Idioma original: euskera
Título original: Mussche
Año de publicación: 2012
Valoración: recomendable
Tiene que ser difícil para un escritor ponerse delante del papel en blanco, cuando tu anterior novela ha tenido una repercusión como la que tuvo Bilbao-New York Bilbao, la primera novela de Kirmen Uribe (una repercusión, por cierto, que me parece justificada pero al mismo tiempo desmedida). Recuerdo, por ejemplo, haber leído cómo García Márquez tuvo que hacer un esfuerzo para apartarse de Cien años de soledad, pese a que los lectores esperaban precisamente más Cien años de soledad; el resultado de este esfuerzo fue El otoño del patriarca, de la que Jaime y yo ya hemos hablado muchas (demasiadas) veces.
En Lo que mueve el mundo (que sustituye al título original, Mussche) se nota en cierta medida esta necesidad de alejarse de la obra anterior, de no volver a escribir otra vez lo mismo: es, de hecho, una novela mucho más sencilla y más clásica, mucho menos "posmoderna", por usar un adjetivo que se ha aplicado habitualmente a Bilbao-New York-Bilbao. Y sin embargo, hay también evidentes continuidades entre una y otra novelas: para empezar, el narrador en esta es nuevamente el propio Kirmen Uribe, aunque ocupa un lugar mucho más discreto y menos central; el texto también es fragmentario y recorre diferentes tiempos y espacios (el Bilbao de la Guerra Civil, Bélgica antes y después de la Segunda Guerra Mundial, Inglaterra, Alemania...); también se recurre a la metaliteratura y a la metaficción, aunque con menor insistencia y desarrollo; y se mantienen algunas de las constantes temáticas (el viaje, el poder de la amistad, la guerra y sus consecuencias, la propia escritura) del primer libro.
Pero, como decía, en este caso los protagonistas no son ya la familia de Kirmen Uribe, sino una niña exiliada de la guerra civil, Karmentxu Cundin, y la familia que la acogió en Gante, la familia de Robert Mussche. Aunque el viaje al exilio de Karmentxu sirva inicialmente como detonante de la historia, después pasa a un segundo plano, y el centro lo ocupa el propio Mussche, su relación con el escritor Herman Thiery (que usó en sus obras el seudónimo Johan Daisne), su compromiso con la resistencia contra los nazis y su deportación a un campo de concentración en los últimos meses de la guerra.
El propio Kirmen Uribe cuenta, en las últimas páginas del texto, que escribió esta novela después de unos meses de sequía, como una especie de "exorcismo" tras la muerte de su amigo Aitzol Aramaio; fue este amigo quien le pidió que escribiese sobre un héroe, y Uribe escogió a Mussche, un hombre bueno en el buen sentido de la palabra, como diría Machado, que pagó caro el mantenerse fiel a sus principios. La novela resultante no es tan densa ni tan sorprendente como Bilbao-New York-Bilbao, pero quizás precisamente por eso gustará a un público más amplio, y dejará un buen sabor de boca a casi todos los lectores.
Una palabra final sobre la traducción de Gerardo Markuleta. Por lo que he leído de Kirmen Uribe en euskera (no esta novela, pero sí su poesía y Bilbao-New York-Bilbao), diría que utiliza un lenguaje muy llano, muy conversacional, muy accesible. Tengo la impresión de que esta traducción no ha sabido transmitir completamente esa simplicidad estilística, ya que algunas expresiones algo rebuscadas ("halló refugio", "advenimiento", "no le place"...) resultan chocantes y habrían sido fácilmente sustituibles por otras más coloquiales ("encontró refugio", "llegada", "no le gusta"). Tengo que decir, con todo, que esa impresión de extrañeza desaparece con el paso de las páginas, sea porque el lector se acostumbra, o porque efectivamente el lenguaje se hace más transparente a medida que avanza el texto.
También de Kirmen Uribe en ULAD: Bilbao-New York-Bilbao
Título original: Mussche
Año de publicación: 2012
Valoración: recomendable
Tiene que ser difícil para un escritor ponerse delante del papel en blanco, cuando tu anterior novela ha tenido una repercusión como la que tuvo Bilbao-New York Bilbao, la primera novela de Kirmen Uribe (una repercusión, por cierto, que me parece justificada pero al mismo tiempo desmedida). Recuerdo, por ejemplo, haber leído cómo García Márquez tuvo que hacer un esfuerzo para apartarse de Cien años de soledad, pese a que los lectores esperaban precisamente más Cien años de soledad; el resultado de este esfuerzo fue El otoño del patriarca, de la que Jaime y yo ya hemos hablado muchas (demasiadas) veces.
En Lo que mueve el mundo (que sustituye al título original, Mussche) se nota en cierta medida esta necesidad de alejarse de la obra anterior, de no volver a escribir otra vez lo mismo: es, de hecho, una novela mucho más sencilla y más clásica, mucho menos "posmoderna", por usar un adjetivo que se ha aplicado habitualmente a Bilbao-New York-Bilbao. Y sin embargo, hay también evidentes continuidades entre una y otra novelas: para empezar, el narrador en esta es nuevamente el propio Kirmen Uribe, aunque ocupa un lugar mucho más discreto y menos central; el texto también es fragmentario y recorre diferentes tiempos y espacios (el Bilbao de la Guerra Civil, Bélgica antes y después de la Segunda Guerra Mundial, Inglaterra, Alemania...); también se recurre a la metaliteratura y a la metaficción, aunque con menor insistencia y desarrollo; y se mantienen algunas de las constantes temáticas (el viaje, el poder de la amistad, la guerra y sus consecuencias, la propia escritura) del primer libro.
Pero, como decía, en este caso los protagonistas no son ya la familia de Kirmen Uribe, sino una niña exiliada de la guerra civil, Karmentxu Cundin, y la familia que la acogió en Gante, la familia de Robert Mussche. Aunque el viaje al exilio de Karmentxu sirva inicialmente como detonante de la historia, después pasa a un segundo plano, y el centro lo ocupa el propio Mussche, su relación con el escritor Herman Thiery (que usó en sus obras el seudónimo Johan Daisne), su compromiso con la resistencia contra los nazis y su deportación a un campo de concentración en los últimos meses de la guerra.
El propio Kirmen Uribe cuenta, en las últimas páginas del texto, que escribió esta novela después de unos meses de sequía, como una especie de "exorcismo" tras la muerte de su amigo Aitzol Aramaio; fue este amigo quien le pidió que escribiese sobre un héroe, y Uribe escogió a Mussche, un hombre bueno en el buen sentido de la palabra, como diría Machado, que pagó caro el mantenerse fiel a sus principios. La novela resultante no es tan densa ni tan sorprendente como Bilbao-New York-Bilbao, pero quizás precisamente por eso gustará a un público más amplio, y dejará un buen sabor de boca a casi todos los lectores.
Una palabra final sobre la traducción de Gerardo Markuleta. Por lo que he leído de Kirmen Uribe en euskera (no esta novela, pero sí su poesía y Bilbao-New York-Bilbao), diría que utiliza un lenguaje muy llano, muy conversacional, muy accesible. Tengo la impresión de que esta traducción no ha sabido transmitir completamente esa simplicidad estilística, ya que algunas expresiones algo rebuscadas ("halló refugio", "advenimiento", "no le place"...) resultan chocantes y habrían sido fácilmente sustituibles por otras más coloquiales ("encontró refugio", "llegada", "no le gusta"). Tengo que decir, con todo, que esa impresión de extrañeza desaparece con el paso de las páginas, sea porque el lector se acostumbra, o porque efectivamente el lenguaje se hace más transparente a medida que avanza el texto.
También de Kirmen Uribe en ULAD: Bilbao-New York-Bilbao
3 comentarios:
La verdad es que comparto tus impresiones. Saludos
Yo justo me lo estoy leyendo ahora y me está gustando mucho. ¿Será por qué lo estoy leyendo antes que Bilbao-Nueva York- Bilbao?
Estoy leyendo Mussche (EL QUE MOU EL MÓN) en catalán. Kirmen URIBE vuelve a la memoria, el compromiso, la solidaridad.
"Després del bombardeig de Gernika, el lehendakari José Antonio Aguirre va prendre la decisió de mirar de garantir la seguretat dels infants. Entre el maig i el juny de l´any 1937, 19.000 nens van sortir del port de Bilbao per anar a diversos països europeus."
Buena traducción al catalán de Pau Joan Hernàndez
Imma
Publicar un comentario