Título original: Anima
Año de publicación: 2012
Traducción: Pablo Martín Sánchez
Valoración: Recomendable
A pesar de la crisis del sector editorial el alud de libros que salen a la calle cada día en España es abrumador, 50.000 títulos en el 2014. Para un lector que no sea convulsivo, como yo, hay momentos en los que uno se siente atosigado y perdido; vamos, que no se sabe qué leer o, para ser preciso, qué leer primero. En un primer impulso de filtración leo las solapas de los libros, pero realmente el marketing publicitario consigue que todo sea gris: "conmovedora, divertida y sorprendente; esta novela empuja los límites de la literatura; deslumbrante obra maestra; un tour de force narrativo asombroso; literariamente impactante"… Uno se queda estupefacto ante tanta frase que no expresa nada. Para más complejidad las listas de lo mejor del año y los premios muchas veces tampoco me resuelven la duda. Ante mi desespero recurro a una vía de selección. Confío en las recomendaciones de amigos o conocidos, incluso convenzo a alguno para que lea el libro que a mí me interesa y que me transmita su opinión, hay que tener un poco de paciencia pero me aseguro cierto filtro. Pero claro, también acarrea sus problemas. Según quien me lo recomienda, o la motivación con que lo haga, me haré unas expectativas u otras; cuanto más altas sean estas más difícil será para la obra en cuestión llegar a lo que se espera de ella, y otras veces ocurre lo contrario no me parece tan mala como me habían dicho.
Tras esta larga introducción paso a comentar Ánima, recomendada por un amigo y según parece una gran novela del 2014, año de su publicación en España. Su autor, Wajdi Mouawad, es conocido como dramaturgo, director y actor teatral de éxito. Asimismo la obra ha sido galardonada con varios premios. Hay que reconocer que la obra tiene un buen inicio: los párrafos de la introducción, el misterio de lo que acontece, el punto de vista del narrador (que no desvelaré), la violencia animal del ser humano. Todo nos ofrece unas buenas expectativas. En primer lugar el ya mencionado acierto del punto de vista del narrador, que primero desorienta, luego sorprende, al rato es curioso, pero a las cien páginas aburre. Y lo mismo va sucediendo con el resto de la narración, plagada de buenas ideas e intenciones, pero que en determinado momento son excesivas.
Tal vez el problema está en querer alargar o complicar demasiado la trama por acumulación de material: Mouaward tardo diez años en concluir su novela. Por ejemplo, uno de los protagonistas es un perro, un híbrido entre el Buck de Jack London y la Trixie de William Maxwell, híbrido por motivos bien diferentes; uno es el ser salvaje y la otra tiene su dialogo interior. Pero cuando a eso le añadimos el toque de titán de Hollywood ya nos empieza a sonar raro, es demasiada mezcla. Y con el protagonista principal pasa lo mismo: el pobre tiene que superar mil pruebas, a cuál más dura e inhumana, a lo largo de más de 400 páginas para ser el héroe, o uno de ellos. Eso sí, su personalidad, a pesar de los problemas, las sorpresas y las hojas, no evoluciona lo más mínimo. Demasiadas aventuras, demasiadas historias, o que no se han sabido enlazar correctamente.
Y eso es lo que creo que impide redondear la obra: una historia rocambolesca, con escenas que pueden ser reales pero que su encadenamiento hace un conjunto no creíble, no verosímil, excesivamente artificioso. Suena a película de aventuras o tal vez a teatro, en el sentido de muchas imágenes una detrás de otra (no quiero quitar valor al teatro o al cine, son otra forma de expresión). Aunque contemos la historia más salvaje y la llenemos de sangre, aunque narremos lo bestial que es el ser humano, eso no hace que la obra sea literaria y lo que se cuente esté bien contado. Mouaward tal vez piensa que el hombre de hoy está dormido, y quiere sacudirnos o hacernos reaccionar. Pero cuidado, un texto nos tiene que atraer y arrastrar, no saturar; no por ser más violento nos va a transmitir unas sensaciones más profundas.
Sobre la bestialidad del ser humano cedo la palabra al filosofo Emmanuel Lévinas: «No se trata de dudar de esa miseria humana de esa animalidad. Pero ser hombre es saber que es así. La libertad consiste en saber que la libertad está en peligro. Pero saber o ser consciente es tener tiempo para evitar o prevenir el momento de inhumanidad». (Totalidad e infinito, 1971). En fin, que tal vez esté sugestionado por las expectativas puestas en la novela, en su buen principio, en sus ideas, pero la verdad es que me he ido saltando párrafos, sin perderme nada.
Firmado: Jordi Corominas
También de Wajdi Mouawad en ULAD: Litoral, Incendios, Bosques, Cielos, Todos pájaros, Assedegats, Un obús al cor, Madre
3 comentarios:
Sin duda, creo que la primera lectura de Wadji Mouawad debe ser la obra de teatro "Incendios". Ahí sí se encontrará tragedia, pasión, violencia, amor incondicional, horror, en definitiva, humanidad. Una de mis mejores lecturas de los últimos años. Desde luego, no te deja impasible.
Eso sí, si leéis el libro de la Editorial KRK Ediciones, desde luego, pasad por alto la introducción del traductor Eladio de Pablo o leedla al final (spoiler total) y evitad buscar en Internet hasta el final. Es maravillosamente trágica. No os defraudará.
A Mouawad le tengo en autores pendientes hace demasiado tiempo. Y si "Incendios" está a la altura, tan solo, de la película de Villeneuve... ya será una novela ejemplar. Intentaré hacerme con ella.
A no ser que tengas el baile de San Vito, supongo que eres un "lector compulsivo", no uno " convulsivo".
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