domingo, 1 de septiembre de 2013

Gerard Donovan: El inventor de palabras

Idioma: inglés
Título original: Julius Winsome
Año de publicación: 2006
Valoración: muy recomendable


Julius Winsome es un hombre que ronda la cincuentena y vive en una cabaña en mitad del bosque, alejado de todo y de todos y con su perro Hobbes como única compañía. Lleva una vida sencilla y tranquila: le gusta leer, ir a pasear, salir a pescar o cazar de vez en cuando... y nada perturba su paz hasta que, un día, alguien mata a su perro de un disparo. Como en la zona en la que vive Julius abunda la caza, no sabe si la muerte de su compañero ha sido un accidente o un acto premeditado, pero, sin duda, su vida no será igual a partir de ese momento.

Es entonces cuando Julius, que intenta por todos los medios descubrir qué le ha ocurrido a su perro, tendrá que lidiar con viejos fantasmas que reaparecen en su vida y con una soledad que cada vez se vuelve más opresiva, a pesar de no haber sido consciente de ella hasta entonces.

El inventor de palabras es una novela de ritmo pausado (que no lento) y muy bien manejado por Donovan, quien sabe dar a su personaje una voz original y al mismo tiempo completamente verosímil (no olvidemos que se trata de un hombre adulto que lleva más de veinte años viviendo practicamente solo), consiguiendo así que el lector se encuentre inmerso en la historia desde el primer instante.

También es esta obra un estudio sobre la soledad (tanto la elegida de forma consciente como la que no nos queda más remedio de soportar, cuando llega) y de cómo el ser humano reacciona ante ella (o ante la falta de la misma), así como de las relaciones interpersonales y de las que se establecen entre las personas y sus animales. Y podemos decir que es también un libro dedicado a los amantes de los libros y de la lectura (el protagonista es un gran lector), salpicado de referencias literarias que despiertan nuestro interés pero no son tan abundantes como para resultar cargantes.

Además, puesto que la historia se desarrolla en pleno invierno (de hecho, yo he leído la versión alemana y el título en alemán es Invierno en Maine) es un libro perfecto para leer cuando hace mal tiempo, con un café (o té o chocolate o lo que cada uno quiera) y el cuerpo envuelto en una batamanta.

4 comentarios:

JOAQUIM dijo...

El mismo autor (y la misma editorial) publicaron hace también un tiempo El telescopio de Schopenhauer, un libro muy celebrado entre sus lectores, y que supongo que como este sólo se puede encontrar en bibliotecas. Gracias por la reseña, me ha ayudado a recordar al autor (y a querer leerlo). Un saludo.

Anónimo dijo...

Buena reseña, gracias.

Ana Blasfuemia dijo...

Lo anoto, pero por lo que comentas me espero a que vengan los fríos, porque sólo de pensar ahora en un chocolatito caliente y con mantita me ha dado sudores y todo ;)

Besos

Rochester dijo...

De alguna manera, esta novela "para leer en invierno", me trae a la memoria "Mientras nieva sobre los cedros" de David Guterson, a la que no acabé de pillarle el punto ni el calorcillo. Y por otra parte, por la reseña (seres aislados en un bosque-isla) me recuerda a "Sukkwan Island" de David Vann, cuyo principio me entusiasmó. Pero es cierto, hay lecturas para cada estación del año, casi para cada mes. Luego,claro, están los intemporales, a cualquier hora, en cualquier momento,¿por ejemplo?...: "La cocina cristiana de Occidente" de Alvaro Cunqueiro. Saludos ludos dos.