sábado, 16 de octubre de 2010

Bernlef: Entre brumas


Idioma original: neerlandés
Título original: Hersenschimmen
Año de publicación: 1984
Valoración: Muy recomendable


Maarten Klein no ha tenido una vida fácil. Sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial, emigró a Estados Unidos, trabajó duro para sacar adelante a su familia... pero ahora que está jubilado y que sus hijos se han ido de casa, disfruta de una vida tranquila junto a su mujer. O eso parece, porque de repente el Alzheimer hace su aparición y convierte en jirones todo lo que lo rodea.

Narrada desde el punto de vista de Maarten, esta novela nos hace testigos de la progresiva degeneración de la mente de su protagonista, en la que los pequeños olvidos o confusiones van dando paso a una de(con)strucción absoluta de la realidad. Increíblemente realista y sin nombrar ni una sola vez la enfermedad responsable de ese estado mental en el que todo se desdibuja, donde pasado y presente se confunden y sentimientos como el miedo, la incomprensión o la desorientación se vuelven omnipresentes, este monólogo interior nos guía hacia un trágico final en el que la oscuridad y el olvido terminan por devorar al protagonista una vez que el abismo entre su conciencia y el mundo que lo rodea se vuelve insalvable.

Desde su cada vez más desestructurada pero increíblemente lógica narrativa, Bernlef también nos hace testigo de la reacción de la esposa de Maarten y de sus intentos por ayudarle, así como de la incomprensión y el temor ante su comportamiento y su progresiva degeneración que llega desde el exterior, lo que confluye en una descripción terriblemente real y completa de lo que supone tanto sufrir Alzheimer como intentar hacerse cargo de alguien que lo padece.

Cabe preguntarse, sin embargo, si no es esta novela una muestra más de la desconexión que la enfermedad produce entre las personas que la sufren y el resto de la sociedad, si no estamos ante un análisis más profundo de lo que parece de la psique humana o si, en definitiva, lo que hace Bernlef con esta obra no es sino preguntarse qué ocurre cuando uno de nosotros se aparta del camino marcado.

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