miércoles, 30 de enero de 2013

Colaboración: Dejad de lloriquear de Meredith Haaf


Idioma original: alemán
Título original: Heult doch: über eine Generation und ihre Luxusprobleme.
Traductor: Patricio Pron
Fecha de publicación: 2012
Valoración: recomendable

Últimamente pienso bastante en la pasividad que caracteriza a mi generación y, gracias a Dejad de lloriquear. Sobre una generación y sus problemas superfluos de la alemana Meredith Haaf (Múnich, 1983), he entendido mejor las causas que nos han llevado a la situación actual. La coautora del aclamado ensayo Wir Alphamädchen: Warum Feminismus das Leben schöner macht desarrolla un estudio minucioso e imprescindible en el que resalta la necesidad de que una actitud crítica prenda entre la generación de los nacidos en la década de los ochenta del siglo XX. Yonquis de la queja constante, presos de la abulia, asistimos al derrumbe del Estado del Bienestar, del mundo tal y como lo hemos conocido, sin mover un dedo. Miramos hacia otro lado y abrimos la pantalla del ordenador para –¿para?.

Mientras tanto, la realidad está ahí fuera. Las acciones se suceden, pero estamos tan ocupados en colgar un vídeo que muestra cómo un perro enseña a un cachorro a bajar las escaleras, que somos incapaces de tomar parte en ellas, enfrentarnos, criticar aquello que nos disgusta o intentar cambiarlo. Nosotros, los yonquis de los medios, bromea Haaf, A mi generación le basta con declarar en Facebook que «está hasta las narices», y eso porque, sólo con que un par de personas cliquen «Me gusta», todo queda arreglado, porque entre un click en “Me gusta” y la acción de compartir el último vídeo de japoneses locos olvidamos ser libres.

Con referencias Jonathan Franzen, Gilles Deleuze o Susan Sontag y haciendo uso de un lenguaje preciso y contundente, la joven Haaf expone mediante este excelente ensayo las causas que nos han arrastrado a la abolición de las utopías, la era del postoptimismo y han encendido en nosotros sentimientos como la inseguridad y la angustia.

Por último, cabe destacar que, a pesar del panorama desolador que describe al hablar de todos aquellos que, en el periodo comprendido entre la caída del Muro, la burbuja de los New Media y el 11 de septiembre de 2001 gozamos de una juventud dorada, esta historiadora y filósofa concluye con un mensaje que insta al lector a tomar las calles y recuperar la presencia en la vida pública: Está en nuestras manos el apartar la mirada de nosotros mismos, […] No lloriquear más sobre el hecho de que nunca podremos alcanzar el estatus de nuestros padres, y, en lugar de eso, deshacernos por completo de la idea de estatus. No quejarnos más del exceso de posibilidades, sino comprender simplemente que hay una vida y que ésta puede ser vivida a nuestro mejor saber y entender. Y sobre todo: no percibir nuestra libertad como una amenaza, sino como el don de ser capaces de hacer lo que queramos. 


Firma invitada: Uxue

2 comentarios:

izas dijo...

He leido este libro hace poco y se lo recomiendo a cualquiera. Haaf expone de forma clara y contundente sus argumentos, y plantea una serie de preguntas que dejan al lector, cuando menos, preocupado –y eso me parece un gran acierto.

Yemila dijo...

Suena muy interesante. Ya había oído hablar muy bien de este libro. A ver cuándo puedo hacerme con él...