miércoles, 20 de junio de 2018

Wajdi Mouawad: Bosques (La sangre de las promesas)

Idioma original: francés
Título original: Forêts
Traducción: Eladio de Pablo (edición en castellano), Cristina Genebat (edición en catalán)
Año de publicación: 2006
Valoración: bastante recomendable

En esta obra teatral, tercer volumen que compone «La sangre de las promesas», Wajdi Mouawad sigue haciendo hincapié en los orígenes, las raíces familiares, el pasado y la tragedia. Y es que la búsqueda de la identidad es un tema nuclear en las obras de Mouawad que componen esta tetralogía.

De forma similar a «Litoral» o «Incendios» (obras anteriores a la que ahora nos ocupa), el autor va directo al grano en su inicio, partiendo de un hecho clave para, a partir de ahí, desgranar una compleja historia familiar, recorriendo la vida de sus miembros pertenecientes a diferentes generaciones. En la que probablemente sea la obra más ambiciosa de Mouawad, principalmente por su compleja estructura, el autor nos presenta un relato donde la acción se va alternando entre varios momentos temporales para recorrer una genealogía de evolución algo truculenta, como no puede ser de otra manera hablando de Mouawad.

Así pues, la obra empieza con la celebración de una fiesta en la que Aimée (protagonista central del libro) aprovecha para anunciar a su círculo de amigos que está embarazada. En medio de la celebración, Aimée sufre un ataque epiléptico durante el cual recrea situaciones y menciona nombres que nadie de los presentes conoce y que pertenecen a momentos muy anteriores a su propia vida. Ya en la consulta del doctor, se analiza la causa de sus ataques y obtienen un diagnóstico nada común de su enfermedad que será el desencadenante de la historia. Y ya no os cuento más para no dar más detalles sobre su argumento.

Con este planteamiento, Mouawad teje una historia de tragedias, de crueldades, de tristeza y soledad, de sentimientos apasionados hasta rozar la locura y la obsesión, no únicamente en lo tocante a los aspectos sentimentales sino también en lo referente a la concepción de la vida y la sociología. Asimismo, el autor se sirve de la presencia de múltiples personajes de diferentes momentos históricos para hacernos testigos de las épocas más relevantes de la historia de Europa del siglo XX. Así, la historia transcurre por la primera guerra mundial, la ocupación nazi, la caída del muro de Berlín... de manera que la narración permite al autor hacernos partícipes de una serie de hechos históricos, ofreciendo un canal al autor para mostrar aquello que las personas albergan en su fuero interno, en su yo más íntimo (y despiadado a veces), llevándolas al extremo hasta encontrar el núcleo de lo que conforma la psicología humana.

Estructuralmente, hay cierto aspecto que, a mi entender, no hace que esta obra sea completamente redonda: se plantean demasiadas alternancias temporales, con sus respectivos protagonistas, que provocan algo de confusión al lector a pesar del intento de su autor en repetir varias veces, durante la narración, la línea sucesoria. Siendo así, no sería una mala idea para quién lea la obra anotar los personajes clave y echar mano de vez en cuanto a esas anotaciones, para poder encajar la historia y asegurar su comprensión y coherencia. Aparte de este aspecto, consecuencia de una obra tan ambiciosa, el relato consigue mantener al lector completamente atrapado, especialmente superada la primera mitad, con una historia que coge impulso con la fuerza con la que el autor nos tiene acostumbrados. Es a partir de ahí cuando aparecen los personajes más potentes, más oscuros y sórdidos, más cercanos a esa parte inhumana que también habita en las personas. Es en estos paisajes casi claustrofóbicos del bosque donde Mouawad nos permite ver su visión más trágica de la humanidad, formada por una sociedad donde las intenciones no siempre son tan nobles como parecen, donde los mundos, cuando son cerrados, limitan las posibilidades de conseguir algo mejor.

Tristeza, dolor, pesar, abandono, miedo, impacto, son algunos de los grandes temas que encontramos en esta obra teatral, llena de tragedia, pero también de amor a la familia, de amistad y perdón, de tolerancia y reconciliación ... todos estos elementos son tratados por el autor elaborando una obra que te mantiene atrapado hasta el final, un texto en la que Mouwad te ofrece una mano tendida para que lo acompañes en la historia, mientras te agarra el corazón con la otra para que no la sueltes. Extremadamente sensible y profundo en sus obras, Mouawad siempre causa impacto al tratar la tragedia existente en la condición humana, pero, a la vez, acostumbra a dejar un espacio, a veces pequeño pero siempre presente, a la esperanza.

También de Mouawad en ULAD: Ánima, Litoral, IncendiosCielosTodos pájarosAssedegatsUn obús al cor

2 comentarios:

Jan Arimany dijo...

Hola Marc!

Wajdi Mouawad em va enamorar amb Ànima i em vaig quedar amb les ganes d'anar a veure al teatre aquesta obra. Tinc La sang de les promeses esperant-me, però el fet de llegir teatre m'intimida una mica. Però havent llegit la teva ressenya, he de llegir aquest llibre sí o sí.

Gràcies!

Marc Peig dijo...

hola, Jan. Moltes gràcies per les teves paraules.

Paso al castellano, por si alguien pudiera tener tus mismas dudas o reticencias acerca de leer teatro. En el caso de Mouawad, no hay motivo, pues es un autor con un estilo muy cercano a lo que sería la narrativa a la que estamos acostumbrados cuando leemos obras que no son del género teatral. Por ello, además de la gran calidad de su obra, puede ser un buen autor para acercarse a leer esos textos que normalmente esperaríamos a conocerlos vía representación teatral, y leerlos nosotros de primera mano. Si tienes "La sang de les promeses" en catalan, que contiene las 4 obras que componen la tetralogía en un único volumen, te recomiendo que empieces por "Incendios", que para mí es su gran obra maestra y las 4 obras que componen "La sangre de las promesas" son totalmente independientes y pueden leerse por separado y en el orden que se prefiera.

Salutacions, i gràcies de nou per comentar l'entrada i fer-nos confiança.

Marc