miércoles, 10 de febrero de 2010

René Girard: El chivo expiatorio

Idioma original: francés
Título original: Le bouc émissaire
Fecha de publicación: 1982
Valoración: muy recomendable

Girard empieza recordando una ignota obra de un poeta francés del siglo XIV, Guillaume de Machaut, la cual describe una serie de portentosas calamidades. Hoy las conocemos como "peste negra" y las atribuimos a cierta bacteria, pero para el buen Guillaume sólo podían tener una causa: el envenenamiento. En su poema cuenta cómo Dios señaló a los culpables de emponzoñar ríos y pozos y, una vez masacrada la población judía (¿quién si no?), la mortandad remitió.

Nadie duda hoy sobre cómo interpretar este texto, dice Girard. Sabemos que la atribución de culpa no se debía a ninguna razón objetiva, sino a la busca de un chivo expiatorio, y que las matanzas no pararon la epidemia, sino que se limitaron a restaurar el orden social, por la vía rápida, sobre la sangre de unos inocentes. Todos leemos el texto de Machaut y entendemos: 1. que la acusación es falsa, y 2. que las matanzas son verdaderas. Pues bien, sigue Girard, ¿por qué nos negamos a aplicar esta misma lectura a los textos que llamamos mitológicos? Un gran número de mitos narra justo este tipo de episodios de violencia colectiva y restauradora del orden, sin embargo tendemos a creer que todo lo que se cuenta en ellos es históricamente falso, y nos empeñamos en buscar el "verdadero" sentido, simbólico, que oculta el texto. Toda la teoría de Girard se construye sobre la impugnación de este modo de lectura.

Su tesis central, muy resumida, es que los mitos tienen un origen histórico en el asesinato colectivo de una víctima inocente (o de varias) a manos de una turba colérica que le atribuye la causa de todos sus problemas. Tras el linchamiento llega la calma social, por lo que el anterior culpable pasa a adorarse como un dios benéfico o como un héroe. La víctima no se elige al azar, sino en función de ciertos rasgos que la distinguen del grupo: su condición de extranjero, cierto defecto congénito o, también, ciertas virtudes extraordinarias.

A primera vista, la idea de Girard es desconcertante. Tan hechos estamos a la interpretaciones humanista o psicoanalítica de los mitos (ambas alegorizantes), que nos negamos a creer que pueda haber verdad histórica en los sucesos míticos. Sin embargo, las pruebas son abundantes. Girard acumula antes los ojos del lector relatos de las mitologías más variadas que presentan siempre el mismo patrón, más o menos camuflado. El caso más conocido quizá sea el de Edipo: un extranjero al que se le culpa de traer la desgracia a la comunidad debido a sus pecados. La paz y la salud sólo pueden volver tras su castigo, maquillado aquí como auto-castigo.

El proceso del chivo expiatorio es, para Girard, la base de todos los mitos y, por tanto, de toda cultura. Sólo hay algo nos salva de construir permanentemente la cultura humana sobre la sangre de los inocentes, y eso es el cristianismo. La Pasión, según Girard, no es sino la consciente denuncia, por parte de un chivo expiatorio, del mecanismo creador de mitos. Esto hace al cristianismo moralmente superior y más verdadero que toda otra religión. Una conclusión que, como supondréis, no hace sino aumentar la polémica en torno a Girard. Si os ha picado la curiosidad o estáis indignados, leedle: os aseguro que es una sorpresa constante.

7 comentarios:

izas dijo...

Sin duda, me ha picado la curiosidad. Y me ha hecho recordar un artículo que leí no hace mucho en el que hablaban de la fea (por decir algo) costumbre que tenemos de convertir a una víctima en culpable de su sufrimiento –véase Natascha Kampusch; la prensa la trató como una pobre chica que había pasado por una experiencia horrible y al poco ya había quien decía si "no habría participado ella de buena voluntad (!!!) en su secuestro".

En resumen, el ser humano es despreciable.

Montuenga dijo...

Muy interesante. ¿Sabes si se han hecho reediciones posteriores? Aunque supongo que se puede encontrar en cualquier biblioteca, ¿no?

Jaime dijo...

Sí, cuando uno lee a Girard se da cuenta de lo asquerosamente común que es esa costumbre del chivo expiatorio. Ni siquiera es sólo que le carguemos a la víctima con la culpa de su sufrimiento, sino con la culpa de todos los sufrimientos. Ya se apuntan, pero veremos cuánto tardan en manifestarse las tendencias contra los inmigrantes si la crisis se alarga...

Montuenga, sí que se ha reeditado después. Mi edición es de Anagrama del 2002. Pero vamos, en principio cualquier biblioteca con unos buenos fondos de antropología, mitología y demás, debería tener obras de Girard. La más sistemática quizá sea Violencia y religión, pero también se hace más dura de leer. Hay otra que tiene un título fascinante: Vi caer a Satán como el relámpago. Está dedicada por completo a una muy original interpretación de los Evangelios.

Santi dijo...

Jaime, ¿de dónde te viene esta afición por reseñar libros de herejes? (Blanqui, Girard...) :P

Jaime dijo...

Jajaj, es cierto! Y no te olvides de mi preferido: Sabbatai Sevi, el mesías judío que se convirtió al Islam. Pues no sé, me lo haré mirar, empieza a ser preocupante...

Peregrino dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Peregrino dijo...

El libro “El chivo expiatorio” forma parte de teoría más amplia, denominada teoría mimética de René Girard que se va desenvolviendo en diversas obras. La “teoría mimética” ha llamado la atención de estudiosos de diversas disciplinas como literatura, antropología, estudios bíblicos, economía, política…
Si alguien se interesa por entender a cabalidad el pensamiento interdisciplinar de René Girard, recomiendo el trabajo académico: Religión y violencia: Introducción a la filosofía de Rene Girard
(Basta hacer click para bajar todo el texto PDF!!)