden llegar a ser un poco superficiales e ingenuas. Sin embargo, estas carencias no opacan la fuerza emocional ni la honestidad de la narración, si acaso lo hacen más humana. Una novela recomendada para sumergirse en la intimidad de una búsqueda vital.
1. Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2020). Censo de Población y Vivienda 2020. INEGI.
2. Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2018). Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2018. INEGI.
3. Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2021a). Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). INEGI.
jueves, 20 de marzo de 2025
Padres de libro: Nacido dos veces de Giuseppe Pontiggia
Título original: Nati due Volte
Año de publicación: 2000
Traducción: Elena de Grau Aznar
Valoración: entre recomendable y está bien
Giuseppe Pontiggia fue un escritor italiano, además de crítico literario y docente, que gozó de cierto predicamento en España (supongo que en su país, aún más) a finales del siglo pasado, pero del que, fallecido hace más de veinte años, parece que no se habla demasiado hoy en día. No está de más, por tanto, recordarlo en este afamado e influyente blog sin abuela, y un buen motivo para ello es este Nacido dos veces, uno de sus últimos libros, que trata de las vivencias de un padre con un hijo discapacitado debido a una parálisis cerebral -teraparesia espástica distónica, para ser exactos- y su relación con éste, aunque no sólo. Es más, el libro está trufado de reflexiones -a veces casi aforismos- sobre distintos temas, como las distintas estrategias educativas (*), el acoso sexual o, simplemente, las reacciones, prejuicios, dudas y demás conductas humanas.
De hecho, son estas observaciones, a veces bien prolijas, sobre el carácter y comportamiento de las personas que el padre/narrador va encontrando en el periplo que supone criar a su hijo -desde el director del colegio a la maestra, pasando por distintos médicos y terapeutas- lo que parece constituir el grueso de buena parte del libro y lo que cuenta sobre la relación directa con su hijo queda reservada, sobre todo, a la época de adolescencia y juventud de éste -es cierto que el propio padre reconoce que quien más se ocupaba del chaval durante su niñez era la madre, ayudada por abuelas y abuelo-; el caso es que, si bien es cierto que estos comentarios y hasta digresiones resultan muy interesante y a menudo acertadas, uno no puede evitar preguntarse, durante el primer tercio o incluso mitad del libro, que pasa con el hijo, al que sólo conocemos de forma indirecta. Esta impresión se corrige, no obstante, más adelante.
Podría suponerse que nos encontramos ante una obra de autoficción, dado que Pontiggia también fue profesor, como el protagonista/narrador y, sobre todo, tenía un hijo con esa misma discapacidad. Ahora bien, hay detalles que nos indica que el libro, con tener bastante de "auto-", tiene más de "-ficción"; por ejemplo, ni el chico, ni la madre ni el propio narrador se llaman como sus modelos en la vida real. Y, sobre todo, en la novela el chico -Paolo, mientras que el hijo del autor es Andrea- tiene un hermano -celoso de él-, lo que en la vida real no sucedió. O que el padre tenga una amante, algo que, de ocurrir en la realidad, supongo yo que Pontiggia no habría confesado tan alegremente en un libro. De hecho, el propio escritor, según su viuda, insistía en el carácter novelístico del libro (lógicamente, si quería ocultar algún desliz, dirá alguno/a... pero no seamos mal pensados, que Pontiggia tenía cara de buena persona).
En fin, que el libro se puede resumir, sobre todo, en las lecciones de vida que el narrador -vale, bueno... alter ego del autor, si se quiere- va aprendiendo del trato con su hijo y de la batalla de ambos y de todos la familia por afrontar la discapacidad -en verdad, del hermano celoso, no mucho, puesto que tampoco sabemos nada más de él. Podemos suponer que se crio sólo, el pobre chaval-, así como de las enseñanzas y reflexiones que le provoca el trato con el prójimo, a raíz de esta circunstancia tan particular, se entiende... Es decir, las elucubraciones de un escritor que, si se tratara de alguien más indocumentado que Giuseppe Pontiggia, resultarían superfluas y puede que hasta algo irritantes, pero que, en este caso, se leen con sumo interés, ganas y agrado.
(*) Aunque sea un tema colateral en el libro, resulta bastante lúcido y revelador lo que pensaba el narrador (es decir Pontiggia) hace 25 años sobre el estado de la enseñanza en Italia, a su vez ya veinte o veinticinco años atrás... Curiosamente parecido a lo que ocurre en España y supongo que en muchos otros sitios, ahora mismo.
miércoles, 19 de marzo de 2025
Padres de libro: Yugoslavia, mi tierra de Goran Vojnovic

Título original: Jugoslavija, moja dezela
Año de publicación: 2012
Traducción: Simona Skrabec
Valoración: Bastante recomendable
martes, 18 de marzo de 2025
Padres de libro: Un hijo cualquiera de Eduardo Halfon
Año de publicación: 2022
Valoración: recomendable
Penúltima entrega, hasta la fecha, de eso que podemos llamar, sin resultar demasiado pedantes, el corpus literario de Eduardo Halfon, dada la coherencia y continuidad entre unas obras y otras. Como es de esperar, pues, encontramos aquí esa variante autoficcional habitual en él (y, por suerte, de gran nivel e incluso interés; no se trata de esa autoficción trucha, tan extendida), que resulta de la combinación de recuerdos infantiles, indagación sobre la doble identidad cultural guatemalteca y judía y explicaciones acerca del despertar de su interés en la literatura, lo mismo como lector que como escritor. Pero, al igual que suele ser habitual en sus otros libros, escoge un tema, un leit motiv a partir del cual organizar el resto de la narración.
En este caso, se trata de la paternidad, tanto la suya y su relación con su hijo, así como la que él mantenía con su padre. Sin embargo, estos capítulos/relatos -pues son independientes unos de otros- se alternan con otros que no tiene mucho que ver con el tema; todo lo más , en algunos encontramos una referencia, a veces dolorosa, a los niños, pero, en general, parecen más relleno que otra cosa (dicho en un sentido estricto, no despectivo, puesto que su calidad es igual o puede ser incluso superior al resto). Es lo que sucede con un par de ellos que se desarrollan en Guatemala y aluden a su cultura e Historia reciente: El anfiteatro y el estremecedor Beni. Otros como Unos segundos en París, La pecera y Papeles sueltos, tratan, en cambio de su aprendizaje en el oficio de escribir, en Francia y Bélgica (esto de que sus relatos en primera persona se desarrollen en distintos países , porque también hay otros que ocurren en España o EE.UU., es algo también muy propio de este escritor; sin embargo, en vez de resultar de un cosmopolitismo forzado o postureo, Halfon consigue que resulte algo no sólo creíble, sino perfectamente natural). Incluso uno de ellos El último tigre, es una anécdota familiar que, supuestamente le cuenta un compañero becario -de la Wissenschaftskolleg de Berlín, cómo no- de origen indio.
No obstante, los capítulos/relatos que más nos interesan o al menos los que justifican la inserción de esta reseña en esta semana temática, son los que Halfon dedica a la relación con su hijo, que comienza con el nacimiento, que nos cuenta en Un pequeño corte y prosigue por distintos momentos de la niñez más temprana del chaval. Son capítulos en los que no suceden acontecimientos dramáticos o siquiera de una singularidad especialmente memorable, sino más bien pequeños momentos cotidianos, de una trascendencia doméstica, pero no por ello menos relevantes y, desde luego, de una gran ternura. Es lo que encontramos en La nutria verde, en Wounda y, en los dos que más me han gustado, Domingos en Iowa y Leer calladito, sencillos pero entrañables e incluso preciosos momentos de la relación de un padre con el hijo al que cuida y al que debe educar. Y viceversa.
El último relato, sin embargo, lo dedica Halfon a un recuerdo de cuando siendo él niño, su padre le contó que de pequeño, a su vez, había estado a punto de morir ahogado en el mar. El niño y futuro escritor Eduardo acaba preguntándose por la identidad cambiante de padres e hijos y la incerteza de nuestro destino (algo que sobrevuela también otros capítulos del libro, por lo demás), y nos deja con un sabor agridulce, algo también bastante característico de la literatura de este autor. De lo mejorcito que se está escribiendo hoy en día, en castellano y seguramente en cualquier otra lengua, todo sea dicho...
Muchos otros libros de Eduardo Halfon reseñados: aquí
lunes, 17 de marzo de 2025
Padres de libro: Literatura infantil de Alejandro Zambra
Durante siglos la literatura ha evitado el sentimentalismo como a una peste. Tengo la impresión de que hasta el día de hoy muchos escritores preferirían ser ignorados antes que correr el riesgo de ser considerados cursis o sensibleros. Y es verdad que, a la hora de escribir sobre nuestros hijos, la felicidad y la ternura desafían nuestra antigua y masculina idea de lo comunicable. ¿Qué hacer, entonces, con la satisfacción gozosa y necesariamente bobalicona de ver a un hijo ponerse de pie o comenzar a hablar?
domingo, 16 de marzo de 2025
Eduardo Rojas: Y apenas nada
Año de publicación: 2025
Valoración: Bastante recomendable
¡Qué cosas! A veces, te llega un libro de un autor desconocido que, a priori, no te llama demasiado la atención y resulta que, pese a (o precisamente por) esa falta de expectativas, te encuentras con un texto y un autor de esos que prometes que volverás a leer. Eso es lo que me ha pasado con este Y apenas nada del mexicano afincado en Galicia Eduardo Rojas.
Se trata de una novela breve, de apenas 140 páginas y ¡¡¡95 capítulos!!!, caracterizada por un estilo de lo más personal y una poética del abandono que lo liga a libros como Primero estaba el mar de Tomás González.
La premisa del texto no podría ser más sencilla: Napoleón Chicomóztoc, que no anda muy bien de la chaveta, desaparece persiguiendo la lluvia.
Ecos de Cien años de soledad en lo argumental, ¿no? No es el único nexo con la obra magna del colombiano. Y apenas nada conecta tanto con el realismo poético como con la forma de hablar del desamparo de García Márquez. Porque está novelita es una historia de seres abandonados, de desgracias y penitencias, de miedos, dolor y recuerdos, de cordura y locura.
Y entonces no le quedaba más remedio que aceptar que el tiempo, otra vez, lo había rebasado por la derecha y que él se había quedado tirado a un lado de la carretera, rodeado de quelites, igual que una chiva atropellada.
Lo que diferencia a Un lugar mejor de Cien años de soledad es la forma del texto. No estamos ante una prosa torrencial. Al contrario, frase breve y capítulos cortos marcan el ritmo de un texto salpicado de imagen con gran carga poética. Por ejemplo, esa bici semihundida en el fango del manglar o la madre manoteando en el barro.
Y allí se quedaron los dos: abrazados como dos condenados que ya no esperan nada, solo - si acaso - que caiga pronto la noche.
En resumen, y con la excepción de alguna que otra reiteración, una más que agradable sorpresa la de este autor y este texto absolutamente desconocidos para mí y para el público en general. ¡A ver si por poco tiempo!
sábado, 15 de marzo de 2025
Javier Marías: Mañana en la batalla piensa en mi
Año de publicación: 1994
Valoración: Muy recomendable