domingo, 12 de julio de 2015

Ana María Matute: Los niños tontos

Resultado de imagen de los niños tontosIdioma original: español
Año de publicación: 1956
Valoración: Muy recomendable



Despista un poco manejar una edición reciente de este título. ¿Un volumen de relatos con formato infantil? ¿Cuentos para adultos cuyos protagonistas son niños? ¿Portadas que indican un concepto y su contrario? En realidad, es prosa poética en estado puro. No existe acción ni progresión de la trama: se trata de escenas estáticas, meros cuadros que muestran trozos de una realidad repulsiva o grotesca mediante un lenguaje y una cadencia bellísimos. Por eso, más que un conjunto de micro relatos, lo considero un poemario muy particular, repleto de simbolismo e imágenes sugerentes, aunque no exento de crudeza avivada por la identidad de sus protagonistas.

La niña Ana María lo miraba todo con extrañeza, no sabía si ella era la rara o lo eran los otros.  Perseguida por preguntas para las que no encontraba respuesta e inquieta por su diferencia con el resto tuvo que buscar un escondite y refugiarse en él de por vida. El lugar que encontró es la escritura, naturalmente, y el tamiz que filtra y transforma todo nació en su etapa infantil e indica el proceso que la condujo hasta ella misma.  

Puede que la combinación de opuestos sea el recurso fundamental de esta obra. Simplicidad de lenguaje y concepto reflejan el claroscuro de un mundo siniestro contemplado con los ojos de la infancia, los pensamientos más inocentes se ahogan en esa brutalidad ambiental. No son tontos los niños sino absurdo su entorno, pues cualquier lógica no contaminada, al estrellarse contra la evidencia, precisa de interpretaciones enrevesadas que la orienten.

No sé quién es más tonto, si el niño que cree poder ser amigo del demonio o los adultos que le inculcan esas ideas. Y ¿qué decir del que se para ante un escaparate repleto de dulces que nadie consume mientras él los contempla hambriento a través del cristal? ¿o ese hijo jorobado de un cómico de quien su padre se avergüenza y mantiene escondido? La faceta más onírica de la autora aparece también de vez en cuando. Hay un niño que es diferente a todos porque es una imagen de escayola; otro que se interna en el mar para rodearse de belleza por primera vez en su vida; o el mudo, ignorado entre tantos hermanos, que se puede confundir con un muñeco, o serlo incluso, pues en esas condiciones casi da lo mismo.

Hay algunos especialmente dolorosos, como el de la niña que no estaba en ninguna parte porque hacía mucho que había dejado de serlo. O ese hijo de cazador, cuyo destino terrible se manifiesta con un siniestro encanto:

“El niño cazó todas las estrellas de la noche, las alondras blancas, las liebres azules, las palomas verdes, las hojas doradas y el viento puntiagudo. Cazó el miedo, el frío y la oscuridad. Cuando le bajaron en la aurora, la madre vio que al rocío de la madrugada vuelto rojo como vino, salpicaba las rodillas blancas del tonto niño cazador.”

De la misma autora: Fiesta al Noroeste, Olvidado rey Gudú, Primera memoria, La torre vigíaOlvidado rey Gudú (contrarreseña)

4 comentarios:

Paula dijo...

Hola, bueno queria deciros que me estoy inciando en esto de los blogs de lectura y me gustaria que me siguierais y que comentarais haber que os parece ya que todavia no se si es de vuestro agrado. Aqui os dejo un link, muchas gracias.

http://bajolalluviadelibros.blogspot.com.es/?m=0

Ana Blasfuemia dijo...

Adoro a Ana María Matute, su interior y cómo lo transmitia, sea en cuentos, en novelas o en la lista de la compra...

Un abrazo

Montuenga dijo...

No sé, no sé, Paula. A ver si tienes suerte.
Claro que eres tú quien tiene que atraerla. ¿Cómo? Escogiendo lecturas interesantes, cuidando el estilo y poniendo mucha, mucha atención a la ortografía. Doy por supuesto que no te falta criterio literario.

Montuenga dijo...

Y hasta respirando, Ana, ¡jejeje!