lunes, 18 de mayo de 2020

Kristen Roupenian: Lo estás deseando

Idioma original: inglés
Título original: You Know You Want This
Año de publicación: 2019
Valoración: Está bastante bien


Permítanme que la presente ya que no ha tenido tiempo de darse a conocer, al menos aquí, en España. Kristen Roupenian, escritora de la costa este estadounidense, inició su carrera literaria gracias a un golpe de suerte: acababa de publicar un relato en prensa sobre las relaciones de poder entre sexos justo en el momento en que el Me Too provocó el impacto emocional del que todos tenemos noticia. Lo estás deseando es el primer volumen que publica, se trata de un conjunto de relatos, con las limitaciones previsibles y la temática que podía esperarse dadas las circunstancias, que supone un buen comienzo y augura una interesante trayectoria.
Aquel primer relato publicado en su día por The New Yorker se titulaba Un tipo con gatos y se incluye aquí junto con alguno más aparecido en revistas, pero la mayor parte son inéditos. Echando un vistazo a las menciones en español de la obra, encuentro que, quizá influidos por el revuelo que causó en Estados Unidos, hacen especial hincapié en su temática sexual que, efectivamente, constituye el telón de fondo en la mayoría de las trece piezas que lo componen, pero no resulta tan explícito como para calificar el conjunto de erótico, creo yo. Existe, desde luego, mucho morbo, violencia real o soterrada, obsesiones, deseo de dominación y, por supuesto, deseo sexual.
Con el primero, Chico malo, nos metemos de cabeza en ese mundo perverso. La trama de Look at your game, girl, con protagonista adolescente, avanza a base de malentendidos sin que llegue la sangre al fuego, como comprobamos con una mezcla de alivio y decepción. Peores intenciones tiene la adolescente de Sardinas en lata que, excepcionalmente, promete menos de lo que finalmente ofrece a los lectores. Destacaría también por la intensidad de su clima emocional Cicatrices y El signo de la caja de cerillas. Deseos suicidas contiene un potencial enorme bastante desaprovechado. El resto me ha parecido más anodino, incluso aquél que le dio la fama, y alguno de ellos innecesariamente largo.
El terreno en el que se mueve la autora es inquietante, las atmósferas suelen ser irrespirables, en la mayor parte de los casos se masca la tragedia, que resuelve con mayor o menor fortuna. En cuanto a la forma de narrar es siempre lineal, su redacción correcta, el ritmo bien manejado y la relación de causa-efecto clarísima, pero los personajes se parecen demasiado, sobre todo el sujeto dominante y perverso que, por cierto, no necesariamente es el varón. También es idéntico el ambiente en que se mueven los individuos, así como el tono de los relatos. Lo menos logrado es esa linealidad que mencionaba, pues no solo se limita a narrar en riguroso orden cronológico, es que no hay un solo alarde, una insistencia, una descripción, un enfoque peculiar que otorgue entidad a las historias, todo lo contrario, más bien parecen informes notariales, eso sí, casi siempre intrigantes y sin ninguna dificultad lectora.
Tratándose de una temática tan oscura, esperaba mayor oscuridad narrativa, y es que la necesaria ambigüedad de casi todos los desenlaces contrasta con la claridad de su núcleo. Además, se ven demasiado las costuras y todavía más las influencias de los grandes maestros a los que, adivinamos, pretende emular sin conseguirlo, como es lógico. A estas alturas, casi todo está ya dicho, los recursos están más que explorados desde siglos atrás y hay que hilar muy fino para destacar en ámbitos misteriosos y terroríficos. Zozobra, desasosiego, sí, ¡cómo no! ya que son bazas indispensables, pero de forma bastante contenida y, como digo y era de esperar, no demasiado original. Sin embargo, y aunque es evidente que le falta rodaje, leemos a Roupenian con el placer que provoca situarse en el incómodo terreno al que intenta –y en muchos casos consigue– trasladarnos.

5 comentarios:

Juan G. B. dijo...

Hola:
Sé que mi comentario no tiene que ver con la calidad del libro ni de la reseña, e incluso puede verse como una frivolidad, pero caray, vaya cubierta horrorosa que le han puesto... ¡Cúrratelo un poquito más, Anagrama!

Anónimo dijo...

Además, perece un título de un trap (ligándolo a la reseña de ayer) "Nena, lo estás deseando"
Junto a las cubiertas de Amélie Nothomb, de lo más feo que he visto.

Lo siento, no me atrae, pero gracias.

Montuenga dijo...

Muy de acuerdo con ambos. Supongo que han pretendido mostrar la desazón que causan los relatos (y consiguen unos más y otros menos) pero podían haber buscado algo con mayor altura estética. A mí el género me gusta (no sé cómo referirme a él, los expertos sois Juan y Oriol) pero, como digo en la reseña, à estas alturas es difícil impresionarnos.
Juan, me sumo a tu petición. A ver si Anagrama nos lee y toma nota.
Anónimo, esta es aún peor que las de Nothomb, ¡que ya es decir!

Anónimo dijo...

Interesante montuega. Gracias mil kempes 19

Montuenga dijo...

Muy bien, Kempes.