Año de publicación: 1957
Valoración: recomendable
Entiendo que alguno de ustedes, de vosotros, esté ya hasta al gorro de tanta novela policíaca, novela negra, noir, polar, hardboiled, de crímenes o como se las quiera etiquetar. Yo no, que conste, pero lo comprendo; ya no hay rincón en este planeta sin su correspondiente detective de ficción, hombre, mujer, niño, oveja, cishetero, trans, homo, negro, blanco, chino, pobre, rico, muerto o aún no nacido... de todo, vaya. No queda ciudad o pueblo, al menos en España, sin su correspondiente festival de novela negra y los crímenes reales suscitan un morboso interés con programas especiales, supuestos expertos y periodistas especializados debatiendo hasta los detalles más escabrosos (y cuanto más escabrosos mejor, de hecho)... Quizá sea porque, en realidad, en el estado español o en cualquier otro de Europa occidental tampoco suceden tantos asesinatos y demás sucesos luctuosos como nos parece. El legendario periódico El Caso, hoy lo tendría más difícil para llenar sus páginas (por suerte).
¿A qué viene toda esta introducción, posiblemente innecesaria? Pues a que, a pesar de este empacho criminal al que somos sometidos, como sociedad y en especial los lectores (aunque en mi caso, ya digo que bien a gusto), poco se suele escribir acerca de las causas que llevan a un asesino a serlo, en contraste con lo mucho que se detienen escritores y periodistas en las circunstancias del asesinato y de la investigación del mismo. Estas "razones del asesino" fueron las que, precisamente intrigaron al escritor hispano-franco-mexicano Max Aub (un auténtico lujo intelectual para cualquier país, por lo demás), que en 1957 publicó esta recopilación que había ido haciendo con las explicaciones dadas acerca de sus crímenes por un montón de asesinos tanto de Francia como de España y México: 87 en total, pasadas, claro está por el tamiz literario de este autor. El resultado es absolutamente fascinante, habida cuenta, además, que sólo dos de los casos, según dice Aub en el prólogo, pertenecen a lo que podríamos llamar "enajenados"; todos los demás homicidas son, en principio personas tan en sus cabales o "normales" como cualquiera de nosotros... (aunque igual eso no es decir mucho).
Las razones de estos asesinos son de lo más variopinto, desde las más absurdas a las más eleboradas. Muchos han matado por un pronto, por un acceso de ira o una gota que ha colmado el vaso de la paciencia, ya sea hacia clientes pesados, camareros inútiles, vecinos incordiantes o alumnos imposibles. A veces es la mera presencia de la víctima o alguno de sus rasgos físicos o de su personalidad la que provoca el drama. En otras ocasiones, las más espeluznantes, no hay una razón concreta: se mata porque puede hacerse, por aburrimiento, porque resulta divertido o, simplemente, porque surge esa oportunidad, largamente esperada:
"¿Usted no ha matado nunca ha nadie por aburrimiento, por no saber que hacer? Es divertido."
" Era tan feo el hombre, que cada vez me que lo encontraba, parecía un insulto. Todo tiene su límite."
" Lo maté porque tenía una pistola. ¡Y da tanto gusto tenerla en la mano! "
" Lo maté porque en vez de comer, rumiaba."
Los motivos racionales, fríos, se mexclan con otros tan absurdos que resultan hasta coherentes en su absurdez:
" Mató a su hermanita la noche de Reyes para que todos los juguetes fueran para ella."
" Lo maté en sueños y luego no pude hacer nada hasta que lo despaché de verdad. Sin remedio. "
" Lo maté porque era de Vinaroz."
Aunque a veces no sé especifique, la mayoría de estos homicidas parecen ser varones. También hay mujeres, por supuesto, aunque me temo que sean más frecuentes como víctimas que como asesinas (¿qué raro, verdad?). Un par de ejemplos de lo que ahora llamamos "violencia de género" pero que en tiempos de Max Aub se consideraba "crimen pasional" (Aub, sin embargo, no se engañaba al respecto, como se puede ver):
"_ ¡Antes muerta! -me dijo. ¡Y lo único que yo quería era darle gusto! "
" ERRATA
Donde dice:
¿A qué viene toda esta introducción, posiblemente innecesaria? Pues a que, a pesar de este empacho criminal al que somos sometidos, como sociedad y en especial los lectores (aunque en mi caso, ya digo que bien a gusto), poco se suele escribir acerca de las causas que llevan a un asesino a serlo, en contraste con lo mucho que se detienen escritores y periodistas en las circunstancias del asesinato y de la investigación del mismo. Estas "razones del asesino" fueron las que, precisamente intrigaron al escritor hispano-franco-mexicano Max Aub (un auténtico lujo intelectual para cualquier país, por lo demás), que en 1957 publicó esta recopilación que había ido haciendo con las explicaciones dadas acerca de sus crímenes por un montón de asesinos tanto de Francia como de España y México: 87 en total, pasadas, claro está por el tamiz literario de este autor. El resultado es absolutamente fascinante, habida cuenta, además, que sólo dos de los casos, según dice Aub en el prólogo, pertenecen a lo que podríamos llamar "enajenados"; todos los demás homicidas son, en principio personas tan en sus cabales o "normales" como cualquiera de nosotros... (aunque igual eso no es decir mucho).
Las razones de estos asesinos son de lo más variopinto, desde las más absurdas a las más eleboradas. Muchos han matado por un pronto, por un acceso de ira o una gota que ha colmado el vaso de la paciencia, ya sea hacia clientes pesados, camareros inútiles, vecinos incordiantes o alumnos imposibles. A veces es la mera presencia de la víctima o alguno de sus rasgos físicos o de su personalidad la que provoca el drama. En otras ocasiones, las más espeluznantes, no hay una razón concreta: se mata porque puede hacerse, por aburrimiento, porque resulta divertido o, simplemente, porque surge esa oportunidad, largamente esperada:
"¿Usted no ha matado nunca ha nadie por aburrimiento, por no saber que hacer? Es divertido."
" Era tan feo el hombre, que cada vez me que lo encontraba, parecía un insulto. Todo tiene su límite."
" Lo maté porque tenía una pistola. ¡Y da tanto gusto tenerla en la mano! "
" Lo maté porque en vez de comer, rumiaba."
Los motivos racionales, fríos, se mexclan con otros tan absurdos que resultan hasta coherentes en su absurdez:
" Mató a su hermanita la noche de Reyes para que todos los juguetes fueran para ella."
" Lo maté en sueños y luego no pude hacer nada hasta que lo despaché de verdad. Sin remedio. "
" Lo maté porque era de Vinaroz."
Aunque a veces no sé especifique, la mayoría de estos homicidas parecen ser varones. También hay mujeres, por supuesto, aunque me temo que sean más frecuentes como víctimas que como asesinas (¿qué raro, verdad?). Un par de ejemplos de lo que ahora llamamos "violencia de género" pero que en tiempos de Max Aub se consideraba "crimen pasional" (Aub, sin embargo, no se engañaba al respecto, como se puede ver):
"_ ¡Antes muerta! -me dijo. ¡Y lo único que yo quería era darle gusto! "
" ERRATA
Donde dice:
La maté porque era mía.
Debe decir:
La maté porque no era mía."
Por último, aunque no sea un detalle menor, ni mucho menos: la edición de este libro que yo he leído, (patrocinada por varias instituciones de la Comunidad Valenciana, lo cual se debe a que Max Aub residió en Valencia dutrante su etapa española y hoy en día la Fundación que lleva su nombre tiene su sede en la localidad de Segorbe) cuenta con las ilustraciones de nada menos que 31 artistas gráficos, de los más señeros en aquel ya lejano 2001 en que fue editado el libro. Algunos siguen siéndolo y otros ya no están tampoco entre nosotros. pero las ilustraciones de todos, limitadas, de forma muy adecuada, al blanco, negro y rojo, siguen proporcionando un interesante contrapunto a los textos de este libro algo extraño, pero fascinante, cuyos argumentos nos resultan a un tiempo familiares y ajenos. Esperemos que más de lo segundo que de lo primero... ; )
Otros ¿libros? de Max Aub reseñados en Un Libro Al Día: Las buenas intenciones, Juego de cartas
9 comentarios:
Excelente reseña, yo le daría un muy recomendable. Leí hace tiempo esta obra, sin las ilustraciones, en otra edición y me resultó fascinante, el tono jocoso pone el contrapunto al escabroso tema, algunas ocurrencias son geniales dentro de lo disparatado. Me encanto por ejemplo aquella que le dio el finiquito por cómo se hurgaba los dientes ¡leporinandosé el labio! Pude ver la exposición que le dedicaron en el Círculo de bellas Artes en Madrid hace unos meses, muy interesante. Toda una figura Max Aub, que además se nacionalizó español pera darse ese gusto, y dárnoslo a nosotros.
Hola Sir Robin:
Sí, hay algunas de las "razones" de los asesinos que son geniales... En la reseña (que me alegro que te haya gustado) he reproducido alguna de las más cortas, por motivo de espacio... aunque reconozco que la de Vinaroz es una de mis favoritas, por lo absurdo ; )
Un saludo y gracias por el comentario.
Vaya con Max Aub, estoy pensando que, si se paseara con idénticas intenciones literarias hoy por lo menos por México, el buen hombre no se daría abasto...
Qué bien leer una reseña sobre un libro de Max Aub, "un auténtico lujo intelectual" como bien dices y una vergüenza más para los españoles y nuestra época negra del franquismo. Me alegra ver cómo Aub se resiste a morir, incluso con la reciente (y preciosa) reedición de los Campos, obra maestra de nuestra literatura que, incomprensiblemente, ha permanecido inencontrable hasta ahora. ¡A ver si os animáis!
Yo no me canso de la novela negra o policiaca. Siempre vuelvo a este género, no puedo evitarlo. Curioso, muy curioso este libro y algunos de los motivos para asesinar de los párrafos que has escogido
Saludos
Buenos días a todos:
Fernando, creo que la mayoría de los casos que hay en el libro ocurrieron en México, presisamente. o al menos en muchos hay muchas referencias a lugares de la geografía mexicana. pero sí, me parece que tienes razón y la realidad actual es mucho más violenta que la de aquellos años.
Antonio, anteriormente ya hemos reseñado un par de libros (aunque uno no se puede considerar como tal...¿o sí? ) de este interesante autor, pero por mi parte, no creo que éste vaya a ser el último. Permanece atento al blog ; )
Marian: yo tampoco me canso de este tipo de novela, pero no puedo menos de observar que ya hemos llegado a un punto de casi saturación. De todos modos, el primer párrafo de la reseña es simplemente una manera de introducir el tema principal , que es este libro. Si te interesa, puede que te guste también "Novelas en tres líneas", de Félix Fénéon, que tiene algún parecido con el libro de Aub (o a la inversa, mejor dicho): https://unlibroaldia.blogspot.com/search?q=F%C3%A9lix+F%C3%A9n%C3%A9on
Gracias a todos por los comentarios y un saludo.
Hola, Juan:
Qué comedimiento con las subordinadas, qué buena reseña, pardiez.
No me gusta la novela negra, no me gustan los programas de crimenes, no sigo las investigaciones de asesinatos y odio que la tele esté llena de amarillismo. Dicho esto, puedo leer de todo si está bien escrito, y el sentido del humor que parece tener el libro me lo hace más atractivo.
Lo más curioso es que no he leído a Max Aub y me ha dado por leer sobre él y publicó mucho. He buscado libros suyos en la biblioteca y no hay casi nada. Tampoco en la facultad leí nada de él, incluso soy tan ignorante que pensaba que era catalán de nacimiento. Así que como tarea de verano me pongo el leer obras suyas.
En cuanto al humor que destila tu reseña, pues que me encanta, me divierte mucho y que se nota que te gusta hacer esto.
No voy a mandar Saludos, porque el desliz tambien lo he tenido con el tutor de mi hija y no me ha gustado.
Felices lecturas a todos
Hola Lupita:
Mi reciente comedimiento con las subordinadas no tiene otra motivación que, a la hora de redactar estas reseñas, que tan amablemente vosotros leéis y agraciáis con vuestros comentarios, no puedo por menos de acordarme de los sabios consejos que tú y otros lectores, no menos amables, me han dado para mejorar mi prosa, la cual ya sé que es demasiado florida, puesto que tengo tal defecto desde que, siendo un tierno adolescente, trataba de impresionar a mis profesores con redacciones, a cada cual más pomposa y abarrocada, cometiendo un craso error que no he dejado de repetir desde entonces, como el incorregible pedante en que las lecturas mal digeridas me han convertido, a pesar de los esfuerzos de mis enseñates por corregirme y ...bueno, ya me he cansado... ; )
Sobre Max Aub, es un autor tan atípico en el panorama literario español que es quizá lógico que no en todas partes se encuentren sus obras, aunque ya digo que cada vez es más apreciado y estudiado. Si te sirve de algo, existe una edición de sus obras completas (excepto quizás "Juego de cartas"; no sé), publicadas por la institución Alfons el Magnànim, de la Diputación de Valencia.
Por lo demás, comentar también que Aub no es un apellido catalán, sino, en realidad, alemán, puesto que aunque nacido en parís, sus padres eran germanos (su padre, además, judío), por lo que quizás este hombre no tuvo en relaidad tres patrias, sino cuatro.
No me enrollo más, un saludo, Lupita y gracias por visitarnos, como siempre.
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