sábado, 18 de septiembre de 2021

Àngel Guimerà: Terra baixa

Idioma original: catalán
Traducción: (*)
Año de publicación: 1896
Valoración: Imprescindible


Ya he comentado alguna vez lo mucho que me gusta leer teatro, sobre todo un buen clásico, universal, intenso, repleto de conflictos interesantes y de personajes arquetípicos llenos de humanidad y que, además, que aquello de lo que trate siga siendo vigente. Y así suele ser porque —no nos engañemos— que hayamos logrado plantar patatas en Marte no significa que tengamos resueltas nuestras miserias humanas más básicas.

Resumen resumido: El amo Sebastià hace venir desde las montañas al inocente pastor Manelic para casarlo bajo engaño con Marta, la joven a la que mantiene como amante desde que era prácticamente una niña; su pretensión es desactivar los recelos de la rica familia con la que va a emparentar sin por ello renunciar a Marta. Pero el temperamento noble y salvaje de Manelic no solo le devolverá a Marta la esperanza de tener una vida digna si no que se alzará frente al yugo feudalista de Sebastià.

La obra de Àngel Guimerà se caracteriza por poner el foco en cuestiones sociales como el clasismo, el racismo o el machismo, que al final no dejan de ser diferentes facetas de uno de los males más corrosivos que existen: el abuso de poder en cualquiera de sus formas, la opresión del otro para el beneficio personal. Sus héroes y heroínas suelen caracterizarse por su humanidad y capacidad de acercamiento al que es diferente, moviéndose por un fuerte deseo de justicia o de reposición de la dignidad. En el caso concreto de Terra baixa, los temas no han perdido —como decía antes— ni un ápice de actualidad:
  • Subordinación de toda una comunidad a la voluntad de un solo individuo que ostenta un poder de fundamento básicamente feudal y hereditario. La autoridad del amo Sebastià no se pone en duda bajo ningún concepto a pesar de que cometa actos deleznables.
  • Pedofilia. Sebastià aprovecha la situación de vulnerabilidad extrema de una niña de catorce años (Marta) para convertirla en su amante sin el menor escrúpulo.
  • Violencia de género. No solo porque la Marta adulta vive sometida, física y emocionalmente, a la voluntad de Sebastià, sino porque la gente del pueblo no la considera una víctima sino una «perdida» que no merece la misma consideración que el resto.
  • Alienación social. Una comunidad pequeña y hermética en la que se aceptan una serie de actitudes arraigadas a pesar de que son moral y humanamente reprobables e injustas. Tiene que venir alguien de fuera, en este caso Manelic, para poner en crisis todo su sistema de valores.
Àngel Guimerà emplea un lenguaje adecuado a la historia y a los personajes, sencillo y certero, así como unas acotaciones precisas que no resultan invasivas a la lectura. Por otra parte, emplea la simbología y la dicotomía como recurso habitual en sus obras: la confrontación entre una tierra alta, de la que proviene Manelic con su pureza, su espiritualidad y los valores que residen en la mente, y una tierra baja absolutamente corrompida haciendo referencia a los bajos instintos, a la genitalidad pura y dura. Lo mismo sucede con la anécdota del lobo que sirve para vehicular y justificar el acto de Manelic en ese final catárquico que pone la carne de gallina, tanto por su intensidad como por su mensaje.

Y es que uno de los mayores atractivos de Terra baixa es su protagonista, Manelic; un joven pastor que ha vivido durante años aislado en las montañas al que, sin conocerlo, juzgan a la ligera y tratan con condescendencia. Pero aunque Manelic se ha criado en un entorno regido por las reglas inclementes de una naturaleza feroz, también ha honrado cada día a sus padres fallecidos y ha rezado para preservar su humanidad, por lo que dista mucho de ser un salvaje o un simple. Manelic encarna el ideal de alma pura no corrompida con unos valores más sólidos que los del resto. Diría que de todos los personajes teatrales que he tenido el placer de conocer es el que más me ha impactado, aunque quizá tenga algo que ver el hecho de que lo pude ver interpretado por un joven Lluís Homar (cuánto tiempo, sí) que hizo un trabajo absolutamente magistral. Muy interesante, complejo y lleno de matices también el papel de Marta, dificilísimo de interpretar (en mi opinión) al ser una mujer tan hermética que arrastra semejante bagaje vital y emocional; un personaje que puede despertar la incomprensión de algunos espectadores/lectores precisamente por la miopía social que aún impera frente a las víctimas de violencia de género, tal como explicaba antes.

Y por todo eso, Imprescindible, aunque quede un poco intenso. Terra baixa es una de esas historias universales y bien contadas, un dramón de los buenos que te deja con ganas de salir a la calle a quemar unos cuantos contenedores, pero con alegría.

(*) Terra baixa (Tierra baja) es un clásico del teatro catalán y una de las obras más representadas y traducidas de la lengua catalana, por lo que existen en el mercado varias ediciones y traducciones al alcance de cualquier lector que esté interesado.

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