jueves, 16 de septiembre de 2021

Yael Tamir: El porqué del nacionalismo

Idioma original: Inglés
Título original: Why Nationalism
Año de publicación: 2019
Traducción: Daniel Esteban Sanzol   
Valoración: Recomendable (especialmente para interesados)

El porqué del nacionalismo es sumamente interesante. Aunque no comparto al cien por cien los diagnósticos expuestos en este ensayo, creo que el pensamiento de su autora, la politóloga Yael Tamir, alberga grandes intuiciones. 

Pero vamos por partes. ¿Cúal es la postura de Tamir con respecto al nacionalismo? Pues bien, ella admite que hay nacionalismos reaccionarios, xenófobos, etnocéntricos o fanáticos, pero también otros de corte liberal, moderados e inclusivos. Es decir: el nacionalismo puede ser una herramienta democrática y modernizadora. Por tanto, los partidos progresistas, socialistas, liberales y democráticos no tendrían que renunciar al enfoque nacional, cediéndoselo así a sus homólogos más extremistas.
 
Afirma Tamir que, en unos tiempos caracterizados por el hiperglobalismo, el nacionalismo mitigará las dinámicas perniciosas del primero. No sólo eso: según la politóloga, el nacionalismo llamémosle beneficioso es contagioso, de modo que además de mejorar las cosas de puertas para adentro, ejercerá su influencia positiva allende sus fronteras y percibirá a otras patrias como preciados aportes a una civilización común.     

En suma, extraigo varias ideas muy valiosas de esta obra (algunas de las cuales cojo, no obstante, con pinzas): 

  • Hay que aprovechar las virtudes del marxismo (la noción de conciencia de clase), el liberalismo o ciertos movimientos sociales, pero criticar al mismo tiempo sus contradicciones y excesos. 
  • Hay que reconocer que la formación de los Estados nación promovió conquistas democráticas importantísimas.
  • Hay que reivindicar la figura del Estado nación (cuya importancia es capital en unos tiempos amenazados por el hiperglobalismo, las crisis migratorias o el cambio climático) en la actualidad, en tanto que mayor fuente de servicios duraderos e intergeneracionales. 
  • Hay que garantizar (e incluso revalorizar) el Estado del bienestar y todo lo público.
  • Hay que trabajar para que el Estado se convierta en patria, un lugar al que nos vinculamos no en virtud de motivos instrumentales, sino debido al afecto y la fortuna, donde los individuos se sienten involucrados en una entidad continua que aviva sus dependencias y responsabilidades mutuas.
  • Hay que celebrar el nacionalismo, cuyas virtudes participativas e igualitarias son deseables, en tanto que fuerza con capacidad aglutinante y emancipadora.
  • Hay que abordar con diplomacia varias problemáticas contemporáneas: las consecuencias del neoliberalismo salvaje, el «largo periplo global» de las élites, la indignación de las masas provocada por su desamparo y la creciente desigualdad, las ínfulas separatistas de ciertas regiones... 
  • Hay que primar la igualdad, incluso cuando ésta pueda socavar en parte lo que algunos entienden por libertad. En ese sentido, hay que restar justicia a actitudes como la defensa del librecambismo o la libertad de tránsito, para sumársela a metas como la lucha contra la pobreza y la superación de las brechas sociales y económicas. 

Llegados a este punto, me gustaría remarcar que el contenido de El porqué del nacionalismo no me parece intachable. Sin ser yo sospechoso de comulgar con la ideología liberal, creo que es a través de ella desde donde se podría criticar con mayor provecho el discurso de Tamir. Por no hablar de que otra pega a formular al discurso de la autora sería la siguiente: ¿acaso refugiarse en el tribalismo (sea éste excluyente o no, beneficioso o no) no ha sido lo que siempre se ha hecho en tiempos difíciles? ¿De veras eso da resultados positivos? 

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