miércoles, 18 de julio de 2018

Slavoj Žižek: Problemas en el paraíso

Idioma original: inglés
Título original: Trouble in Paradise. From the End of History to the End of Capitalism
Traducción: Damià Alou
Año de publicación: 2014
Valoración: Recomendable

No tengo muy claro si don Francis Fukuyama registró adecuadamente sus derechos de autor sobre el  concepto de ‘fin de la Historia’ pero si lo hizo debe ser hoy un hombre rico, porque no hay artículo, tertulia o ensayo de carácter político, sociológico o histórico en el que no se cite alguna vez. Con lo cual, al final nos acabamos convenciendo de que estamos viviendo el fin de algo, o tal vez ya el principio de otra cosa. Finkielkraut lo había apuntado por el lado cultural unos años antes, y Baudrillard le puso de inmediato el tono ácido, pero todo hacía pensar en la terminación de un ciclo, situación en la que se conoce mejor lo que parece destinado a quedar borrado que lo que se va a escribir en adelante (y cómo).

Slavoj Žižek es uno de los pensadores más conocidos que circulan por ahí en los últimos años. Filósofo, psicoanalista y no sé qué cosas más, su (relativa) popularidad proviene, claro está, de su exposición en los medios a través de artículos y entrevistas, entre ellas una muy reciente cuyo enlace dejo aquí. Pero la fama le llega principalmente porque le encanta meterse en todos los charcos. Obviamente, Žižek no escribe artículos sobre el superego o las contradicciones entre Lenin y Stalin sobre el derecho de autodeterminación, y mucho menos le preguntan por ello en las entrevistas. Sus tomas de posición giran en torno al feminismo, el islamismo radical, los vientres de alquiler o la inmigración, y ahí es donde disfruta escandalizando con alguna frase hiriente, o provocando con su barroquismo intelectual.

Porque si algo tiene el autor esloveno es afición por la actualidad, para interpretarla o buscar en ella ocasión para la reflexión o la digresión, según. De manera que, en ese contexto de fin de la Historia que decía antes, Problemas en el paraíso se situaría precisamente en el arranque de la nueva etapa que todavía no tenemos bien definida. Aunque el título se remite a una vieja comedia norteamericana, Žižek lo adopta con destreza para plantear las grietas que se observan en ese inicio de siglo que parecía abrir la etapa del bienestar y la estabilidad definitivas, con el comunismo bien enterrado y el capitalismo triunfante en todos los frentes.

La modernización se ha extendido sin freno por este mundo globalizado, y aquellas culturas que no dispusieron de un periodo de adaptación, bien lo han asumido de la forma más salvaje (Corea del Sur es el ejemplo que toma Žižek), o han desplegado un escudo protector igual de radical (el fundamentalismo islámico, al que alude en varias ocasiones). Pero ese nuevo paraíso va dejando sus cadáveres por el camino: legiones de desempleados y excluidos del sistema, regiones enteras del planeta descolgadas del proceso, y el virus del individualismo empapando la vida política y social desde todos los frentes. El ciudadano se convierte en ‘su propio capitalista’, que debe gestionar (y pagar, a veces endeudándose) las necesidades de educación o sanidad que el Estado ya no quiere atender, al tiempo que es impelido a un examen de conciencia en torno a los valores que se alzan en el horizonte: ecología (¿reciclo lo suficiente?), corrección política (¿cómo trato al desigual?), solidaridad (¿coopero con causas justas?). Traslación de lo colectivo a lo particular en todas las esferas, que conduce a desviar el foco de cuestiones globales trascendentes, y en fin a desactivar o recanalizar los movimientos emancipadores que surgen.

A estos les dedica Žižek una segunda parte de sus reflexiones. La clave está en primer lugar en distinguir con claridad quiénes de verdad avanzan para poner en entredicho el sistema, y con ello no perdernos en luchas secundarias. Y en segundo lugar, cómo continuar esos movimientos que se han caracterizado por su espontaneidad, una vez agotado el entusiasmo inicial. Insiste el autor en varios momentos en la necesidad de liderazgos que encaucen y dirijan todo ese potencial ‘emancipador’ (se diría que rehuye el término ‘revolucionario’), con lo que entronca con el clásico principio comunista del centralismo democrático, que sin duda conoce en profundidad –aunque cuesta ver que lo distinga con suficiente nitidez de los populismos, en los que ese liderazgo decisivo es consustancial, y a los que apenas presta atención.

Bueno, todo esto parece bastante sencillo y espero que más o menos coherente, pero extraer este hilo del texto que nos ocupa no es tarea tan fácil. Lo de Žižek no es un discurso lineal ni un razonamiento teórico estructurado, sino más bien un cóctel de muchos ingredientes que hay que ir diferenciando y encajando en su sitio. Como es habitual en el autor, se arremolinan múltiples referencias a películas que se supone ilustran sus reflexiones (una docena de páginas sobre una de las de Batman, ufff), chistes, digresiones de corte psicoanalítico (omnipresente Lacan), infinidad de comentarios sobre todo tipo de acontecimientos actuales (Ucrania, la ‘primavera árabe’, Grecia, el fin del apartheid), y sobre todo, afirmaciones provocadoras, paradojas y polémicas con otros pensadores, donde se ve que Žižek goza de verdad. Si a todo esto le añadimos la querencia por retorcer los argumentos hasta hacerlos irreconocibles (retórica vs. acción, por ejemplo), y la oscilación entre momentos de altura intelectual inalcanzable y otros de sencillez sorprendente (interpretación de Piketty), la sensación que transmite es de vorágine, de ruido y hasta de cierta improvisación.

La tarea del lector es seguramente completar lo que el autor no hizo: dejar reposar todo ese caudal, filtrarlo y ordenarlo para obtener sus conclusiones. Si conseguimos hacerlo así veremos que Žižek nos ha dejado sobre todo una especie de surtido de KPIs, puntos sobre los que poner la lupa, elementos sobre los que reflexionar o motivos para ver las cosas con una perspectiva distinta a la que nos quieren presentar como única.

Otras obras de Žižek en ULAD: El frágil absolutoEn defensa de la intoleranciaArte, ideología y capitalismoSobre la violencia

10 comentarios:

Sandra Suárez dijo...

Es mucho más fácil complicar que simplificar. Simplificar exige distinguir las voces de los ecos. Creo que una misión esencial del pensador es exponer sus ideas clara y linealmente. No parece (a la vista de la reseña) que este autor y este libro sean el caso.

Carlos Andia dijo...

Desde luego, Sandra, lo suyo no es simplificar. Pero, aunque a mí me gustan más los textos un poco más 'acedémicos', más ordenados hacia unas conclusiones (no sé si se nota), hay que reconocer que lo que hace Zizek lo hace muy bien, y eso es agitar el frasco, hacer ruido, llamar la atención y provocar la polémica. En definitiva, dar pie a abrir los ojos sobre ciertos asuntos y discutir libremente sobre ellos. Por eso quizá asume a veces el papel de saco de los golpes, para hacer posible ese debate libre de prejuicios.

En todo caso, me parece un libro interesante y, con sus peculiaridades, considero que debo recomendarlo.

Muchas gracias por tu aportación.

Diego dijo...

En este último comentario creo que lo has clavado, Carlos.

La ciencia cognitiva, el dualismo cartesiano, están siendo revisados o apartados por autores pospospos-modernos. No sé si es el caso de este esloveno, al cual leí muy poco, pero son varios los pensadores que hoy reclaman mirar los Sistemas y no separar y separar para analizar como veníamos haciendo hasta ahora. (Y como única forma que sigue aceptando la ciencia).
Hoy, hay muchos grandes a los que se tilda de pseudocientíficos por apostar a una mirada global para comprender lo singular.
No conozco mucho a este autor y no sé si solo es un provocador o su complejidad responde más a lo que planteo. Pero si acaso está siendo para la filosofía lo que Capra para la física, creo que merece atención y recomendación.
No es que esté en desacuerdo con lo que dice Sandra, pero también es verdad que llevamos mas de 200 años de ciencia simplificando y simplificando para entender todo por separado. Cosa que está muy bien, pero que hoy vemos que no alcanza.

Habrá que leerle más. Gracias por traerlo.

Carlos Andia dijo...

Gracias a ti por tu comentario, y por ponerle altura a nuestra charla de aficionados. Pero seguramente la idea es esa mirada global y a la vez fragmentaria, que traslada un poco al lector el trabajo de construir las conclusiones. Yo creo que Zizek tiene un nivel intelectual muy elevado que, cuando se interna por ejemplo en el campo del psicoanálisis -lo que hace con bastante frecuencia- hace que algunos nos quedemos completamente fuera de juego.

Sobre el tema de la provocación, tampoco quisiera dar una sensación equivocada: es un instrumento más, entiendo yo, para sacudir un poco las conciencias, que seguramente es el fin que se busca. Pero no es de ninguna manera gratuita ni omnipresente.

Gracias de nuevo y un saludo.

Sir Robin dijo...

Buenas. Excelente reseña. Yo como aficionado y peatón de la galaxia suelo quedar abrumado ante el despliegue que saca de la coctelera este señor, porque como buen dices agita todo y lo vierte en vasos que me cuesta no ya saborear, sino (lo siento pero mi capacidad de entender no me alcanza) tragar. Pero creo que es un autor necesario e interesante, y su provocación e incorrección muy oportunas. Me gusta su obra "Mis chistes. Mi filosofía", saludos.

Lupita dijo...

Hola a todos:
No conozco a este autor y no sé si lo leeré. Creo que hay tal cantidad de información de todo que, o tienes una buena base de política y filosofía, o te pierdes. A mí, personalmente, los conflictos bélicos de Oriente medio, la antigua Yugoslavia, Ucrania, o los actuales (Siria, Nigeria, Chad, etc..) me aturullan, así como la política internacional.
Pareciéndome muy interesante, y como aficionada "de pacotilla " a la filosofía y a la sociologia, creo que necesito afianzar mis bases filosóficas, con lecturas más accesibles primero.
En cuanto a las simplificaciones, el didactismo que conllevó la ilustración francesa, por ejemplo, hizo mucho por el entendimiento común, o así lo creo yo. El discurso del método supuso un gran descubrimiento para mi yo adolescente. ¡Un libro de filosofía que yo entendía! Luego vinieron Unamuno, Ortega y Marañón, junto a los clásicos. Para la filosofía actual no estoy preparada. Pero podéis recomendarme libros asequibles.
Saludos

Carlos Andia dijo...

Puede que haya dado una impresión equivocada, no sólo en la abundancia de la heterodoxia, como indicaba en mi anterior comentario, sino en cuanto a la altura intelectual del libro. Desde mis peculiares limitaciones veo que hay fragmentos del libro que, como decía antes, se me escapan completamente, como cuando se interna en el psicoanálisis y la psicología social. Son temas que se ve que Zizek domina de largo y le gusta profundizar en ellos, pero de no ser especialista en la materia resultan muy difícilmente asequibles. Pero tampoco se puede decir que sean parte esencial del libro, ni condicionan (o así me parece a mi) el resto de la exposición, de manera que todo el amplio catálogo de opiniones-comentarios-flashes sobre asuntos políticos o sociales tampoco exigen un esfuerzo especial.

Con todo, me parece un texto refrescante, que quizá hay que leer con alguna cautela y seleccionando un poco los materiales, pero que aporta cosas interesantes y esa punzada de una perspectiva 'diferente' sobre temas que en principio resultan bastante conocidos.

Siempre es un placer contar con vuestra amabilidad y vuestras aportaciones.

Diego dijo...

Hola otra vez.
Gracias, Carlos, pero no tengas duda de que yo también soy un aficionado.
Tu reseña me dejó "picando" al autor en la mente y solo conocía de él obras sobre Lacan. Así es que en estos días dejé de lado la tranquilidad de "La chica del trombón" y me dediqué a leer un poco más de Zizek.
Gracias por eso.

Lupita, yo opino que si hay un filósofo fácil de leer es, justamente, este señor, o Pinker, tal vez.
Creo que su genialidad y sus limitaciones  van de la mano.
Sus maneras son las que le generan el rechazo por gran parte de la ciencia, ya que sus trabajos se parecen más a artículos de opinión, que a trabajos metódicos con bases empíricas, y a su vez es eso lo que le proporciona fama y atención por lectores a los que Foucault, Bertrand de Jouvenel o Todorov les pueden parecer un tostón.

En mi opinión, estos últimos, "más académicos" dijera Carlos, son mejores, más duros de seguir y menos interesados en el lector. Zizek  se preocupa más en llegar al lector que en sostener sus afirmaciones.
También, como decía Carlos, es algo muy válido y necesario.

"La civilización de la Potencia" o "La sociedad del riesgo" de De Jouvenel y Beck, por nombrar dos de grueso interés, son obras que seguramente le peguen un repaso importante en calidad a muchos de los libros de este esloveno. Pero, si son cuatro académicos los únicos que los leen, cuatro los que los siguen y entienden, y en cambio Zizek hace cuestionarse al ciudadano medio dándole razón y caña al mismo tiempo...no es menos valioso o necesario que los anteriores.
Yo creo que es más contradictorio, más atrevido, más "producto". Pero menos profesional, menos cartesiano, menos "laboratorio".
Más cercano a sus lectores que los grandes incuestionables. Tal vez ese sea su mayor aporte.

Creo entender que la obra que trajo Carlos va en este mismo estilo, yo acabo de leer "La nueva lucha de clases", me parece muy apropiado para entrar en el universo de este loco. Tanto para comprender la razón por la que Chomsky opina que Zizek es solo un charlatán, como para saber que se lo recomendarías a tus hijos jóvenes si están interesados en el mundo de hoy y quieres que se acaben el libro con la sensación de que esto de la filosofía, mola.

Saludos.

Lupita dijo...

Hola, Diego:
Muchísimas gracias, qué buena explicación. Quizás te consideres mero aficionado porque no tengas título académico o la capacidad de análisis o conocimientos que te gustaría, pero superas con mucho el nivel de un aficionado medio. Además, escribes muy bien.
Tengo un gran desconocimiento de la filosofía actual porque me he dedicado, sobre todo, a la lectura de textos clásicos. De las últimas corrientes sociológicas y filosóficas me interesan mucho las que analizan la sociedad capitalista y la revisan, como el decrecentismo.
Por cierto, he estudiado/sufrido mucho a Chomsky como lingüista, pero como filósofo no le conozco.
Leeré a tus recomendados.
Y, por cierto, aprovecho para decirte (voy a estar desconectada de este mundo virtual durante semanas)que tus comentarios sobre medio ambiente me han hecho pensar mucho. Lo digo por si piensas que a nadie le interesa.
Mi última obsesión en casa es el ahorro de agua, será porque viví los cortes de pequeña. Saludos

Carlos Andia dijo...

Joder, pues con estos comentarios yo creo que ya no queda nada que decir por mi parte. Nada que no suponga empeorarlos, quiero decir.

Muchas gracias a los dos por participar en la tertulia. (Y que conste que podéis seguir la charla, no os estoy despidiendo)