Idioma original: inglés
Título original: Snow Crash
Año de publicación: 1992
Valoración: Para los aficionados a la ciencia ficción, imprescindible; para el resto, recomendable
Aunque los años me han moderado un poco, me considero un furioso devorador de ciencia ficción. Por mis manos han pasado no solo los autores que sobrepasaron los prejuicios habituales del género (Philip K. Dick, Asimov, Orwell...) sino aquellos otros que, siendo referencias incuestionables, poco o nada se conocen fuera de las fronteras de la c-f: Leguin, Lem, Delany, Farmer, Stappledon, Bester, Werber... Ganadores de Hugos, Locus, Nebulas, Ignotus y demás premios que señalan "lo mejor de lo mejor" de este pequeño microcosmos literario, pocas veces reconocido en su justa medida (esta es otra historia). Al grano: una de mis espinas era Neal Stephenson, autor de tres libros considerados imprescindibles por los aficionados: Snow Crash, La Era del Diamante y Cryptonomicon. Así pues, decidí empezar por el primero. Snow Crash. Y vaya viaje: todavía estoy tocado.
Snow Crash es el libro que recuperó el ciberpunk de Neuromante (1984), lo retorció, lo espabiló, lo renovó y lo proyectó unos treinta o cuarenta años hacia el futuro, en 1992. Nada menos. En el breve pero revelador prólogo de Juanma Barranquero que incluye la edición de Gigamesh se dice algo en nada gratuito: esta novela tiene tantas ideas que en ocasiones el lector necesita parar, cerrar el libro y "dejar vagar la mente por las infinitas posibilidades que nos regala generosamente Stephenson". Así es como Barraquero lo dice, y lo comparto. Yo lo diría con otras palabras: con uno solo de los párrafos de este libro, otros autores te montan una novela entera; con una sola de las páginas, una trilogía. Decir que Stephenson es un torrente imaginativo se quedaría corto. Es prácticamente salvaje, despiadado, insoportable. Es a la generación de planteamientos lo que dicen que es Islandia a la naturaleza: el último territorio virgen. Propone tantas, tantísimas ideas nuevas (geniales, divertidas, curiosas, creativas, revolucionarias...) por segundo que la lectura se hace difícil, se entrecorta, cuesta. Por esto Snow Crash no es un libro fácil, ni un libro para todo el mundo. Es un red bull neuronal.
La trama gira en torno a varios personajes (Hiro Protagonist, un repartidor de pizzas y espadachín; T.A., una joven "korreo" con grandes habilidades; Cuervo, un enorme y peligroso delincuente; Tío Enzo, el jefe de un imperio mafioso...), una droga/virus/religión (el Snow Crash) y dos realidades (la Realidad, tal y como la conocemos; y el Metaverso, lo que hoy en día -20 años después de la publicación de la novela- llamaríamos tal vez las redes sociales o los MMORPG). Con estos ingredientes alguien menos retorcido sería capaz de montarte un buen entretenimiento; pero resulta que Stephenson es inagotable, así que sumemos también programación informática y hackers, mitos sumerios, análisis bíblicos, crítica social, bombas nucleares, kendo, lingüística, ingeniería y peleas callejeras. En apenas 400 páginas. Con una prosa rapidísima, vertiginosa, llena de curvas y giros y sorpresas. Con mucho humor, y mucha mala leche, y unas cuantas pizcas de gore. Violencia a ritmo de rap, también. Y criptografía. Y un fino sarcasmo que todo lo cubre, como una manta eléctrica.
Descomunal, como un espectáculo de fuegos artificiales sobre el océano, y visionario: resulta difícil creer que este libro esté escrito en 1992, no solo por la actualidad de alguno de sus conceptos, sino porque muchos de ellos empezamos ahora a imaginarlos, a comprenderlos, a proyectarlos. Wikipedia dice que este fue el primer libro que usó el término "avatar" como lo usamos nosotros ahora, y que la revista Time la considera una de las 100 mejores novelas escritas desde 1923. Ni idea al respecto, pero os diré algo: si yo fuera un poco más conspiranoico, daría por supuesto que Stephenson viene del futuro.
En fin. Podría hablar durante horas de este libro. Está tan lleno de frases estupendas y momentos divertidos que no sabría por dónde seguir. Un par de hackers charlando, poniéndose melancólicos:
- Mi abuela fue tan importante para mí... -dice ella.
- ¿Te enseñó a programar? -pregunta él.
Pues eso.
Título original: Snow Crash
Año de publicación: 1992
Valoración: Para los aficionados a la ciencia ficción, imprescindible; para el resto, recomendable
Aunque los años me han moderado un poco, me considero un furioso devorador de ciencia ficción. Por mis manos han pasado no solo los autores que sobrepasaron los prejuicios habituales del género (Philip K. Dick, Asimov, Orwell...) sino aquellos otros que, siendo referencias incuestionables, poco o nada se conocen fuera de las fronteras de la c-f: Leguin, Lem, Delany, Farmer, Stappledon, Bester, Werber... Ganadores de Hugos, Locus, Nebulas, Ignotus y demás premios que señalan "lo mejor de lo mejor" de este pequeño microcosmos literario, pocas veces reconocido en su justa medida (esta es otra historia). Al grano: una de mis espinas era Neal Stephenson, autor de tres libros considerados imprescindibles por los aficionados: Snow Crash, La Era del Diamante y Cryptonomicon. Así pues, decidí empezar por el primero. Snow Crash. Y vaya viaje: todavía estoy tocado.
Snow Crash es el libro que recuperó el ciberpunk de Neuromante (1984), lo retorció, lo espabiló, lo renovó y lo proyectó unos treinta o cuarenta años hacia el futuro, en 1992. Nada menos. En el breve pero revelador prólogo de Juanma Barranquero que incluye la edición de Gigamesh se dice algo en nada gratuito: esta novela tiene tantas ideas que en ocasiones el lector necesita parar, cerrar el libro y "dejar vagar la mente por las infinitas posibilidades que nos regala generosamente Stephenson". Así es como Barraquero lo dice, y lo comparto. Yo lo diría con otras palabras: con uno solo de los párrafos de este libro, otros autores te montan una novela entera; con una sola de las páginas, una trilogía. Decir que Stephenson es un torrente imaginativo se quedaría corto. Es prácticamente salvaje, despiadado, insoportable. Es a la generación de planteamientos lo que dicen que es Islandia a la naturaleza: el último territorio virgen. Propone tantas, tantísimas ideas nuevas (geniales, divertidas, curiosas, creativas, revolucionarias...) por segundo que la lectura se hace difícil, se entrecorta, cuesta. Por esto Snow Crash no es un libro fácil, ni un libro para todo el mundo. Es un red bull neuronal.
La trama gira en torno a varios personajes (Hiro Protagonist, un repartidor de pizzas y espadachín; T.A., una joven "korreo" con grandes habilidades; Cuervo, un enorme y peligroso delincuente; Tío Enzo, el jefe de un imperio mafioso...), una droga/virus/religión (el Snow Crash) y dos realidades (la Realidad, tal y como la conocemos; y el Metaverso, lo que hoy en día -20 años después de la publicación de la novela- llamaríamos tal vez las redes sociales o los MMORPG). Con estos ingredientes alguien menos retorcido sería capaz de montarte un buen entretenimiento; pero resulta que Stephenson es inagotable, así que sumemos también programación informática y hackers, mitos sumerios, análisis bíblicos, crítica social, bombas nucleares, kendo, lingüística, ingeniería y peleas callejeras. En apenas 400 páginas. Con una prosa rapidísima, vertiginosa, llena de curvas y giros y sorpresas. Con mucho humor, y mucha mala leche, y unas cuantas pizcas de gore. Violencia a ritmo de rap, también. Y criptografía. Y un fino sarcasmo que todo lo cubre, como una manta eléctrica.
Descomunal, como un espectáculo de fuegos artificiales sobre el océano, y visionario: resulta difícil creer que este libro esté escrito en 1992, no solo por la actualidad de alguno de sus conceptos, sino porque muchos de ellos empezamos ahora a imaginarlos, a comprenderlos, a proyectarlos. Wikipedia dice que este fue el primer libro que usó el término "avatar" como lo usamos nosotros ahora, y que la revista Time la considera una de las 100 mejores novelas escritas desde 1923. Ni idea al respecto, pero os diré algo: si yo fuera un poco más conspiranoico, daría por supuesto que Stephenson viene del futuro.
En fin. Podría hablar durante horas de este libro. Está tan lleno de frases estupendas y momentos divertidos que no sabría por dónde seguir. Un par de hackers charlando, poniéndose melancólicos:
- Mi abuela fue tan importante para mí... -dice ella.
- ¿Te enseñó a programar? -pregunta él.
Pues eso.
2 comentarios:
Muy buenooo!!!!!!!!!
Stephenson es espectacular. Tenéis que leer "Criptomicon" y "El sistema del mundo". El comentario que haces respecto a Snow Crash es muy acertado e, increiblemente, plenamente aplicable a El Sistema: deben ser más de 3.000 páginas y no hay ni una frase superflua, cada diálogo y cada escena es brillante. Os los recomiendo encarecidamente.
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