lunes, 20 de noviembre de 2017

Zygmunt Bauman: Tiempos líquidos. Vivir en un tiempo de incertidumbre


Idioma original: Inglés 
Título original: Liquid times. Living in an age of uncertainty
Traductor: Raül Garrigasait (al catalán)
Año de publicación: 2007
Valoración: Recomendable (o algo más) 

 Zygmunt Bauman es un prestigioso sociólogo conocido por acuñar el término de la “modernidad líquida”, cuyas ideas, versátiles y con pretensiones generalistas, han influenciado a muchas otras disciplinas. Él mismo ha hecho incursiones en varios campos, con más o menos éxito (por ejemplo, cuando su discurso aborda el amor o el arte, me parece algo pobre y desinformado). Tiempos líquidos es un libro en que Bauman está en su terreno, la sociología, aunque también se desvíe hacia la economía, la política... Los ejemplos que da para justificar sus aseveraciones se me antojan menos forzados y autojustificatorios que los que presenta, por ejemplo, hablando de arte contemporáneo. 

 Básicamente, en Tiempos Líquidos, este pensador reflexiona sobre una modernidad (líquida) en la que, al contrario que antaño (cuando era sólida), es imposible que nada cale; instituciones, modas, identidades, relaciones, todo es efímero. Eso engendra a un individuo perdido, sin marcos de referencia a largo plazo, condenado a seguirle el juego a un presente que cambia de reglas constantemente. 

 Quizás un defecto que veo al libro es que el autor es bastante comedido. Se limita a exponer una situación (situación que muchos otros ya habían predicado antes que él, todo sea dicho) a la que no propone soluciones, ya que, según Bauman, eso sería precipitado y hasta contraproducente. También me disgusta que en ocasiones se le ve poco dispuesto a emitir juicios de valores sobre los temas que trata, lo cual puede parecer un acierto, un tanteo hacia la objetividad ensayística, si es que eso existe realmente, pero cuando debe enfrentarse a cuestiones de la envergadura de la paulatina pérdida de poder del Estado a favor de los caprichos del mercado global, el desgaste de las iniciativas colectivas o los refugiados, esa tibieza se me antoja algo frustrante.  

 Tiempos líquidos, en resumen, indaga en las consecuencias del paradigma actual y las repercusiones que estas puedan tener en las personas de a pie. Y pese a los aspectos negativos que he mencionado, me parece que Bauman cumple con su intención de informar. De hecho, tiene una facilidad pasmosa para ejemplificar lo que dice con metáforas de lo más ilustrativas. Encima, el libro es breve y no muy difícil de leer, algo que los flojos de mollera como yo agradecemos sobremanera en un ensayo.


También de Bauman en ULAD: La ambivalencia de la modernidad y otras conversacionesModernidad líquida

6 comentarios:

Interlunio dijo...

Muy interesante la entrada. Felicitaciones.

Nunca he leído una obra de este autor, aunque sí he oído bastante sobre su concepto de modernidad líquida.
Pienso, que los defectos que ves en la obra, Oriol, no son fortuitos. Como bien dices, es muy posible que el autor se abstuviera de proponer soluciones para que el efecto de su obra no se volviera contraproducente, o no mostrarse premeditado. Me explico: Los problemas que Bauman plantea son pertenecientes a lo que en ciencias ambientales (y supongo que en la nueva sociología) llamamos "wicked problems"; problemas retorcidos que son una de las principales características de la tardía modernidad, como este autor, o Beck, entre otros, llaman.
Una de las principales características de este tipo de problemas está en que el concepto de solución, tal como le conocemos, no le es aplicable. Que una solución trae un nuevo problema retorcido, que no permiten ensayos o errores en la aplicación de esas soluciones, que sus posibles soluciones no cuentan con pruebas que las avalen, etc.
Estas y varias características más, son los motivos que hacen que este autor y otros, se limiten a presentar pronósticos, y no proponer soluciones que pueden restar valor a su obra. (Aunque es admirable que, como en tu caso, nuestra inquietud busque algo más que pronósticos). (Lastima que somos minoría y, las mayorías no solo no buscan soluciones, también quieren desconocer los problemas). Nos queda el consuelo de que el propio planteamiento de un wicked problem en sí, es en parte su solución, eso da valor a este tipo de obras.

No recuerdo dónde lo leí, pero ante los problemas sociales y ecológicos que barajamos hoy, el concepto de solución es más acertado si lo tomamos desde su significado químico: La disolución de una sustancia en otra, que si lo tomamos como la capacidad de resolver un problema.

Lamento colaborar a la frustración. Es moneda de cada día en lo que hago.
Pero bueno. También hay pequeños espacios para la esperanza.
Sobre uno de los problemas que tú mencionas y que el autor no emite juicio, la pérdida de poder de los estados contra el mercado global, yo recomiendo la lectura de "el gobierno de los comunes", de la Nobel en economía, Elinor Ostrom, obra fundamental donde investiga y analiza formas de gobernar existentes y, lo más importante, alternativas a darle todo el poder al mercado o al Leviathan.
Y sobre la búsqueda de soluciones, aunque me temo que no está traducido al español, el ensayo "solving for pattern" (solución por patrones o resolvamos x), de Wendell Berry.

Claro, que las teorías que plantean estos autores, al igual que el decrecimiento de Latouche, implicarian un cambio impresionante en nuestro modo de concebir las cosas y organizarnos.
Pero bueno. "la utopía sirve para caminar" dijo uno.
La obra de Bauman que traes, pienso, es una de las que muestran la necesidad de esas utopías.

Perdón por la extensión.
Gracias y un saludo.

Oriol dijo...

Gracias por el comentario, Interlunio.

En arte veo que también suceden cosas parecidas: wicked problems para dar y tomar. Eso sí, algunos buscados por intelectuales y artistas provocadores. Ciertamente la postmodernidad (ciñámonos a este término, aunque muchos lo discutan) propicia este tipo de problemáticas.

Gracias por el ejemplo de Elinor Ostrom. Me miraré el libro del que hablas si tengo un momento, aunque la economía me repele mucho. ¡Estoy dándola en el Máster y la verdad es que no puedo con ella!

Oriol

Manuel Benet Navarro dijo...

Tengo pendiente "Amor líquido" desde tiempos inmemoriales.

Me llama la atención, aunque no venga al caso, el uso de "es", dado que como persona técnicamente Baumann ya no es, sino "era". Asumiendo que sabemos que Baumann falleció hace meses, ¿en qué momento se pasa de decir que "Baumann es un prestigioso sociólogo" a "fue" o "era"? ¿Mientras las ideas sigan vigentes? Abro debate (y lo cierro ipso facto). Perdón por la tontería semántica.

Sir Robin dijo...

Como Manuel, tengo pendiente su otro título del Señor Baugman, y no por su excesivo volumen ; ). Buena reseña, y fantástico comentario, addenda o lo que queramos llamarlo. Me apunto el libro la Nobel que recomienda Interlunio. Saludos a todos.

Anónimo dijo...

La persona que dijo que la "la utopía sirve para caminar" fue el directo argentino FERNANDO BIRRI en una conferencia en CARTAGENA DE INDIAS,con su amigo EDUARDO GALEANO. La respuesta completa fue la siguiente:
La utopía está en el horizonte y yo sé muy bien que nunca la alcanzaré. Si yo camino diez pasos, ella se alejará diez pasos. Cuanto más la busque,menos la encontraré porque ella se va alejando a medida que yo me acerco.Entonces,¿para qué sirve la utopía?. La utopía sirve para caminar.

UBQ dijo...

Querido Anonimo:
Tendremos que ser cautos; no faltará quien diga que la zanahoria colgada del palo tiene la misma utilidad.