domingo, 13 de diciembre de 2009

Frank Schätzing: El quinto día

Idioma original: alemán
Título original: Der Schwarm
Año de publicación: 2004
Valoración: Repugnante

Desde hace tiempo tengo una teoría: a todos los libros les sobran hojas. Y esta teoría es uno de los criterios que sigo para clasificar un libro. Cuantas más hojas sobran, pero es el libro. Qué duda cabe de que no es una teoría matemática y si lo fuera, entonces estaría plagada de excepciones. En cualquier caso, siempre me sirve de guía para valorar la calidad de un libro o, mejor dicho, de su escritor. Y es que hay escritores que tienen lo que podría caracterizarse como incontinencia o diarrea literaria. Sin lugar a dudas, Frank Schätzing es uno de ellos. O como mínimo, podría decirse que tuvo una grave gastroenteritis literaria cuando decidió escribir El quinto día.

Por alguna razón que desconozco, me atrae mucho el género catastrófico, fundamentalmente en el cine. Así que cuando vi este libro y leí la contraportada me sentí irrefrenablemente obligado a comprarlo. "Los oceanos se rebelan contra la especie más peligrosa de la Tierra: el hombre". Con semejante frase lapidaria en la portada, fui incapaz de resistirme. No miento si digo que el argumento me interesó muchísimo y que devoré el libro en pocos días pese a las 1171 páginas de que consta. Un thriller ecológico (o de ciencia ficción) de lo más interesante.

Y entonces a qué viene la etiqueta de repugnante, os preguntaréis. Pues a que si después de 1171 páginas el final es absolutamente decepcionante, lo que hasta entonces se había considerado verborréa típica de un best-seller, a partir de ese momento se considera pura diarrea literaria. El estilo del libro es el típico de cualquier superventas al uso: finales de capítulo en el aire, argumentos en suspenso durante páginas y páginas porque se pasa a hablar de otros personajes y hojas y hojas y hojas y más hojas... y después de todo, más hojas todavía.

Pero sin lugar a dudas, lo peor de todo en este libro, es el final. Un final decepcionante, patético y repugnante, con halos de religiosidad y misticismo cogidos con alfileres que no vienen para nada a cuento y que echan a perder una trama de la que podría decirse, cuanto menos, que estaba bien. Así que lo dicho, si queréis leer un libro que se echa a perder en unas pocas páginas, este es el mejor ejemplo. Sin lugar a dudas.

4 comentarios:

Jaime dijo...

Jajajaj, ¡qué buena la reseña, Guillermo! Ha tenido que enfadarte mucho el final, porque no te había notado antes esa indignación, jeje.. Es que hay algunos finales que ciertamente son para matar al escritor.
Y totalmente de acuerdo: a la gran mayoría de novelas les vendría muy bien una poda. Eso pensaba Borges también, de modo que cuando se le ocurría un buen argumento para una novela, lo que hacía era una falsa reseña, y andando. Un método inmejorable para no fallar;).

Santi dijo...

Es que duele mucho que te hagan perder el tiempo durante horas para que luego no valgan para nada, ¿verdad? Me recuerda a lo que suele pasar con las novelas de Stephen King o las de Pérez Reverte, que construyen y construyen una trama complicadísima, y terminan resolviéndose con un desenlace precipitado e inverosímil. Por ejemplo Apocalipsis, de Stephen King, que tiene más de 1000 páginas, y termina con la "mano de Dios" (y no me refiero a Maradona) apareciendo de la nada para salvar a los buenos...

Guillermo Gómez dijo...

Dios es un recurso muy recurrente, valga la redundancia, para dar fin a una novela cuando se te ha acabado la creatividad.

Pues sí, Jaime, la verdad es que me indignó mucho :-) Me sentí completamente estafado, sobre todo, después de leerme mil y pico paǵinas. Porque si hubiera tenido ciento y algo, pues bueno.

Anónimo dijo...

tu mama quiere coger conmigo