Título original: L'heure grise et autres pièces
Traducción: José Ovejero
Año de publicación: 1998
Valoración: recomendable
Que afirme con rotundidad que Agota Kristof es una de mis autoras favoritas, creo que es algo que no debe sorprender al lector asiduo del blog, pues he(mos) reseñado todo lo que se había publicado hasta la fecha de la escritora húngara: biografía, cuentos, novela… Pero faltaba el teatro, no traducido hasta ahora al español (aunque sí hice un avance de un par de obras traducidas al catalán, «John y Joe» y «La última hora»). Y es una gran noticia, que debemos agradecer enormemente a la editorial Sitara, que una editorial se haya lanzado a la aventura de publicar las obras de teatro de Kristof, pues son de gran interés y permitirán al lector conocer con más profundidad a una autora de la que, básicamente, se conoce su principal obra: la trilogía de «Claus y Lucas».
En este volumen se incluyen cuatro de las obras de la autora. Además de las ya mencionadas (y reseñadas) «John y Joe» (1972) y «La última hora» (1975), se incluyen «La llave del ascensor» (1977) y «Pasa una rata» (1972), muy diferentes entre ellas en cuanto al argumento y la temática que abordan:
La llave del ascensor
Esta breve pieza teatral, la narración se inicia con el relato de la historia de una mujer que, alojada en una torre, contempla eternamente la llanura esperando la vuelta del joven amado. Esta historia es narrada por la protagonista del relato, una mujer encerrada en una habitación. Desde allí sólo divisa la llanura que se vislumbra desde las alturas de la casa en la que vive, aislada del resto del mundo y de cualquier población o vivienda. Su día a día consiste, principalmente, en esperar la vuelta del marido una vez termine su jornada laboral.
Sin explicar más del argumento, pues destriparía el desarrollo de la historia, está pieza trata sobre la ilusión y el deseo, sobre la correspondencia amorosa y la interpretación de la misma, sobre el dominio y el sometimiento de las voluntades y lo que hacemos por amor, o por autoengaño.
Y es una interesante metáfora acerca de que, muchas veces, aquello de lo nos quejamos o criticamos ha sido provocado, en gran parte, por nosotros mismos, aunque siempre es más fácil culpar a los demás de las desgracias de uno.
Pasa una rata
En esta pieza teatral, Kristof establece un juego de espejos en dos escenarios donde transcurre la acción de manera alterna. Manteniéndose fiel al teatro con pocos personajes y simplicidad escénica, la fuerza de la obra reside en la carga ideológica que transmite, aunque cabe destacar la interesante puesta en escena que plantea y el baile de personajes que aparecen.
En este caso, y sin entrar en detalles sobre lo que acontece, la obra transmite la dificultad de luchar por los ideales y como estos se conservan a lo largo del tiempo. Es interesante también ver la dualidad e los papeles entre ambos escenarios y el desarrollo final de la acción, pues como en toda obra de Kristof, deja lugar a interesantes planteamientos sobre quiénes somos y la importancia que damos a nuestros valores e ideales.
Si tenemos en cuenta la calidad de ambas piezas, así como también las dos obras ya reseñadas anteriormente, este libro es interesante por lo que plantea en cada una de sus obras, pues tratan sobre la condición humana y platean profundas cuestiones morales que nos interpelan y provocan que nos autocuestionemos, así como ponen de manifiesto relieve que la soledad está muy cerca de nosotros, que las personas somos seres solitarios que, de una forma u otra, debemos buscar nuestro propio camino en una vida nada fácil, por las circunstancias, o por nuestra condición humana. Esta es la principal fuerza de la obra de Kristof, someternos a nuestras inquietudes y dudas internas, y reflexionar, a partir de ella, sobre nosotros mismos.
En este volumen se incluyen cuatro de las obras de la autora. Además de las ya mencionadas (y reseñadas) «John y Joe» (1972) y «La última hora» (1975), se incluyen «La llave del ascensor» (1977) y «Pasa una rata» (1972), muy diferentes entre ellas en cuanto al argumento y la temática que abordan:
La llave del ascensor
Esta breve pieza teatral, la narración se inicia con el relato de la historia de una mujer que, alojada en una torre, contempla eternamente la llanura esperando la vuelta del joven amado. Esta historia es narrada por la protagonista del relato, una mujer encerrada en una habitación. Desde allí sólo divisa la llanura que se vislumbra desde las alturas de la casa en la que vive, aislada del resto del mundo y de cualquier población o vivienda. Su día a día consiste, principalmente, en esperar la vuelta del marido una vez termine su jornada laboral.
Sin explicar más del argumento, pues destriparía el desarrollo de la historia, está pieza trata sobre la ilusión y el deseo, sobre la correspondencia amorosa y la interpretación de la misma, sobre el dominio y el sometimiento de las voluntades y lo que hacemos por amor, o por autoengaño.
Y es una interesante metáfora acerca de que, muchas veces, aquello de lo nos quejamos o criticamos ha sido provocado, en gran parte, por nosotros mismos, aunque siempre es más fácil culpar a los demás de las desgracias de uno.
Pasa una rata
En esta pieza teatral, Kristof establece un juego de espejos en dos escenarios donde transcurre la acción de manera alterna. Manteniéndose fiel al teatro con pocos personajes y simplicidad escénica, la fuerza de la obra reside en la carga ideológica que transmite, aunque cabe destacar la interesante puesta en escena que plantea y el baile de personajes que aparecen.
En este caso, y sin entrar en detalles sobre lo que acontece, la obra transmite la dificultad de luchar por los ideales y como estos se conservan a lo largo del tiempo. Es interesante también ver la dualidad e los papeles entre ambos escenarios y el desarrollo final de la acción, pues como en toda obra de Kristof, deja lugar a interesantes planteamientos sobre quiénes somos y la importancia que damos a nuestros valores e ideales.
Si tenemos en cuenta la calidad de ambas piezas, así como también las dos obras ya reseñadas anteriormente, este libro es interesante por lo que plantea en cada una de sus obras, pues tratan sobre la condición humana y platean profundas cuestiones morales que nos interpelan y provocan que nos autocuestionemos, así como ponen de manifiesto relieve que la soledad está muy cerca de nosotros, que las personas somos seres solitarios que, de una forma u otra, debemos buscar nuestro propio camino en una vida nada fácil, por las circunstancias, o por nuestra condición humana. Esta es la principal fuerza de la obra de Kristof, someternos a nuestras inquietudes y dudas internas, y reflexionar, a partir de ella, sobre nosotros mismos.
También de Agota Kristof en ULAD: La analfabeta, Ayer, Claus y Lucas, El gran cuaderno, No importa, John y Joe, La hora gris o el último cliente, El monstruo y otras obras, ¿Dónde estás, Mathias?
4 comentarios:
Hola, Marc:
Claus y Lucas me impactó tanto que tuve pesadillas. Leí la trilogía y la primera parte, tan genial pero durísima, la leí en estado de shock; sólo he llegado a sentirme así con Teresa Raquin, de Zola. Me sentía allí, mirando por el agujero del techo a esos dos pobres niños, y me preguntaba: ¿cómo lo hace?, ¿ dónde reside la diferencia que le hace a esto un portento?
Han pasado unos años y me gustaría retomar su lectura; apelo a tu paciencia para que me aconsejes por dónde seguir.
Gracias
Hola, Lupita.
Te entiendo perfectamente, Claus y Lucas es un libro del que uno no se recupera fácilmente (si es que llega a hacerlo alguna vez).
Para seguir con la autora, te recomendaría dos libros diferentes, para que elijas uno u otro según tus preferencias: puedes leer su autobiografía “La analfabeta”, libro muy corto pero perfectamente escrito donde la autora transmite la dureza de quien se ve obligado a marcharse de su tierra, pero a su vez contiene la belleza de quien ama escribir y se siente con la necesidad de hacerlo.
Si prefieres otra novela, corta también, puedes leer “Ayer”, un retrato duro y triste que encaja perfectamente en el estilo al que nos tiene acostumbrados la autora.
Puedes leer ambas reseñas en ULAD, para hacerte una mejor idea.
Saludos, y ya nos contarás por cual te decides.
Y gracias por tus comentarios, tan habituales y que agradecemos enormemente.
Marc
Adoro a Kristof, desde que leí la trilogía y me superó en todos los sentidos. Y luego La Analfabeta y el libro de cuentos No Importa, ambos me dejaron muy perturbado. Es de las pocas que al leer las primeras líneas se reconoce quién es.
Tengo pendiente Ayer, no logro conseguirla. Por lo demás me alegro que la estén rescatando, a veces pienso que los escritores tienen que hacer la gran bukowski, mencionar a uno (como Fante) y que éste se empiece a editar rápidamente.
Hola, Félix.
Ciertamente, “Ayer” es difícil de conseguir (a mí me costó lo suyo). A ver si vuelven a reeditarlo y, si no, siempre puedes buscar en alguna biblioteca (si es que no lo has hecho ya) a ver si hay suerte.
Espero que sigan editando a Kristof, y reediten sus libros, pues creo que no se le ha hecho el caso que merece.
Saludos, suerte, y gracias por comentar.
Marc
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