miércoles, 14 de noviembre de 2012

Amos Oz: Una pantera en el sótano

Título original: Panter va-martef
Idioma original: Hebreo
Fecha de publicación: 1995
Valoración: recomendable

Más efectos colaterales del último Nobel: el tesón de muchos en defender la candidatura de Amos Oz, que me inunda de curiosidad por su obra y me empuja a buscar sus referencias. Del resto se encarga la casualidad, que es la que hace que Una pantera en el sótano sea la novela elegida. En cualquier caso, si un escritor merece tal aclamación, cualquiera de sus libros debería ser válido para la iniciación.

Libros narrados por niños. Debo reconocer que sufrí una mala experiencia con el último que leí (un, lo siento, muy aburrido El niño perdido de Thomas Wolfe) y que, como consecuencia, uno a veces toma cierta predisposición. O llamémosle prejuicio. Que si una narrativa algo ingenua, que si un punto de vista algo forzado, que si ciertos temas escabrosos propios de adultos quedan, en principio, salvo sorpresa, descartados. Afortunadamente, Amos Oz me contradice, para empezar, porque el narrador es un adulto que recuerda, tan detallada y vívidamente que parece que estén en el presente, episodios de la niñez. Esta condición no está presente de una manera constante; son detalles concretos y aislados las menciones más cercanas al presente del narrador, los que nos van recordando que los hechos ya cuentan con el tamiz de la perspectiva de un adulto. Bravo por Oz, que sabe conservar cierto sentido de la inocencia sin rozar la cursilería.

La acción se ubica en el último tramo del Mandato de Palestina por los ingleses, en 1947. Previo a la creación del estado de Israel, los judíos establecidos, muchos de ellos huyendo del holocausto, tienen un enemigo que ahora nos parece algo inusual. Son los ingleses los que detentan ese Mandato en el período que va de 1917 a 1948, como consecuencia de la derrota del imperio otomano. En medio de una población sujeta al toque de queda, un niño judío de 12 años, pre-adolescente, ha organizado, en medio del conflicto que acabaría con la próxima liberación del territorio, un grupo a medias con otros dos amigos, entre el juego y el escarceo bélico, que se dedica a recoger información para facilitarla a los judíos miembros de la resistencia. Una comunidad cohesionada, consciente de que vienen de un enemigo alemán, y de que su enemigo inglés dará paso rápidamente a un multi-enemigo árabe. En cualquier caso, atemorizados por las patrullas y los registros, los habitantes tienen desplegada una extensa red solidaria de resistencia al invasor, y Profi, que es el nombre del niño, y sus dos amigos, participan en juegos en esa red, en lo que es una especie de fantasía infantil que pretende interactuar con la realidad. Profi, quebrantando el toque de queda, es interceptado por un soldado inglés del área administrativa, el cual, interesado en el idioma y la cultura hebrea, propone al niño, como pacto para dejarlo ir, un intercambio de clases de idiomas. El niño lo enfoca como la posibilidad de obtener información del enemigo y pasarla a su organización, pero sus compañeros desconfían de la relación y pasan a considerarlo un traidor.
Esta situación es usada como pretexto por el autor tanto para hablar de la situación del pueblo judío a dos años del final de la II Guerra Mundial, como para situar esa sociedad ante el advenimiento de la proclamación del estado de Israel. El sentir del pueblo judío a través de las opiniones de los miembros de la familia va manifestándose a lo largo del libro.
Excelente estilo el de Oz, al que creo que la traducción debe ser fiel, pues el espíritu poético mantenido en castellano es muy logrado. Un magnífico pasaje comparando el contenido de la biblioteca paterna a un ejército me resulta muy destacable. Y las sensaciones desasosegantes de ocupación, de soldados patrullando y practicando registros, muy fielmente descritas. Lástima que sepamos, desde el momento en que notamos al narrador en flash-back, que cierto desenlace trágico queda descartado. Seguro que la intención del autor no era componer un thriller en modo alguno, pero uno se queda, al final, con cierta sensación de que la historia y la trama podrían haber dado algo más de sí.

Otras obras de Amos Oz en Un libro al día: Una historia de amor y oscuridadDe repente en lo profundo del bosque

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