Título original: The Noise of Time
Año de publicación: 2016
Traducción: Jaime Zulaika
Valoración: recomendable
Soy un admirador incondicional de Julian Barnes como escritor, pero he de reconocer que , en mi opinión, da lo mejor de sí cuando en sus obras sigue caminos ya transitados, en lugar d e la ficción pura y dura; puede tratarse de un ensayo sui géneris sobre la vida y obra de un escritor, como en El loro de Flaubert, la profundización en un episodio de la vida de otro, como la magnífica Arthur & George, o simplemente una recreación de escenarios y situaciones ya más que establecidas dentro de la cultura juedocristiana, como ocurre en el primer y el último relatos -divertidísimos ambos- de Una Historia del mundo en diez capítulos y medio. Conste que no estoy diciendo que Barnes no sea igual de buen escritor cuando hace uso exclusivamente de su imaginación para pergeñar otros cuentos o novelas, pero sí que los resultados me parecen más satisfactorios cuando tiene una "vía abierta", como un escalador que sube una pared de roca ya explorada.
Digo esto porque la última novela hasta la fecha de Julian Barnes,sigue eoso mismos derroteros de "vía libre o abierta", en este caso, los de una biografía novelada; sólo que en El ruido del tiempo (no me gusta demasiado el título, pero tiene su explicación) el protagonista no es otro escritor, sino un músico, el compositor ruso Dmitri Shostakóvich el más célebre, junto a Prokófiev, de la Unión Soviética y considerado, al menos en Occidente, como un artista incondicional del régimen, un símbolo del mismo. Y sin embargo, Shostakóvich se las había tenido tiesas on el poder estalinista, a partir de un artículo aparecido en el Pravda, "Bulla en vez de música", a cuenta de una ópera suya y escrito, se decía, por la mano del propio Stalin. De hecho, el libro comienza con una situación escalofriante y conmovedora: el famoso compositor pasando la noche junto al ascensor de su edificio, vestido y con una maleta, esperando a que acuda la NKVD a detenerle, para evitar así que entren en su casa y se vea implicada su familia. Un circunstancia que debía ser más habitual de lo que podemos imaginar en aquel tiempo y lugar.
La novela se articula a través de los recuerdos y reflexiones que acometen al compositor en momentos como ése, cuando se haya esperando, en diversas circunstancias - el rellano de su apartamento, pero también viajes en avión o en coche, llevado por un chófer-sin nada más que hacer, excepto dejarse llevar por los pensamientos que dedica a su vida, a su música, a su familia... pero sobre todo, a su relación con el Poder, sus diálogos -a veces de besugos- con éste y cómo afectó a su carrera y, sobre todo, a su obra musical. No es una biografía, pues, que siga un hilo cronológico convencional, aunque el buen oficio de Barnes permite que esto no sea necesario para conocer -y compadecer, en el sentido más literal del verbo- la figura de este músico. No obstante, más allá de las vicisitudes de la vida privada o incluso pública, de Shostakóvich, el tema de la novela es, como cualquiera puede suponer, la actitud que debe adoptar el artista con respecto al Poder, su relación con éste y como puede condicionar -y de hecho, lo hace- su obra y su creatividad. Y no sólo el Poder político o económico (así, con mayúsculas), sino todo lo que sucede a su alrededor en la sociedad y el momento en el que vive tal artista; ese "ruido del tiempo" al que hace referencia el título. También, claro, es una novela sobre las concesiones que se puede estar dispuesto a hacer, sobre la cobardía y la traición, empezando por la que se comete contra uno mismo.
Como es obvio, la novela no deja en muy buen lugar el sistema soviético y su obsesión por controlar y reeducar, cuando no "purgar", si lo consideraba necesario, a los ciudadanos a los que decía servir, empezando por los artistas, que debían acomodarse a sus designios o atenerse a las consecuencias. Es evidente que aquéllas eran unas circunstancias sórdidamente trágicas y en absoluto comparables a las que regían y rigen el mundo libre capitalista, pero, en fin... al leer cómo los displicentes funcionarios soviéticos echaban en cara a Shostakóvich que su música era "formalista", "izquierdista" y que debía ser más optimista para gustar y enaltecer a las masas proletarias, no al decadente público burgués, uno no puede dejar de acordarse de los artistas occidentales, ya sean músicos, escritores, cineastas, que han visto rechazadas sus creaciones por resultar poco comerciales y no tener su lugar en el Mercado. Por suerte, aquí y ahora la divergencia no tiene como consecuencia un tiro en la nuca o que envíen al discordante al Gulag; que también es de agradecer...
La novela, corta, se lee en un suspiro incluso si el lector no está demasiado interesado en la música sinfónica del siglo XX o la Historia soviética, creo yo; en gran parte, eso es debido a la competencia, sino excelencia del autor, uno de los escritores más destacados de nuestro tiempo, también en mi humilde opinión. para muestra, un botón (en el que precisamente se habla de ese título que a mí no me había gustado pero que quizás no esté tan mal) :
"¿Qué podía oponerse al ruido del tiempo? Sólo esa música que llevamos dentro-la música de nuestro ser que algunos transforman en auténtica música. Que, a lo largo de décadas, si es lo suficientemente fuerte y auténtica y pura para acallar el ruido del tiempo, se transforma en el susurro de la historia.
A esto se aferraba él."
Muchos más libros de Julian Barnes reseñados: aquí
La novela se articula a través de los recuerdos y reflexiones que acometen al compositor en momentos como ése, cuando se haya esperando, en diversas circunstancias - el rellano de su apartamento, pero también viajes en avión o en coche, llevado por un chófer-sin nada más que hacer, excepto dejarse llevar por los pensamientos que dedica a su vida, a su música, a su familia... pero sobre todo, a su relación con el Poder, sus diálogos -a veces de besugos- con éste y cómo afectó a su carrera y, sobre todo, a su obra musical. No es una biografía, pues, que siga un hilo cronológico convencional, aunque el buen oficio de Barnes permite que esto no sea necesario para conocer -y compadecer, en el sentido más literal del verbo- la figura de este músico. No obstante, más allá de las vicisitudes de la vida privada o incluso pública, de Shostakóvich, el tema de la novela es, como cualquiera puede suponer, la actitud que debe adoptar el artista con respecto al Poder, su relación con éste y como puede condicionar -y de hecho, lo hace- su obra y su creatividad. Y no sólo el Poder político o económico (así, con mayúsculas), sino todo lo que sucede a su alrededor en la sociedad y el momento en el que vive tal artista; ese "ruido del tiempo" al que hace referencia el título. También, claro, es una novela sobre las concesiones que se puede estar dispuesto a hacer, sobre la cobardía y la traición, empezando por la que se comete contra uno mismo.
Como es obvio, la novela no deja en muy buen lugar el sistema soviético y su obsesión por controlar y reeducar, cuando no "purgar", si lo consideraba necesario, a los ciudadanos a los que decía servir, empezando por los artistas, que debían acomodarse a sus designios o atenerse a las consecuencias. Es evidente que aquéllas eran unas circunstancias sórdidamente trágicas y en absoluto comparables a las que regían y rigen el mundo libre capitalista, pero, en fin... al leer cómo los displicentes funcionarios soviéticos echaban en cara a Shostakóvich que su música era "formalista", "izquierdista" y que debía ser más optimista para gustar y enaltecer a las masas proletarias, no al decadente público burgués, uno no puede dejar de acordarse de los artistas occidentales, ya sean músicos, escritores, cineastas, que han visto rechazadas sus creaciones por resultar poco comerciales y no tener su lugar en el Mercado. Por suerte, aquí y ahora la divergencia no tiene como consecuencia un tiro en la nuca o que envíen al discordante al Gulag; que también es de agradecer...
La novela, corta, se lee en un suspiro incluso si el lector no está demasiado interesado en la música sinfónica del siglo XX o la Historia soviética, creo yo; en gran parte, eso es debido a la competencia, sino excelencia del autor, uno de los escritores más destacados de nuestro tiempo, también en mi humilde opinión. para muestra, un botón (en el que precisamente se habla de ese título que a mí no me había gustado pero que quizás no esté tan mal) :
"¿Qué podía oponerse al ruido del tiempo? Sólo esa música que llevamos dentro-la música de nuestro ser que algunos transforman en auténtica música. Que, a lo largo de décadas, si es lo suficientemente fuerte y auténtica y pura para acallar el ruido del tiempo, se transforma en el susurro de la historia.
A esto se aferraba él."
Muchos más libros de Julian Barnes reseñados: aquí
14 comentarios:
Juan: tu descripción sobre. El ruido del tiempo, antoja, pero preferí adquirir Una Historia del mundo en diez capítulos y medio.
Me fui a tu descripción tiempo atrás y má atrapó de a diez! Saludos....
Perdón escribí, con faltas de puntuación y ortográficas. Jejej
Hola, Marcela:
Pues no te puedo decir que sea mala elección, en absoluto y te aseguro que como poco, te reirás. En todo caso, te aconsejo cualquier obra de Barnes... incluso las que yo no he leído ; )
Un saludo y gracias por tu comentario.
Como incondicional de Barnes, no pienso perdérmelo.
Saludos!
Hola, Alimaña:
No es un Barnes de los imprescindibles, pero está bien.
Un saludo y gracias, como siempre.
Con un poco de retraso, no puedo no mencionar el estupendo y muy recomendable (imprescindible para interesados y no tan interesados) libro "El ruido eterno" de Alex Ross, sobre la música sinfónica del siglo XX. El capítulo "El arte de miedo" narra las vicisitudes sufridas por Shostakóvich y Prokófiev (y alguno más) durante la época soviética, como el libro de Barnes, del que soy muy seguidor.
Hola Txus:
Muchas gracias por tu aportación, que seguro le será de provecho a alguien. En la Nota del Autor que concluye su novela, Barnes recomienda la biografía "Shostakóvich;: A Life Remembered" de Elisabeth Wilson, e incluso llega a sugerir que a quien no le haya gustado su libro, que lea el de ella.
Un saludo y de nuevo te doy las gracias por tu comentario.
Hola, Juan! Como siempre, traes a ULAD libros más que interesantes.
En este caso quería compartir con ustedes una nota de color, que relaciona a Barnes, Cervantes y Azul, una pequeña ciudad del interior de la Argentina.
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El intendente Carlos Vignau visitó el lunes 5 de enero de 2009 la Casa Ronco, con motivo de recibir la institución la donación de un ejemplar de Don Quijote de la Mancha perteneciente a la colección personal del escritor inglés Julian Barnes.
Esta versión en inglés constituye a partir de hoy la más antigua que posee la Colección Cervantina de la Biblioteca Popular "Bartolomé J. Ronco".
El libro fue entregado a las autoridades de nuestra institución por el señor Thomas Gibson y su esposa Anthea, amigos personales del escritor quien envió además una misiva donde expresa que “esta edición de 1675 de Tomás Shelton es la primera traducción inglesa del Quijote y es presentada a la Casa Ronco en memoria de mi mujer Path Cavanagh que compartió el placer de visitar la Casa en enero de 2008”.
Recordemos que la gentil Path ha fallecido recientemente.
Por intermedio de estas líneas dejamos constancia de nuestro más profundo agradecimiento ante tan generoso gesto.
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Espero que les guste.
Hola Juan,
Primero de todo, me encanta vuestro blog. Gracias.
Barnes es uno de mis autores desde que descubrí “El loro de Flaubert”. Me he leído “El ruido del tiempo” y mi opinión es parecida a la tuya. Para mí, cualquier libro de Barnes (hasta el momento) es recomendable.
Una curiosidad que a mí me gusto y quiero compartirla con vosotros: mientras leía el libro, no pude dejar de comparar (por antagónica), la forma que tuvo el compositor Shostakóvich de sobrevivir al régimen de Stalin, con el exilio y la muerte del poeta Mandelstam perseguido por el mismo régimen. Barnes ha querido relacionarlos. En una entrevista a Barnes, el autor hace referencia a la existencia de una biografía sobre el poeta Mandelstam que se titula ni más ni menos que “The noise of time: selected prose by Osip Mandelstam”.
Un saludo,
Hola de nuevo, Puma y gracias, como siempre por seguirnos:
Tengo entendido, a través de una persona que tuvo ocasión de conocerle , que Julian Barnes es un hombre de trato muy afable. Eso y la bonhomía que demuestra en sus entrevistas, concuerdan con el generoso gesto que tú nos cuentas. ¡Además de ser un gran escritor, claro!
Hola, bocins literaris:
Ante todo , gracias a ti por tus halagos y tu comentario. es muy interesante y revelador el dato que aportas. Yo he escrito en la reseña que no me agradaba el título, pero entiendo ahora que tiene más intención y profundidad que el simple hecho de que quedara más o menos bien para presentar esta novela (o biografía novelada). La verdad, ahora me gusta más.
Un saludo a ambos y muchas gracias a de nuevo por leernos. ¡Así da gusto!
Barnes me encanta pero esta novela suya no me ha acabado de convencer aún interesándome el tema. Recomiendo Arthur & George para estrenarse con Barnes.
Me ha gustado bastante, pero últimamente me parece que los escritores franceses, algunos de ellos, se parecen mucho entre sí. No sé. Como un poco impresionistas, como si los libros fueran acuarelas ligerísimas de poca profundidad. Me ha recordado mucho a Lamaitre y no digamos a Correr y 14 de Echanoz. (Este último me dejó perplejo. Aún no se si me encanta o es una tomadura de pelo)
Hola, Chemaxx:
Si te refieres a Julian Barnes, lamento corregirte, puesto que no es francés sino inglés...ahora bien, justamente este escritor es un francófilo confeso y convencido, que conoce perfectamente la lengua francesa y seguro que también su literatura, así que no vas tan desencaminado ; )
Por otro lado, estoy bastante de acuerdo sobre tu apreciación acerca de los escritores franceses actuales, pero hay que señalar que estamos hablando de los que más éxito internacional tienen o, al menos, los que más se publican en España, y ya se sabe cómo es la industria editorial: cuando algo tienen éxito, exprimen el limón hasta al última gota, así que no me extrañaría que sólo les interesase un cierto tipo de escritor, frente a otros cuya obra transcurre por caminos diferentes.
Un saludo y gracias por el comentario.
Éste es mi cuarto título de Barnes y me considero incondicional también. Me gusta cuando crea personajes y les da vida, andanzas, reflexiones y palabras y cuando hace lo mismo con personajes reales. Jamás me habría interesado por éste músico de no ser por este magnífico autor al que además me he propuesto leer al completo en inglés.
Lo que más me gusta son las digresiones a raíz de cada episodio, las reflexiones sobre el arte, la política, la ética...
Tengo que decir que he visto recientemente la película 'La muerte de Stalin'y,por razones obvias, y porque comienza con un incidente musical, la novela me la recordaba, aunque se utilizan tonos muy distintos para hablar de la época en ambas obras.
Muy interesantes la reseña y los comentarios. Yo, curioseando, encontré esta foto sobre el episodio de la participación del compositor en la Conferencia de Paz en NY
https://goo.gl/images/7ojVtg
Saludos
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