Año de publicación: 2017 (edición revisada)
Valoración: está bien
Vida normal, de la zaragozana Luisa Horno, recoge un montón de relatos que, sin llegar a ser "micro", se desarrollan casi todos en unas pocas páginas, a veces debido a una voluntad de despojamiento de todo lo superfluo y otras porque ésa era la extensión justa y necesaria para que el relato funcionase. De esta manera, en un librito bastante breve encontramos nada menos que 21 cuentos o relatos, de los cuales ya adelanto que al menos cinco o seis me han parecido bastante buenos y el resto, correctos o incluso acercándose al nivel de la media docena que he mencionado; ninguno, desde luego, desastroso: he de decir que en todos los casos había algún elemento interesante, alguna idea o matiz que, de haberse desarrollado siguiendo otras directrices o con una ejecución más sorprendente, podrían haber llegado a ser excelentes relatos.
La mayoría de ellos se articulan a partir de dos vectores -aunque entrelazados en más de una ocasión-: lo cotidiano, incluso costumbrista, si se quiere, por un lado y lo fantástico/sobrenatural, por otro. Encontramos así desde crisis matrimoniales, triángulos amorosos o bullying adolescente a casas encantadas, inquietantes desdoblamientos o metamorfosis liberadoras... Los cuentos que más me han gustado corresponden a un tono más fantástico, aunque hay alguno , como Los hermanos no se van, donde se retrata con escalofriante sutileza una situación familiar aparentemente idílica. También Pasión por el cine, pese a estar protagonizado por una improbable madurita vengadora, tiene un aire inequívocamente costumbrista: Y aunque tampoco parezca demasiado realista, no sé hasta qué punto podemos situar a Tan fea en el género fantástico... Sí que entrarían en esta categoría tanto Mis monstruos, ambientado en el lago Ness, nada menos, como Orion, protagonizada por un astronauta que les tiene reservada una sorpresita a sus compañeros de tripulación... Y, desde luego, Otro reino, relato más bien descriptivo, basado en una sugestiva foto de Cecilia de Val, de igual manera que hay otro, titulado Lluevo, a partir de un cuadro del surrealista Magritte.
Ya digo que éstos no son los únicos cuentos apreciables, aunque sí los que más me han gustado o interesado a mí. pero estoy seguro de que cualquiera que lea esta recopilación encontrará alguno que sea de su agrado, cuando menos, podrá leer un conjunto de ellos escritos con suma corrección, gusto y habilidad, por más que, lógicamente, unos hayan llegado a mejor puerto que otros.
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