sábado, 6 de enero de 2018

Mary W. Shelley: Frankenstein o el moderno Prometeo

Idioma original: inglés
Título original: Frankenstein or The Modern Prometheus
Año de publicación: 1818
Traducción: Francisco Torres Oliver
Valoración: imprescindible

La historia de la gestación de esta novela quizás sea tan conocida -o casi- como su argumento: en junio de 1816, "el año sin verano", se hallaban pasando una temporada en la Villa Diodati, junto al lago Ginebra, el poeta Lord Byron, su amigo y también poeta Percy Shelley, el médico de Byron, John Polidori, la pareja sentimental de Shelley, Mary Wollstonecraft Godwin -aún- y la hermanastra de ésta, Claire Clairmont. Dificultados de solazarse al aire libre por culpa del mal tiempo, para entretenerse, en vez de jugar al strip-poker, como hubiese hecho cualquiera, se les ocurrió la idea de retarse a escribir relatos de terror... Sí, ya sé, menudo fiestón, pero no olvidemos que eran románticos, después de todo... Al parecer, tan sólo el doctor Polidori acabó un relato, titulado El vampiro, el primero sobre esta clase de criaturas -si bien ya habían estado de moda durante buena parte del siglo XVIII-; Mary, por su parte, sólo concibió el germen de lo que luego sería su famosa novela, pero era una idea que iba más allá, la concepción de un personaje absolutamente original, un nuevo arquetipo: un monstruo creado por un científico iluminado a partir de trozos de cadáveres humanos y animado gracias a la energía eléctrica (recordemos que en aquella época los experimentos al respecto de Galvani y Erasmus Darwin eran lo más de lo más). Había nacido el monstruo de Frankenstein.

¿Quién no lo conoce, a estas alturas? Por supuesto, no me refiero a quién no ha leído la novela, sino a que ya cualquier persona de este mundo, o casi, conoce la imagen y el nombre de tal personaje, un auténtico icono no sólo del género de terror, sino de la cultura popular contemporánea, recurrente no ya en la literatura o, sobre todo, el cine, sino el los dibujos animados, la publicidad, las camisetas con estampado jocoso o los disfraces de Halloween y Carnaval... Sin embargo, y aquí sigue la objeción que a todo pedante le gusta (nos gusta) soltar alguna vez, Frankenstein no es el nombre del monstruo, sino del tipo que lo creó: el doctor Victor Frankenstein. Algo que en la novela original queda claro desde el propio título: lo de "el moderno Prometeo" no puede referirse a la criatura creada, sino a su creador, quien desafía las leyes de la Naturaleza, al igual que aquel tipo antiguo, Prometeo, desafió a los dioses al entregar el fuego a los hombres (y fue castigado por ello, pues dio comienzo al conocimiento humano). El doctor Frankenstein lo que hace es trastocar el implacable designio de la Muerte  (vaya frasecita me ha salido, ¿eh?) y en aras de la ciencia o de su propia soberbia, cambiar las reglas que la naturaleza o la divinidad que a cada cual guste más nos han impuesto. Todo un rebelde sin causa, el amigo Víctor. Un malote. Mucho.

Claro que la fama de malote se la lleva, injustamente, el pobre monstruo, que, como comentaba alguien en twitter, es un tipo bueno, vegano y sentimental. Pero con un mal envase, por desgracia, lo que provoca el rechazo generalizado de quien se lo encuentra y, como todo adolescente que se precie, de sí mismo. Porque eso es lo que es el bueno de Frankie (me refiero al monstruo): un adolescente zangolotino con los pies grandes, la ropa pequeña y acné en la cara... bueno, en su caso, tornillería, pero ya se entiende. Hasta -atención, que va un SPOILERAZO- le reprocha a su "padre" el haberle creado, como cualquier teenager, se escapa de casa, etc... vaya, que sólo le falta hacer botellón y pasarse la vida amorrado al móvil... ("¡Maldito creador! ¿Por qué me hiciste vivir?¿Por qué no perdí en aquel momento la llama de la existencia que tan imprudentemente encendiste?", dice el mozuelo).

Aunque miremos con un poco más de perspectiva: en realidad, esta "criatura", como se le llama en la novela, somos todos nosotros, arrojados sin haberlo pedido a un mundo frío e inclemente, donde se nos juzgará sin piedad por lo que parecemos y no por lo que somos y habremos de soportar ese infierno que son los otros, que dijo aquél, desde la guardería hasta la residencia de ancianos, pasando por incontables e interminables cenas navideñas. Y también, claro está, la Humanidad somos su creador, Victor Frankenstein, pues al igual que él nos lanzamos, cual monos con metralletas, a generar cualquier engendro, ya sea artefacto, idea o sistema, que nuestro intelecto y el saber acumulado nos permitan, sin prever ni preocuarnos de las consecuencias que ello pueda generar. Somos víctimas de la crueldad de los dioses, sí, pero también diosecillos malcriados.

Este mes de enero del 2018 se cumple, precisamente, el 200 aniversario de la publicación de esta gran novela. Parece una estupenda ocasión para que salga el notas de turno a tratar de llamar la atención diciendo, como ya ha ocurrido con la pobre Moby Dick (y encima ni siquiera ha sido el primero), que aunque sea un clásico, es un tostonazo que no hace falta leer (!). Pues no, señoras y señores, niñas y niños: ¡HAY QUE LEER FRANKENSTEIN, CARALLO!

Venga, hacedme caso. O si no, a él:



11 comentarios:

Oriol dijo...

Felicidades por el humor que destila la reseña, Juan: ¡me ha encantado!

Ciertamente, esta novela es un imprescindible como una casa. Yo tuve la desgracia de leerla por primera vez con una traducción un poco malograda (lo mismo me sucedió con Drácula), pero aún y así, me encantó.

Un fuerte abrazo.

zUmO dE pOeSíA (emilia, aitor y cía.) dijo...

Se dice que un relato fantástico debe introducir sólo un elemento atípico o extravagante, y todo el resto debe ser real, normal, verosímil. Es lo que sucede con Frankesnstein: sólo el monstruo es fantasioso: los demás personajes reaccionan con normalidad y naturalidad, como cualquiera lo haría ante una situación así de estrambótica. También pasa con Drácula (sólo el vampiro es disruptivo, los demás son corrientes). Lo mismo podría decirse de La Metamorfosis (sólo Gregorio Samsa es raro o increíble). E incluso del Quijote (sólo Alonso Quijano enloquece, los demás personajes son planos, verosímiles y normales). Ésta es quizá la clave del relato fantástico exitoso.

Sol Elarien dijo...

Quizá lo de menos sea la historia, recuerdo que las reflexiones sobre la humanidad en boca del monstruo me parecieron magníficas.
¡Felices Reyes!

irati dijo...

Pues esta vez sí, tomaré nota de tu recomendación/orden y leeré Frankenstein. Me lo propuse hace años, después de ver Remando al viento, aquella peli maravillosa (la peli y la música!) que me ha recordado el comienzo de tu reseña. Así que gracias por refrescarme la memoria y las ganas de leer la novela :)

Marcela dijo...

Hola Juan. Tratar un tema tan conocido como es Frankenstein y tú plasmarlo de ésta manera tan jovial, fresca y entretenida, definitivamente se necesita tu experiencia con la pluma.
Felicidades Juan.

Interlunio dijo...

Sin duda es un gran libro, en su tiempo, me encantó. No me pasó igual con Moby Dick, con la cual no llegué a comprender su trascendencia. Pero ya que mencionas la novela de la ballena, en lo que sí puedo compararla con Frankenstein, desde mi torpe opinión, es que en ambos libros el personaje terrible, maligno, a temer, no es el monstruo en sí, lo son el dr. en el caso este y lo es el capitán en el caso de la de Melville.

Antes, Zumo de poesía hablaba sobre las claves para que un relato fantástico funcione. No le voy a llevar la contraria, soy muy ignorante sobre técnicas y sobre casi todo, pero por mi experiencia, por lo que he leído o visto y me ha gustado, yo creo que el éxito de la literatura o el cine fantástico está en usar seres o lugares irreales para hablar de nosotros mismos. El dr. Frankenstein, el capitán del ballenero, todos los personajes de Poe, aquellos científicos en la base sumergida en "La esfera", el clon en "the moon"... todas historias fantásticas que no hacen más que hablar de nuestra psicología. El lobo que da miedo es el que está detrás de la puerta. Al menos, desde mi punto de vista.
En fin, la reseña muy divertida y el libro una genialidad.

Saludos.

Ignatius Reilly dijo...

¿Podría Drácula
en el monstruo de Fránkenstein
hincar sus dientes?

Carlos Andia dijo...

Podría, a no ser
que fuese demasiado correosa
la carne del monstruo.
Porque sangre humana
se supone que posee.

Oriol dijo...

Quizás la vieja película Drácula vs Frankenstein arroje algo de luz a este misterioso enigma...

Lupita dijo...

Hola: es un gran libro, me gustó muchísimo, y me han dado ganas de volverlo a leer. En cuanto a esas dudas tan difíciles..mi mente tiende más a irse por los cerros de Úbeda que a hacerse cuestiones de calado filosófico. ¿La carne de Frankenstein es apetecible? ¿Sabe mejor que un zombie? ¿Huele su sobaco mejor que el de un hombre lobo? Y la gran pregunta: ¿Harry Potter vencería a Drácula y Frankenstein juntos?
Bah qué lio

Juan G. B. dijo...

Hola a todos y ante todo, perdón por el retraso al contestar, que parece que se ha acumulado la faena... a ver si no me olvido de nadie:
Compañero Oriol, hay muchas ediciones y traducciones de esta obra disponibles, como es lógico, así que se puede tener mala suerte con la que te toque, claro... Yo he puesto aquí la que publica Alianza Editorial, pero me consta que hay una de no hace mucho tiempo de José C. Vales en Austral que debe estar bastante bien.
Zumo e Interlunio: me parece muy interesante lo que comentáis. Creo que ambas observaciones están en lo cierto, porque una condición no excluye a la otra. Gracias por vuestras aportaciones: prometo fijarme más a partir de ahora cuando lea literatura fantástica.
Sol: a mí también las observaciones del "monstruo" fue también, quizás lo que más me llamó la atención de la historia , en su momento.
Irati: creo que es uno de esos clásicos que todos conocemos sin leer, pero que debemos leer para conocer mejor. En cuanto a la película, la ví hace muchos años. Creo que es una de las primeras, si no la primera, en la que aparecía Hugh Grant, aunque luego su carrera haya ido por otros derroteros.
Irati: creo que éste es uno de esos clásicos que todos conocemos sin leer, pero que debemos leer para conocer mejor. En cuanto a la película, la ví hace muchos años. Creo que es una de las primeras, si no la primera, en la que aparecía Hugh Grant, aunque luego su carrera haya ido por otros derroteros.
En cuanto al interesante debate sobre si Drácula mordería al monstruo de Frankenstein... supongo que técnicamente sería posible, aunque supongo que cualquier vampiro y sobre todo uno de gustos tan exquisitos como el famoso conde hay otros más pedestres que se dedican sobre todo a devorar cadáveres, creo), preferiría otras víctimas más apetecibles. Aunque, claro, como reza el dicho, en tiempo de guerra...ya se sabe...
Lo de Harry Potter es más peliagudo de dilucidar, (aunque llevo unos años que me estoy graduando de potterhead, como quien dice). En todo caso, querida Lupita, no sé si Harry podría con ellos, pero de lo que estoy seguro es de que Hermione, por supuesto que sí ;)
Un nuevo saludo a todo el mundo y muchas gracias por pasaros por aquí a comentar.