martes, 10 de abril de 2018

Nina Bunjevac: Patria

Idioma original: inglés
Título original: Fatherland
Año de publicación: 2014
Traducción: Marta Alcaraz
Valoración: recomendable

Patria, sí, que ya sé que Patria está más que reseñada en ULAD (y fantabulosamente, si se me permite decirlo, y lo bien que lo pasemos, tetes), pero mira, hay más patrias que Patria, es decir, hay más mundo que la novela más premiada de las letras hispanas NEVER EVER (que además, en puridad, debería haberse titulado Matria): para empezar, la estupenda ucronía nazi de Robert Harris; para acabar (o no, que seguro que hay muchas más por ahí pululando (*), esta novela gráfica de Nina Bunjevac, ilustradora canadiense de origen serbio que nos cuenta en esta su Patria que patria no hay más que una. Y a ti te encontré en la calle.

Patria, cuyo título en inglés resulta aún más revelador: Fatherland, el país del padre, puesto que toda esta obra gira alrededor de la figura del padre de Nina, Peter Bunjevac, un exiliado serbio que en los años 70 formó parte de un grupo terrorista nacionalista formado en 1964, enemigo del régimen yugoslavo, llamado "Libertad para la patria serbia" y que se dedicaba a la entretenida tarea de atentar contra consulados yugoslavos en Norteamérica, centros culturales croatas y eliminar adversarios políticos... de igual manera que los servicios secretos yugoslavos se dedicaban a eliminarlos a ellos. En esas estaba el padre de la autora cuando una bomba mal manipulada, pum, lo eliminó a él.

Patria es por tanto, no sólo la remembranza más o menos desengañada del país de sus progenitores -y en la que la propia Nina vivió buena parte de su infancia-; no sólo una pormenorizada explicación de los males que aquejan a ese país, al menos desde la II Guerra Mundial e incluso antes -y eso que no se mete en lo ocurrido durante los no menos terribles 90...-; Patria es sobre todo la crónica, vista desde el recuerdo y a través de los ojos de una niña, de la implosión de una familia, carcomida por los demonios de varios de sus miembros: la del padre, sí, exiliado rencoroso de una infancia terrible y de la represión sufrida a cuenta de su apoyo al disidente Djilas... pero  también de los abuelos maternos, con una abuela ex-partisana de Tito a la que la paz no ha hecho perder ni un ápice de la dureza adquirida durante los años de la guerra. De hecho, cabe pensar que, en gran medida, la pregunta central que plantea esta novela gráfica es hasta qué punto es justo que los hijos hereden los conflictos  de los padres y cómo romper con esa espiral viciosa...



Patria, novela gráfica dividida en dos partes, cada una de las cuales dedicada a la peripecia de uno de los progenitores: primero de la madre (Plan B), que ha de huir a Yugoslavia para no seguir poniendo en riesgo a su familia -aunque dejando un rehén- y luego la del padre (Exilio), para contar cuya historia la autora recuerda también la nada fácil de sus abuelos y aún la de su país, dividido, como ocurre al fin y al cabo en todas las familias, en diferentes entidades nacionales e ideológicas que, inevitablemente, remiten a esa pregunta impertinente que se le suele hacer a los niños: ¿a quién quieres más, a mamá o a papá? Novela gráfica que recuerda algo, en su autopsia sobre los males de su país o comunidad y en la pesquisa sobre la figura paterna, a otras Persépolis, de Marjane Satrapi, en un caso o Fun Home de Alison Bechdel y La niña de sus ojos de Mary y Brian Talbot, en el otro; a diferencia de estas obras, sin embargo en Patria el dibujo de Bunjevac es amplio y vigoroso, pero sin renunciar al detallismo, y con un característico contorno negro y un modelado a base de exhaustivas tramas, que le dotan de  fuerza y profundidad. Por ponerle un pero, las figuras  de cuerpo entero quizás sean en exceso redondeadas, algo "infantiles" para las acciones tremebundas que les vemos cometer y también demasiado similares unas a otras, aunque quizás este sea un recurso de la dibujante para hacernos ver que todos, serbios o croatas, comunistas o monárquicos, chetniks o partisanos, son -somos- básicamente iguales. Igual de cenutrios, se entiende, porque si algo queda claro leyendo este libro es que por mucho que hayamos padecido en el pasado o por muchas oportunidades que nos de la vida para ser felices en el futuro, los humanos no tenemos arreglo.  Ni siquiera, quizá -o incluso menos aún-, dentro de la cáscara protectora de la familia.


(*) Si se me permite una digresión más, es curioso como todas las obras de ficción que conozco que hacen referencia al concepto de patria cuentan historias más bien ominosas, en contraste con discurso acerca de las mismas, siempre lleno de imágenes risueñas y esperanzadoras, que nos suelen contar los políticos a los que no se les cae de la boca...

5 comentarios:

viuda de Tom Bombadil dijo...

Pues sí, CENUTRIOS, y con mayúscula, y seguiremos así hasta el final de los tiempos porque no tenemos solución, o no queremos tenerla, o yo que sé...
Interesante libro aunque no soy amante de la novela gráfica.

Anónimo dijo...

Hola Juan, me sorprendiste con cenutrio. He tenido que recurrir al diccionario. Respecto de las luchas basadas en orígenes etnicos o religiosos creo que, aunque son muy antiguas, han encontrado una significación nueva y una potencia arrasadora gracias al capitalismo global.

Saludos

Gabriel

Juan G. B. dijo...

Hola a los dos:
Cenutrio es uno de los epítetos que más me gustan, la verdad. Reivindico la palabra y creo que hay que usarla más.
Sobre lo de las luchas ,más o menos antiguas, en este libro se dice una cosa muy interesante, aunque no sé hasta qué punto es cierta: que serbios y croatas, tan enfrentados en los últimos tiempos, históricamente han sido pueblos bien avenidos, que, de hecho, comparten unos mismos orígenes y un mismo idioma... y que si se han ido enfrentando ha sido en tiempos más o menos modernos y por factores exógenos a ellos, como son las divergencias entre las religiones que profesan (católicos unos y ortodoxos los otros), el haber formado parte de diferentes imperios, o cuestiones ideológicas, como el enfrentamiento fascismo-comunismo, en la Segunda Guerra Mundial.
Bueno , no me enrollo más, un saludo a ambos y gracias por visitarnos, como siempre.

Lupita dijo...

Hola, Juan:
Muy buena reseña; me ha encantado, mas teniendo en cuenta que me he vuelto fanática de la novela gráfica.
Ahora bien, sabía quién era el autor sin llegar a ver la firma. El motivo es claro: oraciones larguísimas, que me han hecho leer la reseña varias veces.

Vale, lo admito: quería buscar faltas de concordancia. No las hay. Tiene mucho mérito.
Enhorabuena por ello, pero debes tener una mente en la que se atropellan las ideas y salen en modo de torrente. Mi consejo es qye salgan más poquito a poco.

Dicho desde el cariño y de parte de una persona que sólo escribe bien a mano, y con pluma, ja ja.
Saludos

Juan G. B. dijo...

Hola Lupita:
Pues sí, lo confieso, estoy enviciado con las oraciones llenas de subordinadas, y no digamos ya con los paréntesis... Estoy tratando de dejarlo, pero es difícil desengarcharse... Lo que creo que voy a hacer es poner muchas notas a pie de página, a ver si consigo que me consideren el David Foster Wallace de ULAD... ; )
Un saludo, y gracias por el comentario y el consejo.