Título original: The taking of Pelham One Two Three
Año de publicación: 1973
Traductor: I. Ferrer Aleu
Valoración: recomendable
Posiblemente el título de esta novela les sonará a muchos/as porque es el de una película casi mítica del cine negro norteamericano de los años 70 (mítica sería La noche se mueve; clásicas, la saga de El Padrino). Pero antes que la película, como ocurre a menudo, hubo un libro, una novela cuyo éxito inmediato propició que fuera llevada al cine, aunque hoy en día tanto este título como su autor hayan caído en el olvido general (por fortuna, no ha ocurrido así con la versión cinematográfica, que incluso ha conocido un par de remakes, como serie y como película, hace no muchos años). La novela fue escrita por el neoyorquino Morton Freedgood, que firmaba como John Godey, y el argumento, para quien no lo conozca, es el siguiente: un grupo de maleantes secuestra un vagón de Metro en pleno Manhattan (del tren que ha salido de Pelham Bay a la una y veintitrés: de ahí su apelativo) y exigen un millón de dólares -ojo: de los de 1973- como rescate para liberar a los rehenes.
Tal suceso hace de detonante de todo un tráfago de reacciones y una actividad febril, no ya en el interior del vagón secuestrado, sino también en la Jefatura de Tráfico, la de la Policía, la Oficina del alcalde, los medios de comunicación, la calle... Utilizando con eficaz agilidad una estructura coral, Godey consigue ofrecernos una estupenda panorámica de la sociedad de su tiempo -al menos, la americana o la neoyorquina- y de los asuntos que la inquietaban, aunque quizás hoy nos resulten algo desfasados (o no tanto): la guerra de Vietnam, la inseguridad ciudadana, las tensiones raciales, las revueltas políticas... Incluso la propia banda de secuestradores está hábilmente formada por caracteres contrapuestos, de manera que contribuyan aún más al juego narrativo: el frío ex-mercenario, el bruto silencioso, el cobarde inteligente y el chulo rebelde, tan indisciplinado que había sido expulsado incluso de la Mafia... (a los cinéfilos quizá les interese saber que los secuestradores no se dirigen entre ellos llamándose "Mr. Green", "Mr. Brown" o "Mr. Grey", como en la película; éste es un feliz hallazgo de guión, "homenajeado" después por Tarantino).
Una novela policíaca, en cualquier caso, magistralmente escrita. Y sazonada en todo momento con un humor socarrón, a veces lleno de acidez -hasta bordear el cinismo-, que no vacila en apuntar hacia la propia ciudad y sus habitantes (un tipo de humor, pues, muy neoyorquino, según se dice). Lo que no impide que, al mismo tiempo, la novela sea un homenaje de su autor hacia esa misma ciudad y esos habitantes. Una novela, además, que guarda el sabor de cuando los best-sellers los firmaban Frederick Forsyth, Lapierre & Collins... o el gran John Le Carré (toda una literatura a reivindicar, 40 años después). Una novela que demuestra que la comercialidad no tiene por qué estar reñida con la calidad y el disfrute de la buena literatura. La verdad, ya podía aprender más de uno...
Como nota curiosa, mencionaré que, durante años, el servicio de ferrocarriles metropolitanos de Nueva York retiró el tren que salía de Pelham Bay a las 13:23, para evitar el peligro de imitadores, más o menos locuelos, supongo. E incluso cuando se restableció el horario, muchos conductores se negaban a llevar ese tren. En este caso, la ficción superó a la realidad (y sí: lo he leído en la Wikipedia... ejem).
Tal suceso hace de detonante de todo un tráfago de reacciones y una actividad febril, no ya en el interior del vagón secuestrado, sino también en la Jefatura de Tráfico, la de la Policía, la Oficina del alcalde, los medios de comunicación, la calle... Utilizando con eficaz agilidad una estructura coral, Godey consigue ofrecernos una estupenda panorámica de la sociedad de su tiempo -al menos, la americana o la neoyorquina- y de los asuntos que la inquietaban, aunque quizás hoy nos resulten algo desfasados (o no tanto): la guerra de Vietnam, la inseguridad ciudadana, las tensiones raciales, las revueltas políticas... Incluso la propia banda de secuestradores está hábilmente formada por caracteres contrapuestos, de manera que contribuyan aún más al juego narrativo: el frío ex-mercenario, el bruto silencioso, el cobarde inteligente y el chulo rebelde, tan indisciplinado que había sido expulsado incluso de la Mafia... (a los cinéfilos quizá les interese saber que los secuestradores no se dirigen entre ellos llamándose "Mr. Green", "Mr. Brown" o "Mr. Grey", como en la película; éste es un feliz hallazgo de guión, "homenajeado" después por Tarantino).
Una novela policíaca, en cualquier caso, magistralmente escrita. Y sazonada en todo momento con un humor socarrón, a veces lleno de acidez -hasta bordear el cinismo-, que no vacila en apuntar hacia la propia ciudad y sus habitantes (un tipo de humor, pues, muy neoyorquino, según se dice). Lo que no impide que, al mismo tiempo, la novela sea un homenaje de su autor hacia esa misma ciudad y esos habitantes. Una novela, además, que guarda el sabor de cuando los best-sellers los firmaban Frederick Forsyth, Lapierre & Collins... o el gran John Le Carré (toda una literatura a reivindicar, 40 años después). Una novela que demuestra que la comercialidad no tiene por qué estar reñida con la calidad y el disfrute de la buena literatura. La verdad, ya podía aprender más de uno...
Como nota curiosa, mencionaré que, durante años, el servicio de ferrocarriles metropolitanos de Nueva York retiró el tren que salía de Pelham Bay a las 13:23, para evitar el peligro de imitadores, más o menos locuelos, supongo. E incluso cuando se restableció el horario, muchos conductores se negaban a llevar ese tren. En este caso, la ficción superó a la realidad (y sí: lo he leído en la Wikipedia... ejem).
3 comentarios:
Recuerdo que leí este libro hace brrrrrr... muchísimos años, fue seguramente una de mis primeras lecturas no infantiles/juveniles. En su momento me gusto, no sé ahora.
Pero también está bien recuperar estos títulos que fueron éxitos y hoy están totalmente olvidados.
Un saludo. carlos Andia
Hola, Carlos:
Yo ni sabía que existía esta novela, la verdad, pero la encontré por casualidad hace no poco y, como he visto varias veces la peli (bueno, las dos), me entró la curiosidad... con lo que me he llevadonuna grata sorpresa.
La edición española, ciertamente, es del año 74.
Un saludo.
Perdón, quería poner "hace poco"...
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