martes, 22 de noviembre de 2016

J. D. Salinger: Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción

Idioma original: inglés
Título original: Raise High the Roof Beam, carpenters and Seymour: An Introduction
Año de publicación: 1955-1959-1963
Traducción: Aurora Bernárdez
Valoración: imprescindible

Antes de que se líe la polémica a costa de la valoración aquí expresada sobre esta novela compuesta de dos: la cuestión es que se hace difícil valorar una novela como ésta hasta no ver como se integra en la obra total de su autor, y la cuestión es cómo resulta imposible o demasiado incoherente revisar valoraciones de lecturas previas por los motivos que sea, y que, encima, con el largo recorrido de clásicos como éste, pues la mera indagación en la red da, curioso, para leer todo tipo de opiniones, incluída, cómo no, la de que ésta fuera la peor novela de Salinger, incluso, la que, con su fracaso comercial, actuara como espoleta de su decisión de retirarse de la luz pública, dedicándose por tanto a partir de ese momento, a escribir, dicen, obras de las que nada se sabe, y a inflar, quizás de forma inconsciente, el enorme zeppelin de su mito.
Levantad... se compone de dos relatos, o quizás novelas cortas, que fueron publicados previamente. Ambos cuentan con el mismo narrador: Buddy Glass, uno de los varones entre los siete hermanos de la curiosa familia Glass, ya presente en la obra de Salinger y, a la postre, vertebradora de su narrativa. El primero de ellos, Levantad, carpinteros, la viga del tejado, cuyo título surge de las notas que, escritas con jabón en el espejo del único baño del hogar familiar, se dejaban los hermanos los unos a los otros. Un relato situacional que se va desarrollando de forma relativamente lineal (aunque en momentos hurga en pasado y anticipa el futuro, con lo que sabemos que el narrador lo está haciendo desde un inconcreto momento posterior), y que coincide con El guardián entre el centeno en esa descripción del lapso corto de tiempo que, se entiende, define y sintetiza un momento crucial en una existencia, y en ese retrato minucioso que se hace de él para proyectarlo sobre, o hacia el lector. Buddy asiste a la boda de Seymour, hermano mayor. Pero la boda no se celebra, Seymour no se presenta y, ya sabéis eso de los traslados en las bodas cuando has acudido a tu rollo, Buddy acaba metido en un automóvil, junto a familiares de Muriel, la novia, que despotrican sobre su hermano y especulan con los motivos de esa espantada. Seymour, poeta, profesor, enrolado en el ejército, compleja personalidad: desde los primeros párrafos sabemos que, en el futuro y con 31 años, ya casado, se suicidará en un viaje. Los ires y venires de la familia Glass, niños concursantes bajo seudónimos en programas televisivos, futuros dispares con pinceladas trágicas. Las contiendas de Japón y Europa al fondo, formando parte también del duro pasado de Salinger. Una semblanza de la sociedad neoyorquina de clase media, de raza blanca, de origen europeo. El día acabará con Buddy y los invitados en su apartamento, y con éste descubriendo la maleta de su hermano y leyendo el diario que se encuentra en ella.
Seymour: una introducción reprende en un momento en el futuro. Seymour se ha suicidado y Buddy custodia sus 184 poemas ante la posibilidad de seleccionarlos para ser publicados. Buddy empieza la narración con dos citas aclaradas a posteriori. Kafka y Kierkegaard. La narración es compleja, densa, a veces caótica pues empiezan a asomar de forma esporádica varias líneas de influencia. La relación entre autor y lector, en los dos sentidos. La personalidad de Salinger autor, aflorando, quizás ya consciente o meditando acerca de su decisión de aislarse. Vemos a Salinger proyectándose de forma alterna en los dos escritores presentes: en Buddy, novelista, en Seymour, poeta. Lo vemos afectado por la reacción ante sus escritos. También notamos la influencia de la fascinación tardía de Salinger por las culturas orientales, que ya se ha manifestado apenas en las primeras dos páginas del primer relato. Esa composición de detalles, junto al constante avance de la descripción que Buddy hace de su hermano, desconcertante, cercana, a veces chocante, como una bitácora de algo que está representando un esfuerzo, a la vez entrañable y desapasionada, con expresiones coloquiales, con intercambio de sensaciones livianas. A poco que uno haya seguido la narrativa norteamericana posterior, esa profundidad la encontraremos en futuras obras y su influencia, tintando novelas, que décadas más tarde, llamaremos maestras, seminales, colosales, pivotales. 
Salinger dejó de publicar tras este libro. Su párrafo final, "Ahora véte a la cama. Rápido Rápido y lentamente" parece un epitafio irónico, una despedida postergada o a la espera, de no sabemos qué, pero a tenor de lo leído, pues sí, nos gustaría, por qué no.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí me encantó.
No hace ninguna falta pero yo recomemdaría leer antes Franny y Zooey y después Levantad...
Los dos (o los tres si se quiere) me parecen buenísimos.
Por cierto, este libro me lo dejé olvidado en un tren nada más terminar de leerlo. Espero que cayera en manos de alguien que lo disfrutara tanto como yo.

Anónimo dijo...

Uno de los libros más importantes de mi vida. Seymour: una introducción me dejó huella tras ser leído.

Anónimo dijo...

El último de sus libros publicados, Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción (1963), recibió una críticas terribles. Recuerdo haberlo leído en mi juventud y experimentar una enorme decepción que no era capaz de expresar con palabras. Fue Norman Mailer en julio de ese mismo año quien crucificó definitivamente a Salinger en un artículo para la revista Esquire: “El segundo relato, titulado «Seymour: una introducción», debe de ser el texto en prosa más descuidado que ha publicado jamás un escritor americano importante.”

De Aula de Filosofía.


Me confundí de entrada. Lo lublico aqui. Que opinan?

Anónimo dijo...

Me encontré este libro olvidado en un tren. Lo disfruté muchísimo. Lo volví a dejar en otro tren para que alguien lo disfrute tanto como yo.

Enrique ARIAS dijo...

Estoy en pleno acuerdo, una obra maestra, bueno todo Salinger me ha cambiado mi modo de leer literatura.