Título original: Gomorra
Año de publicación: 2006
Valoración: Imprescindible
Podría empezar esta reseña señalando la situación en la que vive Roberto Saviano a raíz de este texto: siempre en movimiento, sin probar dos veces la misma cama, con la muerte en las espaldas. Serviría, creo yo, para ilustrar la potencia y la importancia que cobraron sus palabras en su país de origen, y que al mismo tiempo es el país que ama y al que quiere salvar. Pero si bien estas cuestiones son bastante ilustrativas, uno no alcanza a comprender la magnitud de sus palabras hasta que toma contacto con el texto.
De Saviano y de su actitud comprometida se ha hablado antes (aquí), pero creo que la mejor forma (sino la única) de reconocer esta faceta es leyendo su obra. Gomorra es un cuadro de nuestro tiempo y al mismo tiempo un cuadro sobre la condición humana. A lo largo de las páginas de esta crónica/novela/libro de viajes (es difícil distinguir un género tradicional en una narración que va de la simple mención de hechos técnicos a pasajes aterradoramente poéticos) vamos conociendo la otra cara de Italia, la sumergida, la que no sale en ningún lado, la que permanece como rehén del lujo y el glamour del otro lado de la moneda.
Al principio, la obra muestra los aspectos estrictamente económicos de la organización a la que disecciona con maestría y pavor (la “Camorra”, una de las mafias más poderosas del mundo, con ramificaciones por todo el planeta), pero a medida que pasan las páginas va mostrándonos el precio en vidas humanas que se cobra el accionar criminal, y llegando al final, uno termina sintiéndose tan hastiado como el narrador, que culmina la novela flotando entre la basura irresponsablemente distribuida por la mafia.
Pero Gomorra no es solamente una denuncia de la corrupción que reina en su país y en el mundo. También es una actualización, una desmitificación del mundo criminal. Olvídense de las cicatrices en el rostro y de las navajas ocultas: los mafiosos de la vida real van a escuelas de negocios. Es el capitalismo más salvaje, un capitalismo primitivo que ha conseguido convertir a los criminales en extraordinarios empresarios, y que se vale de todas las herramientas posibles para conseguir el poder, inclusive la mera violencia. ¿Y para qué? Para nada. Tal es la conclusión que se extrae.
Y es en ese punto, donde reside la mayor crítica y la mayor lucidez (y quizás, la causa real de que sea perseguido) de Saviano: Gomorra prueba el absurdo del Sistema (como llaman los miembros a la organización criminal). Nadie se va a salvar, todos se van a morir. Envenenar la tierra o matar por dinero van a traer gloria pasajera, pero al final todos vamos a comparecer ante la muerte. “Y así, conocer ya no es un indicio de compromiso moral. Saber, entender, se convierte en una necesidad. La única posible para considerarse aún hombres dignos de respirar”, concluye el texto. Matar o comprender, ese es el dilema.
Firmado: Jonatan Lipner
También de Roberto Saviano en ULAD: CeroCeroCero, La belleza y el infierno, Lo contrario de la muerte. Además, se le menciona aquí
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