sábado, 16 de abril de 2016

Alberto Olmos: Trenes hacia Tokio

Idioma original: Español
Año publicación: 2006
Valoración: Bastante recomendable

Si tecleas Alberto Olmos en el ordenador, el primer enlace, ¡cómo no!, es el de su entrada en la Wikipedia. Ahí podemos leer:

Durante tres años residió en Japón en la prefectura de Tochigi. Allí dio clases de español y de inglés, hizo crítica cinematográfica y literaria, y se inició en el mundo de los blogs”.

Por lo que, una vez leída “Trenes hacia Tokio”, comprobamos que se trata de una especie de ¿novela autobiográfica?. En ella, Alberto Olmos se transforma en David, treintañero profesor de inglés en una escuela infantil y profesor de español para mujeres niponas.

Afortunadamente, sobre todo tratándose de un libro ambientado en Japón, no nos encontramos con una idealización del país o de sus costumbres y cultura (no está mal un poco de desmitificación).

No es un libro “sobre Japón”. No. Aunque pueda no parecerlo, es un libro sobre el desarraigo, la  soledad y el absurdo (¡Toma ya!). En él, asistimos al día a día de Olmos – David en Japón.

Es Olmos-David un observador lúcido, honesto, con buenas dosis de humor, cinismo e ironía (no solo en su mirada hacia el exterior, sino hacia su propia situación) y con un lenguaje ágil, directo, sin concesiones, sin florituras, con frases cortas que parecen más bien apuntes tomados a vuelapluma.

En los primeros capítulos, Olmos – David actúa más como un observador del exterior y se centra, fundamentalmente, en su relación con Kokoro (destaca, para mí, el capítulo “Ríete tú de Raymond Carver”) y sus problemas de adaptación y su desubicación (en “Malibú”).  

En la segunda parte del libro, tras su ruptura con Kokoro, Olmos – David aparece como una persona liberada de la carga que la relación le suponía. Se convierte en un narrador mucho más ácido (valgan como ejemplo “Dignidad” o “El momento culminante de mi fracaso”), no exento de humor (impagable esa imaginada violación por parte de un grupo de bibliotecarias sobre una mesa con todos los libros de William Faulkner abiertos por la página 33 de “Balada de las bibliotecarias dominatrices”), con sus filias, fobias y perversiones.

Olmos nos cuenta, por tanto, su experiencia a partir de pequeñas escenas cotidianas (sus viajes en tren, cenas familiares, visitas a la biblioteca, etc.), que forman los diferentes capítulos de libro, y que permanecen unidas entre sí por un tenue hilo narrativo.  Es tan tenue este hilo que no sabría si clasificar el libro como novela o conjunto de relatos.

Pero, ¿qué más da? Es, a fin de cuentas, un libro interesante, de ritmo frenético, divertido, pero que quizá esté muy dirigido a un “público” de 30 a 50 años, tanto por su forma como por su fondo. Al menos yo, situado en esa franja de edad, la identificación que he podido sentir con el personaje en ciertos momentos ha sido muy alta.  Cuestión generacional, supongo.



4 comentarios:

Varado en la llanura dijo...

Me gustó "A bordo del naufragio", pero no he leído nada más de este autor. En ese libro mi yo veintañero también se vio parcialmente identificado, debe ser virtud de Olmos lograr esa empatía generacional con el lector. Como ahora estoy en la franja de edad que comentas y viajar a Japón es uno de mis muchos deseos frustrados, anotaré este título.
Saludos.

Koldo dijo...

Hola Gerardo!
No te puedo decir nada de otros libros de Olmos. Este es el primero suyo q leí. Me parece un libro muy "generacional", la verdad. Pero no esperes nada parecido a una guía de Japón.
Gracias por el comentario

GGN dijo...

Es uno de los mejores libros de Alberto Olmos, para mí. Se nota que es un prosista genial, con muy buenas ocurrencias y capacidad de encontrar la comparación idónea y de darle la vuelta a una situación determinada. Quizás flaquee más como narrador, aunque algunas de sus obras lo desmienten. Supongo que esa sensación de "novela generacional" viene de que escribe sobre la vida contemporánea: el desarraigo, la vida de pareja, la globalización, etc.

Juan G. B. dijo...

Me parece curioso que, sin ponernos de acuerdo (aunque nadie nos vaya a creer), hayamos reseñado al mismo tiempo dos libros protagonizados por personajes españoles en Japón y obra de escritores que residen o han residido en ese país, pero, sin embargo, muy diferentes, según parece. Muy interesante...