domingo, 22 de julio de 2018

Simon Reynolds: Como un golpe de rayo


Idioma original: inglés

Título original: Shock and Awe. Glam rock and its legacy from the Seventies
Año de publicación: 2016
Traducción: Hugo Salas
Valoración: muy recomendable

Quiso la casualidad que cuando Reynolds (reputado periodista musical) acometía la última parte de este libro, David Bowie falleciera de una manera que sorprendió y conmocionó al mundo. Y no sé si este hecho, uno de los más rememorados de los últimos años, condicionó hasta cierto punto las intenciones y la estructura de este formidable trabajo. Porque Como un golpe de rayo acaba (su extensión, casi 700 páginas lo permite) siendo como un 2x1. siendo una parte una biografía extensa y detallada del período dorado en lo creativo de Bowie (el que empieza con el álbum Hunky Dory y acaba con Scary Monsters), y la otra un exhaustivo estudio sobre la génesis, evolución, y últimos coletazos del glam-rock.
Claro que estas dos evoluciones tienen puntos de convergencia de enorme repercusión, y que Bowie es indiscutiblemente, incluso cuando parece dar la espalda al sonido en sí del género, la referencia más célebre. 
Pero Reynolds no se conforma con la superficie y con la fría descripción de hitos aderezada de fechas y cifras. Reynolds disecciona la historia de las grandes figuras secundarias y se centra en esos aspectos de los que solo los muy entendidos son capaces. El sonido, la evolución de este, la repercusión de la vida personal de los artistas en la evolución de su obra, sus defectos y virtudes, sus aciertos y errores, como demostrando que, en cierta época, no solamente se trataba de promocionarse y conseguir ser radiados. Y el glam-rock puede parecer un género algo superficial, una mera apuesta estética por la provocación, como si el sonido fuera secundario, pero no es así. Cierto es que desde un punto de partida realmente heterogéneo (espíritu pre-punk, actitud provocadora y premeditadamente ambigua a todos los niveles), se llegó a muy dispares destinos. De la parte dedicada a las bandas que surgieron con distintos niveles de repercusión y merecimiento artístico (desde Slade hasta Roxy Music pasando por The Sweet o incluso Queen) me quedo con su profundo tratamiento de sus trayectorias, y por supuesto con el extenso epílogo donde se traza un exhaustivo recorrido por todas las figuras actuales que, no solo a nivel de homenaje, se encuentran influidas estética o sonoramente.
De la parte que, con sentido oportuno que no oportunista, se dedica, en idas y venidas, a seguir la vida de David Bowie y de su descomunal producción entre los primeros 70 y el inicio de los 80, decir que puede que sea el más acertado texto que he tenido la ocasión de leer. Pues no tiene ningún prejuicio a la hora de exponer todos los entresijos de esa fascinante época creativa. En comentar todos los avatares de su vida, los que le llevaron a Estados Unidos y luego de vuelta a Europa (al Berlin que alumbraría discos como Low), los que convivieron con extrañas relaciones personales, con serios problemas con las drogas.
Puede que Como un golpe de rayo pueda parecer otra biografía más de Bowie de las que irán surgiendo, pero para nada lo es. Es un recorrido por un estilo musical más actual de lo que nos pueda parecer. Uno puede echar de menos algún aspecto (a mí, por ejemplo, me hubiera gustado alguna mención menos tangencial acerca de cómo cierto sonido glam degeneró en ese hediondo género llamado heavy-metal) , y está claro que cada uno tiene sus grupos y disco favoritos. Pero el libro resulta en todo momento tan preciso e interesante que eventuales ausencias deben perdonarse.

2 comentarios:

Snobkiller dijo...

Hedionda es tu manera de juzgar un género musical tan maravilloso como denostado como es el heavy metal.Si no te gusta bastaba con decirlo sin faltar y por ende insultar a los que respetamos por igual el legado de Bowie y el de muchas bandas de metal.Y no, no tengo la piel fina..

Francesc Bon dijo...

Joder: yo no puedo refutar a un tipo que se llama Snobkiller, pero he de decirte que lo que me frustra es que desde un género musical que se caracterizó por la apertura de miras en las tendencias sexuales se acabe en un mejunje machista y misógino como el Heavy metal (ya que sea inescuchable es una apreciación más mía, pero es que las opiniones tienen eso).