¡Menudo festín literario es Solo de trompeta! Pese a que algunas de sus escenas se antojan reiterativas y ocasionalmente nos obsequia con pasajes de factura un tanto torpe, la novela de Antonio Fernández Molina deja un sabor de boca inmejorable.
Su protagonista es tan memorable que, meses después de haberlo conocido, sigue rondándome la cabeza. A fin de cuentas, Miguel es un narrador no fiable en toda regla, con una voz única, una cosmovisión de un lirismo extraordinario, una picaresca sin parangón y un sentido del humor envidiable.
A este protagonista tan carismático hay que sumar otras virtudes: una prosa "naif" en el mejor sentido del término, párrafos deliciosos, imágenes muy sugerentes, un lúcido manejo de los temas, un interesantísimo enfoque de la idea del doble, una fascinante y hasta diría que fresca aproximación al erotismo y la sexualidad, una lograda mezcla de realidad y fantasía... En fin, que recomiendo encarecidamente Solo de trompeta.
La edición de Libros del Innombrable es, por cierto, una maravilla. Se nota que la obra de Fernández Molina ha sido revisada y publicada con un cariño y rigor excepcionales. Por si esto fuera poco, el volumen contiene unas simpáticas ilustraciones de Juan Luis Borra y numerosos paratextos (prólogo de José Luis Calvo Carilla; apéndices de Guillermo Díaz-Plaja y Pilar Quirosa-Cheyrouze). Insisto: una maravilla.
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